Josep Lluís Alay (Barcelona, 1966) es doctor en Física por la Katholieke Universiteit Leuven, doctor en Historia Contemporánea por la UB y licenciado en Filología Semítica. Es evidente que el doctor Alay defiende la transversalidad en el conocimiento. Lo demuestra con su tesis doctoral sobre la primera capa atómica de los materiales que se utilizan en microelectrónica que combinó con una tesina en que, a partir del análisis de los pigmentos que decoran la cerámica celtíbera, reconstruye las rutas comerciales que recorrían. Pero Alay no ha conseguido su actual proyección mediática por la magnitud del currículum, sino a partir del momento en que se supo que era una de las personas que acompañaban a Carles Puigdemont cuando fue detenido en Alemania, volviendo de Finlandia. Fue entonces cuando el personaje despertó una curiosidad que no hizo más que crecer con su propia detención y con la constatación de que forma parte del núcleo de máxima confianza tanto del president, Quim Torra, como de Puigdemont, cuya oficina de expresident dirige.

entrevista josep luzcas alay - Carles Palacio

Cuando se habla de usted, una de las cosas que se destaca es que habla muchas lenguas…
Las hay que las hablo, que las leo, que las escribo… en diferentes grados. La diversidad de la humanidad se traslada a través de diferentes culturas, y estas se expresan a través de diferentes creencias religiosas, formas de expresar el arte… y, sobre todo, a través de diferentes lenguas. Cuantas más lenguas hablas, mejor para entenderte con el resto del mundo.

De hecho, hay lenguas que las domina porque ha vivido en diferentes países…
De las lenguas que puedo conocer o hablar hay algunas que están muertas, pero la mayoría están vivas y las he podido poner en práctica viviendo y trabajando. Forma parte de mi manera de pensar, el poder pisar terreno diferente al nuestro. Eso me llevó a marcharse de mi casa cuando acabé la carrera para ir a Flandes. Después del inglés y el alemán, la razón por la cual en mi biografía figura el holandés –con acento flamenco– es porque durante cinco años viví en Flandes. Trabajé y presenté mi tesis doctoral, una parte en neerlandés.

¿De Lovaina a dónde fue?
Tenía diferentes posibilidades. Pero un científico japonés de la Universidad de Hiroshima me propuso ir unos años a Japón a trabajar en su laboratorio. Fui dos años como profesor invitado.

Y habla japonés…
Lo estudié y lo hablo.

¿Correcto?
Nunca hablas correctamente una lengua tan complicada como esta.

¿Y de Japón?
Volví a Catalunya. Seguí trabajando en la Universidad de Barcelona como físico, en el análisis de superficies. Pero después de haber estado en Japón, estudiando tibetano y filosofía india en la Universidad de Hiroshima, realicé la licenciatura en Filología Semítica, básicamente hebreo, árabe y siriaco. Cuando acabé, preparé el doctorado en Historia. A partir de aquí doy clases en la UB. Primero, de historia del Tíbet y Mongolia, y ahora, de historia de Asia.

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Pero el salto a la primera página de los diarios lo da el día que acompaña a Carles Puigdemont dentro del coche en el que lo detienen en Alemania. ¿Por qué iba en aquel vehículo?
Me puse a trabajar –a nivel personal, porque trabajo tenía otro– por la causa de los exiliados y presos, y la mejor manera era dando apoyo al president y los exiliados en este periodo en que tenían que residir fuera del país. Puigdemont, que es una persona inquieta, quería explicar la situación en otros lugares de Europa, y empezamos a recibir invitaciones de parlamentos, como el danés y el finlandés, para que el president fuera a explicar la grave situación de vulneraciones del derechos civiles, libertad expresión y derechos humanos, que se estaba produciendo en Catalunya. Es entonces que yo ayudé tanto como pude, sobre todo en estos traslados y visitas a capitales como Copenhague o Helsinki.

