Prensa independiente, bajo amenazas en Chile

Entrevistar a los líderes mapuche puede resultar riesgoso para los medios independientes en Chile.

Así se desprende de las denuncias que realiza un comunicador social mapuche en la comuna de Ercilla, sur del país, quien manifiesta sufrir acoso político-policial.

Richard Curinao, director del periódico mapuche, Werken, así como otros periodistas y comunicadores, denuncian amenazas y hostigamientos por parte de agentes estatales, lo que constituye una violación a los derechos humanos y al libre ejercicio del periodismo en Chile.

Estos hechos llaman la atención del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que manifiesta su preocupación por reiterarse los mismos.

Curinao sostiene que, detrás de esta persecución, están las grandes empresas forestales que operan en los territorios despojados por el Estado chileno a los mapuches.

Manuel Arismendi, Temuco.

Pandemia de las armas de fuego en EEUU, negocio de la muerte

Familias de víctimas de balaceras escolares y activistas denuncian la complicidad del sector burocrático y político con el buró de las armas estadounidenses.

Estas son las víctimas de la “otra” pandemia. La brutal epidemia de violencia armada en Estados Unidos se roba las vidas de alrededor de 45,000 seres humanos cada año. Miles más quedan incapacitados de por vida.

Rifles de asalto, ametralladoras de guerra. Abiertamente, como si se tratara de una limpieza étnica disimulada, los mercaderes de la muerte pactan a puerta cerrada con los políticos de turno para facilitar la venta de armas.

Se calcula que en Estados Unidos actualmente hay más de 500 millones de armas de fuego en circulación. En lugar de proteger a los ciudadanos, se hacen grandes negocios con las vidas y las balas. De hecho, es más fácil adquirir un arma que inscribirse en un programa educativo.

No sorprende entonces que recientemente se impuso veto a un intento de legislación para limitar e informar al público sobre los “mega-donantes” de las campañas.

La Asociación Nacional del Rifle o NRA es probablemente uno de los mayores contribuyentes de campañas electorales del bipartidismo estadounidense con las manos manchas de sangre.

Marcelo Sánchez, Washington

El Donbás no cree en lágrimas

La gente hace cola para entrar en un colegio electoral durante el referéndum en Mariúpol, en Donbás, 24 de septiembre de 2022.

Hurto desvergonzadamente el título de una gran película soviética (Moscú no cree en lágrimas), porque resume maravillosamente la vida en Lugansk y Donetsk desde 2014.

Como la película, la del Donbás es una historia de amor, pero colectiva y heroica. De amor propio, que está culminando de manera lenta y sangrienta, hacia un final que no puede ser feliz, pero sí anhelado: la pertenencia definitiva a Rusia.

Orgullo es la palabra que define a los ciudadanos del Donbás cuando acuden a votar en el referéndum sobre la incorporación a la Federación Rusa, pese al ataque constante de la artillería ucraniana. Por seguridad, votan en los patios, en las escaleras de los edificios, en los lobbies de los hoteles, en sus propias casas.

Valientes son también las funcionarias electorales, la mayoría mujeres -los hombres están en el frente-, que recorren la ciudad con sus cajas selladas y un guardia, sabiendo perfectamente que son blanco obligado de los nazis que acechan a pocos kilómetros de aquí con sus cañones de la OTAN, y que han hecho de todo por impedir el voto.

Este lunes se han ensañado con el distrito Kirovsky: dos misiles Huracán desparramaron las diminutas minas antipersonales bautizadas aquí como «pétalos», porque se confunden con el follaje. Si ya es criminal el solo hecho de lanzarlas, se vuelve doblemente cruel hacerlo en otoño, cuando el suelo está lleno de hojas. Más de 50 personas -civiles- han sido víctima de estas trampas camufladas en los últimos dos meses.

El sábado 24, atacaron el patio de un edificio en pleno centro de la ciudad. Buscaban asesinar votantes, pero derribaron un árbol en el jardín de juegos infantiles.

El lunes, en el distrito Kuybishevsky, 13 personas cayeron muertas tras un ataque de artillería al mediodía en una zona comercial de alto tráfico. El jueves, fue el turno del mercado central de Donetsk, una hermosa estructura cupular, en que un bus fue impactado de lleno. Seis muertos más.

En Jersón, al oeste de aquí, un misil Himars norteamericano impactó el hotel donde se alojaban periodistas y funcionarios: dos muertos, uno de ellos un exdiputado ucraniano. Por avatares del destino, se salvaron los periodistas de la cadena RT que dormían en el cuarto contiguo; el camarógrafo quedó sepultado, pero ileso, entre los escombros.

