«No entenderíamos que las fuerzas de izquierdas no se pusieran de acuerdo para sacar adelante al país»

Jéssica Albiach (Valencia, 1979) afronta sus primeras elecciones como cabeza de lista de En Comú Podem con el objetivo de reforzar al espacio político para convertirlo en un actor clave que haga posible un cambio de gobierno en Catalunya. Ahora mismo, sin embargo, los comuns son la única fuerza que aboga por una alianza a tres con ERC y PSC, que tanto Pere Aragonès como Salvador Illa rechazan frontalmente. Muy crítica con el actual Ejecutivo autonómico, también lamenta el electoralismo del PSOE en cuestiones como la regulación del precio de los alquileres o los indultos a los presos políticos.

¿Qué tipo de Govern prevé que tendrá Catalunya tras las elecciones?

Lo que deseo claramente es un gobierno de izquierdas. Hace mucho tiempo que tenemos en Catalunya un gobierno que no está dando respuestas a las necesidades que hay encima de la mesa. Hay debates importantes que se han ido posponiendo, como el modelo productivo del país o que tenemos un sistema económico que es injusto y que está dejando a mucha gente atrás. La principal fractura que tiene Catalunya es la desigualdad y necesitamos darle una salida progresista, por la izquierda, a la crisis que tenemos.

También necesitamos un gobierno que crea en la mesa de diálogo. Hemos conseguido arrastrar al Partido Socialista, pero durante todo este tiempo hemos visto como Junts per Catalunya no creía en ella. Necesitamos que en los dos gobiernos haya fuerzas que crean en el diálogo como la única manera de canalizar la solución al conflicto entre Catalunya y España. Y necesitamos un gobierno que ponga a las personas y a los cuidados en el centro y que entienda que la transición ecológica ya no es para dejar un futuro mejor, sino que es el gran impulso para que la gente no pierda su trabajo en la industria y necesitamos también dar protección a los pequeños y medianos empresarios.

¿Qué papel puede tener la mesa de negociación en la resolución del conflicto político?

Para nosotros es una mesa que es urgente, porque arrastramos un conflicto desde hace mucho tiempo, que está generando mucho sufrimiento y hay temas por resolver. Obviamente lo primero es la libertad de los presos políticos, la entendemos como una urgencia en términos humanitarios, porque hablamos de la vida de personas; en términos jurídicos, porque retorcieron el código penal para poderlos condenar por sedición; y en términos políticos, porque si queremos que en la mesa de diálogo haya una negociación sincera, necesitamos la libertad de los dirigentes independentistas.

Hasta que consigamos el referéndum no podemos quedarnos de brazos cruzados y por eso necesitamos un calendario de reuniones, un plan de trabajo y una propuesta, que debe ser acordada por los dos gobiernos y votada por los catalanes. Necesitamos poder avanzar en el autogobierno, el blindaje del catalán y en la reforma del sistema de financiación para poder mantener adecuadamente los servicios públicos, porque es un sistema que es injusto con Catalunya y vemos como hay otros territorios que se están aprovechando de este sistema, mientras en paralelo están haciendo dumping fiscal.

Esta propuesta de mejora del autogobierno, blindaje competencial y reforma de la financiación suena un poco a la música del Estatut de hace 15 años.

Aquí la alternativa es quedarnos de brazos cruzados hasta que alcancemos el referéndum o batallar por ello y mientras tanto ir dando pasos. Y consideramos que esta es una propuesta que puede llegar a más acuerdos.

¿Como se hace para llegar a un referéndum acordado si depende de un cambio en la correlación de fuerzas en el Estado?

Hemos visto como el PSOE en otros momentos de su historia ha defendido el referéndum. Y nosotros insistimos en que si queremos llegar a cumplir nuestro programa, donde aparece el referéndum pactado, necesitamos tener más fuerza. En el Gobierno español tenemos cinco ministros por diecisiete del PSOE.

Están solos defendiendo un Govern que implique En Comú Podem, PSC y ERC, aunque no necesariamente con los tres actores dentro del Ejecutivo. ¿Lo ven factible aunque tanto Aragonès como Illa lo rechazan?