Siempre con la sombra de la euroorden
Conocíamos perfectamente el riesgo que había. Los anuncios de visitas se producían siempre a muy corto plazo para evitar que el Gobierno intentara boicotearlas, que hiciera presión a los gobiernos respectivos, en las universidades, a quien fuera, a fin de que no recibieran, no escucharan, no se reunieran nunca con el enemigo público número uno que era Puigdemont.

¿Cómo podían evitar este control?
Siempre intentamos, y eso lo teníamos que negociar con los anfitriones, que los anuncios de las conferencias se hicieran con muy poco margen de tiempo. En la universidad de Copenhague me decían que si lo anunciaban con 5 o 6 días no vendría nadie, que hacía falta 15 días. La conferencia era un lunes, se anunció el viernes, y la sala estaba que no cabía ni un alfiler, con gente fuera, gente joven y muchos daneses.

Puigdemont atrae la atención y la admiración de una gran parte de la opinión pública europea

¿Por qué este interés?
Es una constante. Sea Copenhague, sea Hamburgo, Berlín, Ginebra… El president Puigdemont atrae la atención, y diría la admiración, de una gran parte de la opinión pública europea, que le ve como una persona que de alguna forma ha dejado todas las comodidades de lo que podía ser un mandato político tranquilo, de estilo europeo y, perseguido por un gobierno de la UE y la justicia de ese Estado, se dedica a explicar una grave situación de vulneración de los derechos humanos que se está produciendo dentro de la UE.

La izquierda alternativa europea tiene a Puigdemont como un referente en la lucha por la libertad, que no lo veo tanto aquí

¿En qué sectores atrae la atención?
Tanto para gente ideológicamente de derechas como de extrema izquierda. La izquierda alternativa europea tiene al president Puigdemont como un referente en la lucha por la libertad y por la democracia, que no lo veo tanto aquí, desgraciadamente. El apoyo de Die Linke ha sido absoluto y total en Alemania. Por ideología seguramente Puigdemont no coincide con algunos de los planteamientos programáticos de Die Linke, ni Die Linke con Puigdemont. Pero los matices ideológicos pasan por encima de una cuestión fundamental, que explica la Europa de hoy en día, como el respeto a la libertad y la democracia, que es lo que se ha vulnerado en España. Y eso lo ven clarísimo en Alemania, Finlandia, Dinamarca, Bélgica, Inglaterra, Escocia, Irlanda… Por eso nos movemos y vamos explicando lo que ocurre aquí.

¿Y a partir de ahora que ha vuelto a Waterloo?
El president tenía muchas invitaciones. Algunas oficiales. Y hay diferentes países y ciudades que lo habían invitado a nivel más privado, en encuentros políticos. Él mismo ha afirmado que en un país como Alemania, se ha visto con todo el espectro político. Algunas reuniones discretas y otras públicas. Eso ha pasado en todos los países que ha visitado. Confío en que a partir de ahora, con la caída de la segunda euroorden, será posible volver a empezar.

Es el mecanismo de proyección en el mundo más importante que tenemos ahora mismo

Puigdemont ya ha anunciado que reanudará la agenda
Se ha demostrado que es muy útil y muy productiva. Es el mecanismo de proyección en el mundo más importante que tenemos ahora mismo.

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El conflicto catalán es una de las cinco cuestiones más importantes en el mundo y uno de los tres problemas más graves que hay en Europa