En Zaporozhye atacaron la ciudad de Energodar, vecina a la planta nuclear, y lanzaron ocho drones suicidas contra la propia instalación atómica, que fueron derribados fuera de la zona de peligro por la defensa antiaérea.

Se suman coches bomba en Melitópol y Jersón, que estallan en las calles, y que la prensa occidental describe como «partisanos», para igualarlos a los guerrilleros soviéticos que combatieron la ocupación fascista alemana entre 1942 y 1945. Prensa que, por cierto, nunca informa del Dombás: aquí, para ellos, si pasa algo es culpa de los rusos.

Pese a todo eso, y a las amenazas de prisión para quienes voten, en tres de las cuatro regiones rusoparlantes- las dos del Donbás, más Jersón y Zaporozhye en el sur de Ucrania- el referéndum ya alcanzó el domingo quórum mínimo de 50 por ciento de participación para ser válido. En Donetsk llegaba a 77 por ciento y en Lugansk a 76. En Zaporozhye iba por el 51 por ciento, y Jersón 48,1.

Se espera que los resultados se publiquen el miércoles, y que en la misma semana los nuevos territorios de la Federación Rusa sean reconocidos por la Duma (Parlamento) rusa y por el Gobierno. El presidente Vladimir Putin será el encargado de anunciarlo al mundo: el mapa de Europa central sufrirá una importante modificación: ya este viernes, probablemente estaremos en Rusia sin movernos de aquí.

A partir de ahí entramos en territorio ignoto.

Lo que se sabe es que la Federación Rusa está apresuradamente agrupando una fuerza de al menos 300 mil soldados para garantizar la seguridad de los territorios y consolidar así sus avances en la Operación Militar Especial iniciada el 24 de febrero, y que representan casi un cuatro del antiguo territorio de la ex República Socialista Soviética de Ucrania.

También se sabe que la OTAN -el verdadero adversario de Rusia- no reconocerá el Referéndum, y a juzgar por su comportamiento desde febrero, multiplicará sus entregas de armas al régimen de Kiev, para extender la guerra.

El jefe en funciones en Kiev, Volodymir Zelensky, está sacrificando miles de soldados para por lo menos hacer el mayor daño posible y recuperar territorios en la zona Járkov (Este de Ucrania), hacia donde han lanzado todo lo que tienen, antes de que lleguen las tropas rusas.

Fuentes rusas ubican en más de 10 mil las muertes de soldados, militantes nazis y mercenarios en la reciente «contraofensiva» de Jarkov, que se encuentra estancada por la resistencia de los pequeños contingentes rusos y de milicianos del Donbás, y los ataques de la aviación y la artillería rusas.

Otra arremetida similar, en Jersón, culminó en una derrota estrepitosa.

El arribo de un número importante de tropas frescas y con experiencia de combate -el tipo de reservistas convocado por el mando ruso- cambiará esta situación. Hasta ahora el Ejército ruso no ha tenido como tal un papel de vanguardia en los combates terrestres; han sido milicianos y formaciones especiales como el grupo Wagner o la Guardia Nacional.

Lo que no se sabe, es qué hará la OTAN ante este escenario. Y tampoco lo que hará Moscú para detener el flujo ilimitado de armas de la OTAN, para sostener una guerra que Ucrania no puede ganar, y en que su papel es poner los muertos y asesinar civiles.

Como hemos sido testigos y también víctimas directas de esta política, aprendimos por qué aquí siempre nos dicen que con esa gente -los ultranacionalistas- no se puede hacer otra cosa que eliminarlos. Porque si se les deja intactos, agregan, seguirán haciendo lo mismo que en los últimos ocho años, en que han matado cerca de 14 mil personas, rehuyendo el combate y atacando impunemente a la población civil.

Muchos recuerdan que en 2014 también hubo plebiscitos -en toda la zona rusoparlante del sur de Ucrania- y también ganó abrumadoramente la propuesta de incorporarse a Rusia. Pero Moscú sólo reconoció a Crimea y quienes pudieron hacerlo -Lugansk y Donetsk- se declararon independientes. En las otras zonas, la revuelta se aplacó con sangre y represión sistemática al estilo Pinochet: secuestros, torturas, desapariciones forzadas, asesinatos. Sólo en Mariúpol, la comisión investigadora que dirige el periodista Maxim Grigoriev, ha certificado más de mil casos de desaparición forzada.

Por todo eso, y más, el pueblo orgulloso del Donbás no cree en lágrimas. Cree en sus votos y en las balas.

Alejandro Kirk, colaborador de HispanTV y enviado especial de Telesur.

Las burbujas inmobiliarias de los países más ricos empiezan a estallar ante el alza de tipos y la amenaza de recesión global

El ‘boom del ladrillo’ del largo bienio post-covid, que insufló más oxígeno a grandes capitales del planeta con el cartel de «burbujas inmobiliarias», comienza a desvanecerse.

