Rusia y la OTAN tendrán una relación más conflictiva de la que existe entre Moscú y Washington, por la agenda expansionista del ente militar, según un experto.
“Rusia y la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte] entrarán en una relación más conflictiva que la que existe entre Moscú y Washington, ya que Rusia no tiene áreas de cooperación con la Alianza”, dijo el sábado Dmitri Suslov, subdirector del Centro de Estudios Integrales Europeos e Internacionales de la Escuela Superior de Economía de la Universidad Nacional de Investigación de Rusia, a la agencia local de noticias TASS.
Suslov subraya que, en lo que respecta al bloque militar, no hay una agenda positiva, sino que prevalece la confrontación. “La OTAN establece las bases para la consolidación antirrusa en el Atlántico, y la última cumbre de la Alianza del Atlántico Norte fue una prueba evidente de ello”, argumentó.
Asimismo, destacó que los ejercicios militares que el ente militar occidental viene realizando a menudo en los países del Este europeo limítrofes con la frontera rusa son “claramente antirrusos”.
Suslov señaló que el Consejo OTAN-Rusia, mecanismo clave de contactos entre las dos partes, se encuentra paralizado. “Eso ocurre cuando Rusia aboga por transformar el Consejo en un canal de comunicación entre los ejércitos para evitar incidentes militares, pero la OTAN presiona para que se planteen cuestiones políticas en esa plataforma y la utiliza para golpear a Moscú”, indicó.
El experto declaró a la agencia rusa que las relaciones entre Moscú y la OTAN se agravarían a medida de que esta última, desde 2014, se había pasado de la disuasión estratégica a la táctica y que estaba trabajando en escenarios detallados de un posible enfrentamiento armado contra Rusia.
Rusia y el Occidente siguen sin poder superar las tensiones que surgieron después de la crisis de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia en un referéndum. Como medidas de presión, EE.UU. y la Unión Europea (UE) vienen imponiendo desde entonces una serie de sanciones a funcionarios, empresas y sectores económicos rusos.
A su vez, EE.UU., miembro del bloque militar, ha enviado vehículos de combate y tropas a los países bálticos, fronterizos con Rusia, bajo el pretexto de enfrentar lo que llama la amenaza rusa.
Por su parte, Rusia viene denunciando insistentemente en que la expansión militar de Estados Unidos, a la cabeza de las fuerzas de la OTAN y sus aliados occidentales cerca de sus fronteras, supone una amenaza directa para su seguridad nacional y, por tanto, se reserva el derecho a dar una respuesta contundente a cualquier agresión o violación de su soberanía
En España alertan del aumento de ataques contra médicos de atención primaria. Según el Observatorio contra las Agresiones a Sanitarios de la Organización Médica Colegial, en el 90 % de los casos se trata de amenazas e insultos, la mayor parte contra personal femenino. La situación se ha agudizado debido a las molestias generadas por el colapso de los hospitales y la falta de recursos en medio de la pandemia.
Sus buenas relaciones con los mismos medios que atacan al titular de Interior, Fernando Grande Marlaska, molestan mucho en el seno del Consejo de Ministros
Hacer un repaso por la hemeroteca es confirmar que a la ministra de Defensa la quieren bien en los medios de comunicación de la derecha que, día sí y día también, dedican toda su artillería pesada contra el Gobierno de coalición y sus dos máximos estandartes: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Margarita Robles (León, 1956), hija de una familia adinerada durante el franquismo, siguió la estela de su padre, abogado, y estudió Derecho. Si bien, consiguió dar un salto más y se hizo magistrada con solamente 25 años, siendo una de las primeras juezas de España.
Más felipista que el propio Felipe González, no en vano fue el felipisimo quien la sacó de la judicatura en 1993 para nombrarla subsecretaria de Estado de Justicia, que supondría el primer paso de una carrera apoteósica dentro de la estructura del Estado. Robles ha sido secretaria de Estado de Interior; vocal del Consejo General del Poder Judicial –a propuesta del PSOE-; ministra de Asuntos Exteriores; portavoz socialista en el Congreso, y, desde junio de 2018, ministra de Defensa.