Ha habido algún gobierno que se haya puesto en contacto con ustedes…
Los gobiernos siempre se ponen en contacto, a través de canales discretos y que no podemos explicar, porque estaríamos traicionando la confianza. Todos sabemos la presión que el gobierno español ejerce sobre el gobierno del país más pequeño que pueda existir en el mundo con el que tenga relaciones diplomáticas para que no haya ningún tipo de contacto. Pero es evidente que el caso catalán ahora mismo está encima de todas las mesas de todos los gobiernos del mundo. Ya no somos un caso que pasaba desapercibido, a menudo malentendido, confundido con otros movimientos nacionalistas o populistas del mundo. El 1-O y el 27-O, y todo el drama que ha supuesto el 155, el encarcelamiento de hombres y mujeres justos, el exilio forzado de mucha gente, centenares de personas que tienen causas abiertas por motivos políticos –como yo mismo–…, ha hecho que el conflicto catalán sea una de las cinco cuestiones más importantes que tienen los gobiernos en general en el mundo, problemas que saben que en algún momento pueden provocar niveles de inestabilidad graves. El conflicto catalán puede provocar inestabilidad en la UE, y la inestabilidad en la UE afecta a los EE.UU. o China, o afecta en general… A nivel de cancillerías europeas es uno de los tres problemas más graves que hay ahora mismo sobre la mesa. Es evidente que cualquier Estado con un mínimo de responsabilidad tiene canales de comunicación con las diferentes partes en conflicto. Eso no significa que tomen parte. Públicamente hacen declaraciones hablando de conflicto interno, pero todos sabemos cómo funciona la diplomacia en el mundo.

Cualquier Estado con un mínimo de responsabilidad tiene canales de comunicación con las diferentes partes en conflicto

¿En qué momento se produce este cambio a nivel internacional sobre la percepción del conflicto catalán?
El 1 de octubre. La actitud de más de dos millones de personas, a pesar de todas las amenazas, a pesar de la violencia que se produjo, en una sociedad como la nuestra, que relativamente funciona bien a pesar de todos los defectos y problemas, que se atreve a desafiar el poder y la fuerza que tiene el gobierno español, esto en el mundo le crea un antes y un después.

¿Qué respuesta genera?
Respeto. Respeto por parte del resto del mundo, como pueblo y al derecho que tenemos a la autodeterminación. El resto del mundo no lo tenía claro, y a partir del 1-O lo tienen claro. Creo que es una opinión bastante mayoritaria en Europa que la única manera de solucionar este conflicto es a través de un referéndum de autodeterminación en que se vote sí o no. Lo decía Puigdemont: siguiendo al modelo escocés, no hay otro. Vinculante, negociado, como hizo Alex Salmond con David Cameron.

Se ha hablado mucho de los mediadores. ¿Todavía hay propuestas como se había afirmado para actuar de mediadores?
Ha habido personas de relieve internacional, que probablemente hablan en nombre de estados que se han ofrecido y siguen estando abiertas. Pero los mediadores internacionales solo actúan si las dos partes están de acuerdo, si no, no hay mediación posibles. Uno de los grandes problemas reside precisamente en que la otra parte no nos reconoce, por eso no puede haber mediación. No nos reconoce como sujeto político. Por eso no nos reconocen el derecho a la autodeterminación. En el caso del Reino Unido era diferente. Cameron representaba a todo el Estado, incluido Escocia, pero reconocía la parte escocesa como un sujeto político con el cual podía negociar el reconocimiento al derecho a la autodeterminación. En el caso de España no lo tenemos. Cuando ellos dicen que representan todo el Estado dejan de reconocernos como sujeto político. Aquí es donde hasta el momento, el diálogo está parado. Cuando esto se rompa, puede continuar el diálogo y empezar la negociación. Escocia no necesitó mediador. No había conflicto político. Nosotros sí hemos tenido conflicto porque se ha suspendido el gobierno, hay gente en la prisión y forzada al exilio, el propio president de este país. Todo esto es muy grave a nivel de nuestros parámetros de sociedad europea del siglo XXI, es gravísimo.