Es que considero que es la única alternativa al Govern de JxCat y ERC que tenemos ahora. Las relaciones entre ellos dos están rotas. Hace un año el propio presidente Torra dijo que la legislatura no tenía más recorrido, porque no había confianza ni lealtad entre los socios. Y lejos de revertirse, la situación se ha ido agravando. Teniendo claro que tenemos programas bastante diferentes, no entenderíamos la incapacidad de acuerdo entre las fuerzas de izquierdas para poder sacar adelante al país. Sería una noticia muy mala repetir esta fórmula que vemos que ha fracasado, y que no ha servido para avanzar nacionalmente ni social.

Si el Govern a tres que proponen no es factible y sólo lo integran dos partidos, ¿la preferencia sería el Partido Socialista, con quien ya gobiernan en Barcelona y en el Estado?

Lo que tenemos claro es que los diputados y diputadas de En Comú Podem estamos trabajando a favor del cambio, en ningún caso servirían para investir a nadie para que las cosas sigan igual y para hacer un Govern que no transforme la realidad.

Proponen un escudo social catalán, con medidas como una renta Covid. ¿En qué consistiría? ¿Y cómo se financiaría?

La renta Covid es una ayuda específica en forma de complemento para las personas que trabajan o están en paro pero no llegan al salario mínimo. Es un complemento para todas las trabajadoras pobres, para que puedan tener unas condiciones dignas de vida. Para financiarla, por un lado, tenemos una reforma fiscal, que no ha terminado de ponerse en marcha. Y esta debe ser la legislatura de la fiscalidad verde, es importante que haya un Govern que se la crea. El impuesto sobre vehículos contaminantes ha quedado parado con la pandemia, pero hay dos más, los de los barcos y grandes empresas contaminantes, que no se han desarrollado.

El impacto recaudatorio de la fiscalidad verde, sin embargo, no es muy elevado, es mayor la de los impuestos de Sucesiones, Patrimonio o el IRPF.

La parte que tiene más impacto presupuestario es Sucesiones, que JxCat quiere derogar. Por otro lado, tenemos los fondos europeos, también la posibilidad de alcanzar el 2,2% del déficit [autonómico], que son unos 5.000 millones más, y luego estamos trabajando en una reforma del sistema de financiación.

¿Las ayudas que ha impulsado el Govern han sido insuficientes?

Yo no he dejado de insistirle al vicepresident Aragonès que no es el momento de parar el grifo, sino de hacer políticas expansivas. Hemos visto cómo ha costado mucho que se empezaran a dar las ayudas, como no se ha llegado a acuerdos con los principales sectores afectados … Estos días se están poniendo en marcha nuevas ayudas, independientemente de que estemos en campaña es una buena noticia que se abra el grifo, porque hasta ahora se ha ido mucho con el freno puesto.

Hace unos días salía una estadística de la Comisión Europea que indicaba como el Estado español es el que menos esfuerzo fiscal ha hecho para afrontar la crisis. Se puede pensar que las ayudas del Gobierno, del que forman parte, también han sido insuficientes.

Consideramos que el Gobierno siempre tiene que ir a más. Pero cuando se hizo este cómputo no se incluyó la política de los ERTE, que para nosotros fue la gran apuesta. Intermón Oxfam decía que 700.000 personas no han caído en la pobreza gracias a los ERTE. Han permitido que mientras el PIB ha caído tres veces más que en la crisis de 2008, el paro ha caído la mitad [que entonces]. Si se incluyen los ERTE las ayudas se sitúan en poco más del 5%, por encima de lo que han puesto en marcha otros países europeos.

Pero no tenemos que hacer una política triunfalista y ahora mismo estamos trabajando en dos medidas que consideramos prioritarias. La primera es que también se den ayudas directas a los sectores más impactados por la crisis y hay reticencias dentro del Gobierno. Pedro Sánchez debería entender que son necesarias, estaríamos hablando de unos 10.000 millones. Y, por otro lado, está la ley de regulación del precio de los alquileres. Fue aprobada en Catalunya y vimos que el PSC votó en contra, porque decía que por tema de competencias no nos correspondía a nosotros regularlo, y ahora a nivel del Gobierno central nos encontramos como el PSOE tiene congelada la ley hasta que pase la campaña electoral. Es injusto e irresponsable que esté jugando electoralmente con la regulación del precio del alquiler, cuando es una necesidad urgente.

¿El PSOE también hace electoralismo con los indultos y la tramitación de la reforma del delito de sedición?