Considerada una mujer de orden, sus buenas relaciones con los mismos medios que atacan al ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, molestan mucho en el seno del Consejo de Ministros. De todos los ministros, es la única que se muestra inflexible a reestructurar gastos de su departamento para dedicarlos a la urgencia social y sanitaria derivada del Covid19.
Mientras que la brunete mediática usa un lenguaje de odio y fake news contra el Gobierno de España, a la ministra Robles le dedican loas de difícil digestión. “La discreta y leal señora Robles” o “la bombera de Sánchez que apaga los incendios de Iglesias y del ministro de Justicia” son sólo algunos de los titulares que le han dedicado a Robles, mientras que a Grande Marlaska lo acusaban de golpista.
Hasta la mismísima Cayetana Álvarez de Toledo, cuyo extremismo y exabruptos verbales molestan incluso a miembros del PP, ha salido en defensa y aplaudido los comentarios de la ministra de Defensa: “Están a un paso de llamar golpista a Margarita Robles”, dijo la diputada del PP durante la crisis que sufrió Marlaska con la cúpula de la Guardia Civil, por el informe falso salido de la Comandancia de Madrid y que supuso el cese de Pérez de los Cobos por falta de confianza. En lugar de salir en defensa de Marlaska, Robles negó comportamientos antidemocráticos en el seno de la Benemérita, cuerpo al que le niega derechos civiles como la sindicación o asociación, como reclaman guardias civiles vinculados al sector renovador y progresista, para lo que sería preciso desmilitarizar la Guardia Civil y asemejarla al estatus de la Policía.
Felipista hasta la médula
A la reacción del secretario provincial del PSE en Guipúzcoa, Eneko Andueza, que a unas declaraciones de Felipe González, en contra del Gobierno de coalición, pidió la expulsión del PSOE del expresidente por estar “muy lejos del partido conceptualmente y como militante”, la ministra Robles se revolvió como gato panza arriba y salió a ensalzar su figura, lo que, por supuesto, le valió también los aplausos y titulares merengados de los medios de comunicación, entre ellos la Cadena Ser, donde la defensa de Felipe González es dogma de fe.
Durante el acoso que ha sufrido el Gobierno de España por parte de la derecha, debido a la manifestación del 8M, que finalmente ha quedado archivada judicialmente pero que como relato ha funcionado para culpar al feminismo de la expansión del contagio del coronavirus, Robles no es que no saliera a defender al movimiento feminista, sino que afirmó, en una entrevista publicada por ‘El País’, que “no he ido nunca a manifestaciones del 8M”.
El pasado conservador de Robles viene de tiempo atrás. Ya en 2010, cuando era miembro del Consejo General del Poder Judicial, fue recusada por el entonces magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, por ser una de los tres vocales que más animadversión mostraron contra el exjuez que investigó el caso Gürtel, finalmente apartado de la carrera judicial a instancias de los cabecillas de la trama corrupta vinculada al Partido Popular. La enemistad de ambos se remonta a la instrucción del ‘Caso Gal’, realizada por Baltasar Garzón, que terminó destapando la existencia de un cuerpo parapolicial en el seno del Gobierno de Felipe González.
En una entrevista de 2017, emitiada en el programa ‘Salvados’ de La Sexta, el comisario Villarejo, actualmente en prisión, afirmó que la ministra Margarita Robles le encargó un informe contra el juez Baltasar Garzón con la intención de “destruirlo”. El propio Baltasar Garzón confirmó la versión de Villarejo y aseguró que él mismo pidió explicaciones a Robles por el informe Véritas, aunque ésta nunca se las dio.
Actualmente, la ministra Robles permanece como verso suelto dentro del Gobierno de coalición, después de su destitución como ministra-portavoz, cargo que ejerció en la breve legislatura tras la moción de censura, por falta de sintonía con Pedro Sánchez y su “escaso rendimiento”, según fuentes de Moncloa.
El candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, se ha reunido este sábado en Parla con organizaciones de la sociedad civil que defienden la educación y la sanidad públicas
Pablo Iglesias, candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, ha condicionado el cambio de gobierno a que voten los barios trabajadores. “Esto no va de pedir el voto, esto va de si gana la mayoría, de que Parla y los barrios trabajadores vayan a votar. Si eso ocurre, claro que pueden cambiar las cosas”, ha señalado. Iglesias se ha reunido este sábado en Parla con organizaciones de la sociedad civil que defienden la educación y la sanidad públicas.
La visita a este municipio del sur de la Comunidad de Madrid ha comenzado por la explanada donde está previsto, desde la anterior legislatura por los gobiernos del PP, la construcción de un instituto público. Esta es una de las reclamaciones históricas de Parla, junto a la construcción también de un colegio público y una mayor inversión en profesorado que permita disminuir las elevadas ratios de las aulas.
Las asociaciones por la defensa de la sanidad pública han denunciado el abandono de la Comunidad de Madrid a los territorios del sur, donde los ambulatorios siguen cerrados por la pandemia y donde la falta de inversión ponen en peligro la atención a enfermedades no covid.
«Estos problemas de transporte, de sinhogarismo, de falta de inversión en infraestructuras educativas y sanitarias, no se pueden entender en una región como la Comunidad de Madrid. Esto no va de pedir el voto, esto va de si gana la mayoría, de que Parla y los barrios trabajadores vayan a votar. Si eso ocurre, claro que pueden cambiar las cosas», ha señalado Iglesias al término de la reunión.
Al encuentro le han acompañado los y las candidatos a la Comunidad de Madrid Isa Serra, Alejandra Jacinto, Jesús Santos y la portavoz de Podemos Parla, Leticia Sánchez.
Las asociaciones que han asistido han sido Unión de AMPAS, Plataforma por la Escuela Pública, Inclusión real Ya, Plataforma pensionistas de Parla, Plataforma con Parla no se juega, Parla Obrera y Popular, Parla Cuida.
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
Durante 60 años, los familiares han sido notificados, sin que medie ningún registro de ello, de que diversos osarios habían sido vaciados, pero, al aparecer restos, la Universidad Complutense de Madrid está realizando un estudio que estará listo a principios de mayo
Alrededor de 3.000 represaliados por el franquismo fueron asesinados en el madrileño cementerio de La Almudena y no tuvieron una sepultura acreditada. Ni siquiera sus nombres aparecen en ningún lugar del camposanto porque el Ayuntamiento decidió arrancarlos del memorial que dignificaba su vida y su muerte. ¿Dónde están los restos mortales de esas personas? Durante años, sus familiares pensaron que habían sido incinerados a partir de 1981 en el Crematorio de Carabanchel. No era una suposición, la empresa de servicios funerarios se lo indicaba así. La aparición reciente de restos humanos en osarios que se creían desenterrados hace creer, ahora, que lo que les dijeron podría no ser del todo cierto.
Ya habían aparecido huesos humanos anteriormente. Con las lluvias de la primavera de 2017, surgieron en una zona en cuesta, dentro de un recinto restringido utilizado para los trabajos de jardinería. El anterior Gobierno de la capital de Manuela Carmena, mediante el interés que puso en ello la desaparecida Oficina de Derechos Humanos y Memoria, inició la licitación de un estudio, que habría realizado la Sociedad de Ciencias Aranzadi, pero cuya adjudicación se pilló los dedos con el fin de la legislatura y el Gobierno del Partido Popular no lo continuó. El pasado 23 de febrero, de nuevo con las lluvias, ha vuelto a resurgir el pasado incierto y anónimo, de entre los muertos, en el mundo de los vivos.