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Sánchez firmó y avaló el 155 y lo defendió. La gente adulta no cambia  de opinión en horas en temas tan importantes

¿El cambio de gobierno en España con Pedro Sánchez abre alguna posibilidad?
En principio creo que, como en todo en esta lucha, tenemos que ser optimistas, pero es un cambio a muy muy corto plazo. No es un antes y un después, es una continuación. Quien está al frente del gobierno español ahora mismo firmó y avaló el 155 y lo defendió. Yo creo que la gente adulta no cambia de opinión en horas con respecto a temas tan importantes. Dicho esto, todos sabemos que la política obliga a menudo a tomar actitudes que probablemente no son con las que te sientes más cómodo. Y probablemente, al menos en una parte del partido socialista, hay una cierta incomodidad con lo que ha pasado. Y probablemente el presidente del gobierno español quiere encontrar una solución política al problema que hay con Catalunya. Por lo tanto, el punto de partida es optimista, es bueno.

Estamos renunciando a mucho. El derecho a la autodeterminación lo ejercimos el 1-O y el 27-O sigue vigente

¿La reunión entre los dos presidentes ha marcado un cambio?
La reunión fue correcta. Fue bien. Hacía años que no nos hablábamos con el gobierno español. Ahora hemos conseguido, como mínimo, poder hablar de todo lo que nos preocupa. Como mínimo en estos momentos hay una franqueza entre las dos partes. Ellos tienen muy claro en qué momento estamos nosotros ahora. Eso no ha cambiado. No venimos con otras soluciones, es la misma. Nosotros estamos renunciando a mucho. Nosotros el derecho a la autodeterminación lo ejercimos el día 1 de octubre y el 27 de octubre hicimos una declaración de independencia, que sigue vigente. Ahora mismo lo que dice Torra y Puigdemont es que estamos dispuestos a detener este proceso, que haya una negociación con la otra parte y miremos de hacerlo de una forma democrática y civilizada en la UE, que quiere decir referéndum, pero esta vez acordado, vinculante para las dos partes y reconocido internacionalmente. Yo creo que esta es la solución que nos está pidiendo el mundo, que no es ninguna invención o idea extraordinaria que se nos ha ocurrido, sino que simplemente es lo que dice el sentido común.

Torra y Puigdemont han afirmado que se tiene que dar margen al Gobierno a ver qué fichas mueve

¿Eso es realista en el actual contexto español?
No lo sé. Por lo que nos han dicho el president Puigdemont y el president Torra, esta sería una solución que se estudiaría muy seriamente y seguramente tendría mucha gente a favor, es la solución escocesa. Torra y Puigdemont han afirmado que se tiene que dar margen. Pues demos margen al Gobierno a ver qué fichas mueve para que eso vaya hacia una solución política.

¿El Gobierno se ha puesto de alguna manera en contacto con Puigdemont?
Que yo sepa, no.

¿Y por parte de Puigdemont, ha habido algún intento de ponerse en contacto?
Que yo sepa, no.

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Es importante que la oficina del expresident esté en Barcelona, le daremos todo el apoyo desde aquí para que su presencia continúe

Ahora se pondrá en marcha la oficina del expresident y estará en Barcelona…
El president, a pesar de todas las presiones administrativas, solo reconoce su categoría de expresident una vez Torra es escogido nuevo president. Entonces, cuando lo reconoce, la ley dice que tiene derecho a una oficina, que es básicamente un equipo de apoyo y un equipo de protección. Él no está en Barcelona, pero es muy sencillo estar en contacto igualmente. Lo hemos visto interviniendo en actos oficiales de la Generalitat, en actos políticos… La comunicación es directa. Es importante que la oficina esté en Barcelona, que tenga su representación en Catalunya. Le daremos todo el apoyo desde aquí para que su presencia, aunque sea virtual, siga estando.

Es, por lo tanto, un reconocimiento de su papel de expresident…
La oficina solo se puede crear cuando, desde el punto de vista de la legalidad autonómica, lo tenemos que considerar expresident. El presidente del gobierno interior es Quim Torra.

¿Se ha solucionado ya la asignación de una escolta oficial de Mossos?
Ya está en vías de solución. Tiene que ser automático. Cuando se nombra director de la oficina, la oficina se pone en funcionamiento, y una de las potestades que tiene es la escolta directa de dos mossos para el president. La conselleria lo tiene que poner en marcha automáticamente y lo está haciendo, como lo tiene el president Montilla o el president Mas. Es independiente del lugar donde reside el president. Por lo tanto, la conselleria de Interior se adapta.