Sí, absolutamente. Hace meses que Jaume Asens está hablando con Pedro Sánchez, el ministro de Justicia, la vicepresidenta Calvo y cuando lo empezaban a ver claro llega una convocatoria electoral y eso se está retrasando. Asens y otros expertos prepararon el borrador de la reforma y el ministro Campo [Justicia] lo tiene sobre la mesa, o en un cajón. Lo que está claro es que lo están deteniendo. Y lo mismo ocurre con los indultos. Son temas con los que los partidos no deberían estar jugando.

En el programa defienden ir hacia una economía plural transformadora, donde pese menos el sector privado lucrativo, democratizar los sectores estratégicos, fomentar la economía social y solidaria, garantizar el control democrático del sistema financiero … En esto es muy similar al de la CUP. ¿Por qué cuesta tanto que los dos partidos se entiendan?

Con las compañeras de CUP coincidimos en el Parlament en muchas votaciones en temas sociales, económicos, de defensa del territorio o en medidas feministas. Pero vemos que cuando llegan determinadas votaciones decisivas, como por ejemplo investir a Torra o a Puigdemont, terminan facilitando la investidura, pero cuando llega el momento de votar para que Pablo Iglesias pueda ser vicepresidente del Estado nos encontramos con una negativa. Y ahora nos volvemos a encontrar con que la CUP no cierra la puerta a investir a Laura Borràs, que habla de derogar el impuesto de Sucesiones.

¿Como se deberían gestionar los fondos europeos para evitar que beneficien sobre todo a las grandes empresas?

Fue paradójico, porque nos encontramos que Junts, ERC y la CUP votaron en contra del decreto estatal sobre los fondos europeos con el argumento de que en buena parte iban a grandes empresas, y luego cuando hemos visto el listado de empresas de los proyectos a través de los cuáles la Generalitat quiere invertir nos encontramos a Naturgy o a Suez. Es importante que durante la tramitación del decreto nos pongamos a trabajar para que los fondos deben ir a parar también a las pymes. Debemos pensar también que con las energías renovables no se puede dar un pelotazo y nos preocupa que acaben siendo grandes empresas las que vayan al territorio y elijan directamente. Hay un liderazgo público, que vaya de la mano de los municipios y que de manera democrática y participada podamos escoger para que estas energías renovables no se conviertan en una burbuja.

En la gestión de los fondos también deben participar los ayuntamientos. Hasta ahora creo que la Generalitat no lo ha hecho bien, porque ha funcionado más como una ventanilla única que marcando cuáles debían ser las líneas de los proyectos. Haría falta una mesa con las entidades, los agentes sociales y los agentes económicos para ver cuáles son las necesidades del país, no son las empresas que nos las tienen que decir, sino que es lo público quien ha decir cuál es el país que queremos.

También defienden el fortalecimiento de los servicios públicos. ¿Tiene la sensación de que ahora es más fácil alcanzar un consenso político para conseguirlo porque hay un apoyo social mayoritario?

Yo estaba convencida de que dentro de la desgracia de la pandemia se había abierto una ventana para blindar lo público porque se había creado un consenso a nivel social, pero este consenso no llega a trasladarse al ámbito político. Hace unos días en un debate electoral sólo la CUP y nosotros hablábamos de desprivatizar y de deshacer este entramado sociovergente en el que al final no sabes lo que es público, lo que privado, lo que es concierto, lo que está externalizado y donde hay afán de lucro. El resto en ningún caso cerraban el paso al afán de lucro y que haya gente que estuviese haciendo negocio con nuestra vida y nuestra salud. Hay consenso social, pero desgraciadamente veo como algunos partidos quieren continuar con esta colaboración público-privada, que es muy perversa.

Proponen que en 2030 el parque de vivienda pública en Catalunya sea del 15%, cuando ahora es del 1,5%. ¿Cómo se hace?

Pues mira, sólo este año el Ayuntamiento de Barcelona está haciendo 2.000 viviendas públicas, mientras el Govern de la Generalitat está haciendo 30. No necesariamente se deben construir más pisos, sino que debemos incorporar pisos de grandes propietarios y de fondos buitres en el parque de vivienda pública, deben tener la obligación de poner parte de los pisos vacíos en alquiler social.