Un mes después, el gerente de la empresa de Servicios Funerarios, Fernando Sánchez, compareció en la Comisión municipal de Seguridad y Emergencias para dar respuesta a una pregunta del portavoz del grupo socialista, Ramón Silva, e informó que dentro del convenio que ya existe con la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid —y que finaliza en noviembre de este año— se había solicitado, al fin, un estudio sobre los restos óseos, tanto los que afloraron en 2017, que fueron tapados de nuevo con tierra, como los más recientes. Los resultados estarán disponibles para comienzos de mayo. Mientras tanto, los familiares de los asesinados no salen de su asombro.
«Durante 60 años nos dijeron que los restos humanos de los osarios habían sido incinerados», explica Tomás Montero, del colectivo Memoria y Libertad. Y así sigue siendo, a pesar de la aparición de osarios que se creían vaciados. Este diario ha accedido a una comunicación de la Secretaría de Cementerios con el familiar de una víctima desaparecida, de este mismo año, en la que se le indica que los restos no reclamados por los familiares fueron «incinerados» y «las cenizas se depositaron en el cinerario común del cementerio Sur (…) a finales de los años 80». No hay ni siquiera una fecha concreta de cuándo se hizo ese traslado. «Eso debería haber quedado registrado en algún lado», se pregunta Montero, cuyo abuelo, Tomás Montero Labrandero fue fusilado el 14 de junio de 1939 contra la tapia del cementerio. A él también le habían dicho que los restos de su abuelo habían sido cremados.
En el libro de referencia Los fusilamientos de La Almudena, el documentalista Manuel García Muñoz explicó qué ocurría con los cuerpos tras los fusilamientos: se les enterraba en tumbas de caridad, situados en un orden determinado y se tomaba nota para poder identificarlos. Los familiares que reclamaban los cuerpos para llevarlos a nichos o tumbas de su propiedad, se les daba permiso siempre que lo hicieran «sin ninguna publicidad». Las fosas comunes podían incluir hasta 15 cuerpos. «Pasados diez años, las familias eran avisadas para que se hicieran cargo de los restos. Si no lo hacían eran trasladados al osario». La inmensa mayoría no recibieron esta comunicación porque habían cambiado de domicilio tras la guerra y, en otros casos, preferían no significarse. «Años después, los restos depositados en el osario fueron trasladados al cementerio de Carabanchel y allí, en un horno crematorio, reducidos a cenizas», escribe García Muñoz.
A los Servicios Funerarios de Madrid les consta la existencia de cuatro osarios históricos. La primera de ellas (zona 1), de unos 2.000 metros cuadrados, tiene una capa de cemento encima, se utiliza como depósito temporal y su acceso está restringido; está situada junto al antiguo crematorio. La segunda (zona 2) es otra área cerrada al paso a los visitantes, muy próxima a la anterior, en este caso vallada, que la contrata de jardinería utiliza como almacén, de unos 1.500 metros cuadrados. Esta no tiene cemento encima sino tierra, por lo que las escorrentías han hecho aflorar los huesos. Ninguno de estos dos osarios han sido vaciados.
Estos mismos servicios sí tienen confirmación del vaciado de los otros dos osarios históricos. Uno (zona 3) estaba situado, antiguamente, extramuros. Hoy, la zona la ocupa una galería de columbarios frente al cementerio. Se afirma que los restos fueron trasladados «en los años 80». Y el último (zona 4) corresponde al osario del Cementerio Civil, que quedó inundado por una avería de cañerías en el año 2000 y por ello fue vaciado e incinerado.
Paloma Contreras, es una experta en cultura funeraria y, en especial, en la historia del Cementerio Civil. «Muchas de las personas cuyas sepulturas vencieron durante los años cuarenta [del siglo XX] fueron depositados en el osario del civil», explica. «Depositados y olvidados, convirtiendo el osario en una especie de vertedero desde entonces. El muro se cayó y la gente encontró un sitio cómodo donde tirar sus desperdicios», añade. «El problema está en que eso no se documentó, ya que no era obligatorio por parte del cementerio aunque por dignidad sí lo deberían haber hecho, y el recuerdo de esas personas se perdió en el tiempo», dice Contreras.