El president no quiere estar aislado de la realidad social catalana. Es el president legítimo en el exterior

Esta oficina tendrá muchos frentes abiertos, las relaciones con el Govern, el Consell de la República… ¿Cuáles serán sus funciones?
Mantener el contacto del president directo con todos los actores políticos, culturales e institucionales de nuestro país y de fuera. Es evidente que la oficina es un órgano de la Generalitat, no es el Consell de la República, ni es un partido político, ni un movimiento político…, es una institución de Govern y lo que hace es poner en contacto a todos estos actores con el president y que pueda interactuar con ellos. El president, a pesar de su residencia en Bélgica, no quiere estar aislado de la realidad social catalana. Sigue siendo un político en activo. No es el president del gobierno interior pero sí es el president legítimo en el exterior. Este papel no está solo en el exterior, también lo tiene que hacer en el interior, por eso tenemos la oficina en Barcelona. Y otra vertiente es que, evidentemente, la oficina le tiene que dar toda la asistencia para su proyección exterior. Forma parte de las funciones de un expresident. Todos los presidents han tenido y siguen teniendo una parte de la proyección fuera de Catalunya.

¿Con el Consell de la República tendrán algún vínculo?
Son dos cosas diferentes. La oficina del president es un órgano del Govern de la Generalitat del interior y el Consell de la República es un órgano político del exterior.

¿La semana pasada se supo que se le había retirado el sueldo de diputado a Puigdemont, como quedará este tema?
Lo tiene que resolver el Parlament.

Puigdemont renunció al sueldo de expresident porque tenía el de diputado…
Sí, sí. El president desde el primer momento dijo que renunciaba al sueldo de expresident porque tiene el de diputado. Él a todos los efectos es diputado y se considera diputado.

El president y los otros diputados del 1-O tienen que seguir cobrando el sueldo del Parlament

¿Se mantiene en esta decisión?
Se mantiene. Tenemos que resolver la situación del president como diputado y la de los otros diputados, que como diputados tienen que seguir cobrando el sueldo.

¿Cuando le nombraron director de la oficina de Puigdemont era coordinador de políticas internacionales de Presidencia, con Quim Torra, y formaba parte de su núcleo de decisión más próximo; seguirá colaborando con el president?
Sí continuaré, no he dejado ni dejaré de hacer mi papel en todo lo que al president Torra me pida para asistirlo en todo lo que sean temas de política internacional.

Es evidente que encontraremos una solución y no solo para el president Puigdemont, también para los presos políticos

Cuando Puigdemont dijo que volvería antes de 20 años, provocó todo tipo de especulaciones sobre què quería decir…
Yo estoy del todo convencido. Es evidente que encontraremos una solución y no solo para el president Puigdemont, también para los presos políticos. Que nadie se piense que cumplirán su sentencia –si llegan a tener sentencia– en una prisión. De eso estoy firmemente convencido, que el president Puigdemont pisará tierra catalana pronto y que los presos saldrán muy pronto. Pero para eso falta que estemos plenamente convencidos y que sigamos manteniendo la dignidad que hemos mantenido y la convicción en nuestras ideas. No hay nada peor que debilitar los convencimientos después de un duro ataque como el que hemos recibido, porque entonces, todo va de mal en peor. Tenemos que mantenernos exactamente con la misma convicción de dónde queremos llegar. Y no queremos llegar dentro de 20 años. Quiero tener solucionado este conflicto con España por mí mismo. A mi hija no le quiero dejar este problema en herencia. Este conflicto con España tenemos que ser capaces de resolverlo a medio o corto plazo, y para mi medio o corto plazo son mucho menos de 20 años. Puigdemont estaba diciendo que probablemente habremos conseguido este estadio de República independiente mucho antes.