Fotografía de varias grúas de construcción.
Grúas de construcción.  PIXABAY

«Quejarse de la falta de democracia en Vox es como quejarse de que un helado está frío»

Por Christian González 23.09.2022

¡Viernes!

 

Qué largas se hacen las semanas cuando las vacaciones de verano ya pasaron…

 

Eso sí, por fin dejamos de hablar de Isabel II y Carlos III, al menos por un tiempo.

 

En lugar de eso hemos pasado a hablar de medidas de ahorro energético, como ducharse juntos.

 

Empezamos así y a saber cómo acabamos.

 

Tenemos noticias. Se dice, se comenta, se rumorea, que Macarena Olona y Santiago Abascal no se llevan del todo bien.

 

 

 

 

¿Pelea interna en Vox? No creo, estarían a tope contándolo en las teles.

 

Ya hace tiempo que la cosa no iba fina pero no nos habíamos dado cuenta porque esta gente es experta en hacer teatro.

 

A ver, igual es un problema de que por lo que sea no se han entendido bien.

 

Ojo que esto puede hacer mella en la ultraderecha española.

 

Claro, Toni tiene que estar muy confundido ahora.

 

Esta semana la historia ha saltado por los aires y, en una entrevista, Olona ha hablado de la falta de democracia en Vox. ¿Cómo te quedas?

 

 

 

 

Para demostrar que se equivoca, en Vox han anunciado que ya no tiene cabida en el partido.

 

 

Bueno, veremos cómo acaba la cosa.

 

 

Hablando de la ultraderecha, esta semana le han dado un poco a lo que más les gusta, los bulos. En concreto se han inventado que Irene Montero defiende la pederastia.

 

 

Eso y otras barbaridades que no se pueden ni comentar.

 

Hace mucho que han pasado todas las líneas rojas.

 

Tiene mucha ironía, viniendo de quien vienen esas acusaciones…

 

 

 

También hay que tener espíritu de marioneta para creerse mierdas así.

 

 

Es como con los bulos sobre Alberto Garzón. Da igual que lo expliques con muñecos, los que se lo creen no atienden a razones. Es una batalla perdida.

 

Pero bueno, venga, no nos cansamos.

 

Por último, recordar que este fin de semana hay elecciones en Italia y la cosa pinta mal. Está la derecha, la ultraderecha, y la ultra-ultra-derecha. Van a acabar dando la vuelta.

 

Se está poniendo la cosa…

 

 

El BNG de Ana Pontón celebra sus 40 años en el mejor momento de su historia

La formación nacionalista celebra el aniversario de su asamblea fundacional con el objetivo de asaltar la Xunta de Galicia ampliando su electorado y atrayendo al votante galleguista que apoyaba a Feijóo.

23/8/22 Ana Pontón, en la celebración del Día da Patria Galega el pasado 25 de julio en Santiago.
Ana Pontón, en la celebración del Día da Patria Galega el pasado 25 de julio en Santiago.  César Arxina / EUROPA PRESS
El Bloque Nacionalista Galego (BNG) celebra este domingo y mañana lunes el 40 aniversario de su asamblea fundacional, celebrada el 25 y el 26 de septiembre de 1982 en el antiguo frontón de Riazor, en A Coruña.

Lo hace en su mejor momento en estas cuatro décadas, tras haber obtenido en 2020 su mejor resultado en unas autonómicas -más de 311.000 votos, el récord de la formación- para convertirse en la segunda fuerza política del país, con escaño en el Parlamento Europeo y en el Congreso de los Diputados, casi una treintena de alcaldías y, sobre todo, el liderazgo de Ana Pontón, su portavoz nacional desde 2016, que cuenta con índices de conocimiento y valoración ciudadana que nunca antes en había logrado un político nacionalista.

«Somos la formación política que más se parece a Galicia«, comentaba Pontón el pasado jueves a Público en una conversación celebrada a pocos metros del frontón donde se fundó, cuando ella tenía 5 años, la organización que ahora dirige.

«El proyecto del BNG que hoy puede disputarle al PP la hegemonía en Galicia no es individual, sino colectivo, y engarza con el trabajo de estos 40 años en los que nos hemos ido transformando al ritmo en que lo ha hecho este país», añadía.

El BNG surgió de la unión de una constelación de partidos y organizaciones civiles que tenían en común la lucha antifranquista y la defensa de la identidad y la soberanía de Galicia, pero de muy diversa base ideológica y con un espectro de actividad que iba desde la defensa de los derechos civiles y lingüísticos al feminismo y el ecologismo.