Ese osario contenía los restos de muchísimos republicanos, «familiares de alguien, que nunca van a tener la oportunidad de recuperarlos» y también personajes más conocidos de la época, como [el anarquista] Mateo Morral, [la abogada e intelectual] Hildegart Rodríguez o Juana Posse, la madre de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE. «Este último caso me da especialmente rabia, y demuestra que se hizo a traición y sin conocimiento ni ganas de perpetuar la memoria histórica porque el mausoleo de Iglesias está a escasos metros de ese osario. Lo lógico es que se hubiesen sacado los cadáveres, reconocido y documentado su traslado», añade Contreras.
Posibles fusilados
Como responsable de memoria de la mencionada Oficina de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Madrid, Txema Urkijo fue quien impulsó el estudio sobre la situación del osario que finalmente no se realizó. «Frente a las informaciones que se habían ofrecido durante muchos años por parte de los responsables del cementerio y del Ayuntamiento de Madrid, que decían que se habían vaciado e incinerado los osarios, parecía que no era así y que había indicios que apuntaban en la dirección de que ese osario estaba en uso en los años que correspondían a los fallecidos e inhumados en la década de los años 30 y 40, es decir, que entre otros miles de madrileños, también podían encontrarse ahí los restos de las personas fusiladas entre abril de 1939 y febrero de 1942 en las tapias del cementerio y que no habían sido reclamados», recuerda Urkijo.
Urkijo realizó una primera visita con el que probablemente es el forense más relevante en España, Francisco Etxebarria, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, para tener una primera aproximación con la que orientar al Ayuntamiento sobre qué tipo de estudio debía acometerse. «Vinieron tres especialistas de Aranzadi y estuvieron viendo el terreno. Vieron que había mucha mezcla de escombros y cal, y que iba a ser prácticamente imposible proceder a casi ningún tipo de identificaciones, en una primera valoración muy a priori». El estudio iba a ser «riguroso y complejo», con un fuerte trabajo de arqueología forense y documentación para el que se abrió una licitación pública ya que el coste, 62.000 euros, iba a ser elevado. Tenía como objeto analizar si había «signos de violencia como causa del fallecimiento de algunos» de los restos depositados en la mencionada zona 2. No se pudo realizar la adjudicación porque Aranzadi, única empresa que se presentó, no se había inscrito en el Registro Oficial de Licitadores.
Jesús Martín, antropólogo de la asociación científica Arqueoantro, ha visitado recientemente los dos osarios para incluirlos en el mapa de fosas de la Comunidad de Madrid que está realizando, con una subvención del Ministerio de Justicia, para actualizar el actual. «Nos quedamos bastante impactados» dice, ya que no esperaban encontrarse con una fosa común «de tanta importancia». Para Martín, no cree que la mayor dificultad para estudiar los restos sea «la cal o la tierra» sino «la cantidad», debido a que «están muy mezclados y por tanto no tienen conexión anatómica». No obstante, esta dificultad se puede intentar acometer «con tiempo y dinero»: «es un esfuerzo que en Madrid se tendría que poder hacer y, aunque no se pueda identificar a las personas, sí podría demostrarse que se trata de fusilados», añade.
Txema Urkijo recuerda que esta no es solo una cuestión que afecte a las personas fusiladas y sus familias, sino que es un asunto más amplio, de interés público. «No sé si a los ciudadanos madrileños les apetece mucho tener un osario en su cementerio donde los restos afloran cada vez que hay unas lluvias demasiado fuertes —dice—, no parece que sea lo más adecuado». La intención de la anterior corporación de Ahora Madrid era, una vez realizado el estudio, no vaciar el osario sino «dignificar la zona» y acompañarla del memorial junto a la puerta de O’Donnell, el cual ya no homenajea únicamente a los fusilados por la represión franquista y no ha tenido una inauguración oficial por parte del Ayuntamiento.