También está el proyecto de hacer una nueva Ley de barrios, que implicaría rehabilitar los barrios que están más degradados y esto genera también empleo, determinar en ellos zonas verdes, fomentar en ellos los huertos urbanos, también incorpora la parte de la Catalunya vaciada, fomentando puntos de venta directo de los productos agrícolas y ganaderos o mejorando el transporte público y la accesibilidad. A diferencia de la ley de barrios del Maragall la financiación sería una parte de la Generalitat, una parte del Estado y una parte de fondos europeos, serían 5.000 millones en cinco años.

 

Ni media lección de memoria republicana de los aliados de VOX ni de quienes protegen la corrupción de la monarquía. [Pablo Iglesias]

Soy hijo y nieto de represaliados por la dictadura y conozco bien el sufrimiento de las víctimas. El compromiso de Unidas Podemos con la memoria democrática es indudable. Ni media lección de memoria republicana de los aliados de VOX ni de quienes protegen la corrupción de la monarquía.

 

El supuesto testaferro del rey emérito ha sido subvencionado por la Comunidad de Madrid

El coronel retirado Nicolás Murga, investigado por la Fiscalía en el caso de las tarjetas opacas usadas por Juan Carlos de Borbón y algunos de sus nietos, fue beneficiado por una subvención directa de 6.000 euros al trimestre durante el año pasado, dentro de un programa de fomento del empleo del Gobierno regional.
El coronel Nicolás Murga Mendoza detrás del rey Juan Carlos, en una imagen de noviembre de 2017, en el acto de entrega de la Medalla Echegaray 2016 a la investigadora Margarita Salas, en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid.
El coronel Nicolás Murga Mendoza, de uniforme, detrás del rey Juan Carlos, en 2017.  EUROPA PRESS

El retiro no está siendo dorado para el coronel Nicolás Murga Mendoza (Badajoz, 1959), tras cuarenta años en el Ejército y diez de ellos al servicio de la Casa Real, como edecán o ayudante de campo del rey Juan Carlos I. Un «honor» al que pueden aspirar los militares llegados al rango de coronel y que en la práctica consiste en ser la sombra del monarca, servirle a todas horas, acompañarle en todo momento… Pero parece que Nicolás Murga, hijo y nieto de militares, se convirtió además en la mano derecha y confidente de Juan Carlos de Borbón, hasta el punto de compartir con él una investigación judicial.

Aunque todavía no pesa sobre ellos cargos de imputación concretos, la Fiscalía del Tribunal Supremo inició a finales de 2019 una investigación sobre los gastos que, entre 2016 y 2018, realizaron el rey emérito y algunos miembros de la familia real con tarjetas black nutridas con dinero del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause. Los gastos salieron de una cuenta en Ibercaja a nombre de Nicolás Murga Mendoza, que dejó de ser edecán cuando se retiró de la vida castrense, al parecer, a finales de 2017; una fecha sin confirmar por parte del Ministerio de Defensa.

El Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac) comprobó que se habían realizado pagos desde esa cuenta, entre 2016 y 2018, que superan los 120.000 euros, algo que no cuadraba con la nómina de Murga. Con tarjetas asociadas a la cuenta se sufragaron gastos realizados por el rey emérito y los hijos de la infanta Elena, como compras en grandes almacenes, servicios de Uber y hasta la compra de una yegüa para la nieta del emérito Victoria Federica, por valor de 10.000 euros. Todo ello, empleando un dinero desconocido para Hacienda, un dinero no declarado por ningún concepto.

El coronel Murga declaró ante la Fiscalía que no actuaba como testaferro, sino que esos fondos  eran para financiar «atenciones y detalles» que tuvo con Juan Carlos de Borbón. De momento, no ha trascendido su explicación sobre el origen de ese dinero, pero la investigación ha detectado que, al menos, en torno a 100.000 euros no los sufragó Murga con sus ahorros sino que emitió una factura por «servicios de asesoramiento» a una empresa mexicana, presumiblemente vinculada al  millonario Sanginés-Krause.

Se da la casualidad de que poco después de que la Fiscalía iniciara esta investigación, Nicolás Murga fue notificado oficialmente como destinatario  de una subvención de la Consejería de Empleo de la Comunidad de Madrid, dentro del programa 241M para el fomento del empleo, como incentivo para la contratación indefinida. Según ha podido comprobar Público, la subvención le fue concedida el 12 de diciembre de 2019 y el importe concedido es de 6.000 euros cada tres meses, según anunció el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, en junio del año pasado.

Se trata de unas subvenciones directas de la Comunidad de Madrid destinadas a personas residentes en la región y dadas de alta como autónomas, a pymes y a entidades sin ánimo de lucro, y la finalidad de la ayuda es convertir la contratación temporal en contratación indefinida. El coronel Murga se dio de alta como autónomo el 1 de enero de 2018, es decir, muy poco tiempo después de pasar al retiro como militar. El epígrafe elegido para su nueva actividad como trabajador autónomo es Actividades de Apoyo a las Empresas. Su sede laboral es su propia vivienda, en la localidad de Majadahonda: un chalet construido en una parcela de 1.170 metros cuadrados, que figura a su nombre y sobre el que no pesa ninguna carga, al haberse satisfecho una hipoteca de 699.118 euros, constituida en 2012, según consta en el Registro de la Propiedad.

Como destinatario de esa subvención, Murga habrá tenido que convertir en trabajador fijo a un empleado que antes estuviese como temporal, aunque en la información recabada del Registro Mercantil no consta ningún empleado a su cargo, pero puede deberse a falta de actualización.

Poco después de convertirse en autónomo, Nicolás Murga, según la Fiscalía, emitió la factura antes mencionada, por valor de unos 100.000 euros, por unos trabajos de asesoría a una sociedad mexicana. El dinero le fue ingresado en su cuenta de Ibercaja, sumándose así a los fondos que previamente existían presuntamente donados por el empresario mexicano Sanginés-Krause.

El coronel del Ejército del Aire Nicolás Murga Mendoza perteneció durante cuarenta años al Ejército del Aire; fue paracaidista, representante español en las Fuerzas de Reserva de la OTAN, jefe de la Oficina de Relaciones Sociales del Ejército de Aire y en 2007 fue nombrado ayudante del campo del rey Juan Carlos, uno de los nueve que tenía como jefe de Estado. Pero tras su abdicación, en 2014, la cifra se redujo a tres: el coronel Ignacio Inza, que había servido también al príncipe de Asturias; el coronel Ángel Ribado y su favorito: el coronel Nicolás Murga. El Ministerio de Defensa no ha hecho pública la fecha en la que pasó a situación de reserva el coronel Murga, si bien su compañero Ribado lo hizo en octubre de 2017. En esa fecha, Murga estaba a punto de cumplir los 58 años. Según la legislación vigente, los oficiales del Ejército pasan al retiro al cumplir los 61 años. En este caso las fechas importan, porque independientemente de los hechos presuntamente delictivos que se le pudieran imputar al coronel Murga, no es lo mismo si los perpetró siendo militar en activo que siendo un ciudadano civil.

Tras la declaración de Nicolás Murga en la Fiscalía se produjo un extraño movimiento en su cuenta de Ibercaja. Semanas después de su interrogatorio, el rey emérito empezó a transferir dinero a esa cuenta, lo que reforzó la teoría del origen irregular de ese dinero. Según fuentes de la investigación del caso, el emérito quería simular que estaba devolviendo el dinero que previamente había adelantado el coronel Murga.

Un pasado familiar al servicio de Franco

La lealtad parece haber sido una seña de identidad de la saga familiar de Nicolás Murga. Su abuelo paterno, Nicolás Murga Santos fue un destacado falangista y ejerció durante buena parte de su vida de lugarteniente general de la Guardia de Franco, un importante puesto dentro del Movimiento Nacional franquista. Su padre, Armando Murga, fue coronel del Ejército del Aire, muy bien posicionado en la órbita del dictador, hasta el punto de que en 1976 fue nombrado gobernador civil de Girona y jefe provincial del Movimiento, hasta que un año después fue destituido, pasando entonces al Alto Estado de la Defensa.

Por parte materna, Nicolás Murga tiene vínculos con la aristocracia. Su abuelo fue el marqués de la Alameda de Mendoza, título que ahora ostenta una tía suya. De esta rama familiar le viene su origen extremeño. Su familia posee una finca en Olivenza (Badajoz) que explota el propio Murga, en forma de sociedad civil, sin obligación de presentar cuentas, y que recibe subvenciones de la Junta de Extremadura por la producción agrícola y explotación ganadera autóctona.