En sus dos grandes polos se situaban los comunistas patrióticos de la Unión do Povo Galego (UPG), fundada entre otros por Xosé Luís Méndez Ferrín y Bautista Álvarez, y los nacionalistas del Partido Socialista Galego (PSG) de Xosé Manuel Beiras, que habían derivado hacia posiciones marxistas desde la socialdemocracia de corte europeo. Todavía sigue siendo una organización con partidos en su seno, pero la mayoría de los militantes lo son a título individual.

Ambas formaciones, que habían pedido el no a la Constitución del 78 al considerar que el modelo autonómico no resolvía las necesidades de Galicia, habían concurrido también en coalición a las primeras elecciones al Parlamento de la comunidad, donde obtuvieron tres diputados que fueron expulsados de la Cámara por negarse a jurar la Carta Magna.

En 1985 se quedaron con uno, Xosé Manuel Beiras, el economista y catedrático de la Universidad de Santiago quien ejercía de portavoz nacional de la formación desde sus inicios y quien se mantendría en ese cargo hasta principios del nuevo siglo.

Beiras fue ampliando el espectro electoral de apoyos al Bloque, que se convirtió en la segunda fuerza de Galicia hasta conseguir 18 diputados en 1997, adelantando al PSOE, y obteniendo en esos años alcaldías de ciudades como Vigo, Ferrol y Pontevedra, y gobernando en otras como A Coruña, Santiago, Lugo y Ourense en coalición con los socialistas. También llegando al Congreso con más de 300.000 votos que le dieron dos escaños, en una lista que encabezaba Francisco Rodríguez, secretario xeral de la UPG.

Además, Camilo Nogueira obtuvo un escaño en el Europarlamento con una candidatura únicamente galega y casi 350.000 votos,el top de apoyo electoral que ha tenido hasta ahora el partido.

23/9/22 De izquierda a derecha, Xosé Manuel Beiras, Encarna otero, Ana Pontón y Alfredo Suárez Canal, el pasado 14 de septiembre en la presentación del documental sobre los 40 años del BNG en Santiago.
De izquierda a derecha, Xosé Manuel Beiras, Encarna otero, Ana Pontón y Alfredo Suárez Canal, el pasado 14 de septiembre en la presentación del documental sobre los 40 años del BNG en Santiago.  Álvaro Ballesteroes / EUROPA PRESS

Las discrepancias entre Beiras y Rodríguez acabaron con la salida de la portavocía nacional y, en 2005, con su dimisión como presidente del Consello Nacional del Bloque. Ese año, con Anxo Quintana al frente, el BNG obtuvo sus peores resultados en lustros, quedándose con trece diputados aunque, paradójicamente, con capacidad para gobernar sumándolos a los 25 del socialista Emilio Pérez Touriño -el Parlamento gallego tiene 75 asientos-, situar a Quintana en la vicepresidencia de la Xunta y hacerse con las consellerías de Industria, Agricultura, Cultura y Vivenda.

Aquel Ejecutivo de coalición acabó con la era Fraga y puso en marcha proyectos ambiciosos, pero en 2009 el bipartito de Touriño se vino abajo cuando el Bloque perdió un diputado y Feijóo logró su primera mayoría absoluta.

Batalla interna

A partir de entonces, dimitido Quintana, la formación se vio inmersa en una cruenta batalla interna que culminó en 2012 en la asamblea de Amio (Santiago), donde el Bloque se dividió en dos entre los partidarios de la UPG, que apoyaban la candidatura de Guillerme Vázquez como portavoz nacional y Francisco Jorquera como cabeza de cartel a las autonómicas, y los que defendían al tándem formado por Beiras y el entonces portavoz parlamentario, Carlos Aymerich.

La mayoría de estos últimos acabaron por abandonar la formación y acabarían configurando dos partidos nacionalistas fuera del BNG.

«Fue la situación más dolorosa que he vivido en toda mi vida», narra Encarna Otero, una histórica de la organización, en el documental que el Bloque ha realizado para conmemorar sus 40 años, y en el que hablan algunos de quienes se fueron. «Pero creo que valió la pena«, añade Otero. «Si Galicia está hoy donde está es gracias a aquella asamblea».

El BNG está hoy donde está, pero en 2012 Feijóo logró renovar su mayoría absoluta a pesar de que que sus políticas de recortes habían despertado un enorme descontento y de que la emergencia social de los movimientos ciudadanos estaba empezando a espumar. Aquella escisión quizá le ayudó.

La izquierda nacionalista se presentó dividida a las autonómicas de aquel año: Anova, el partido de Beiras, se alió con Yolanda Díaz en Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), que obtuvo 9 escaños, frente a los 7 del BNG. Cuatro años después, con Pontón como líder y cabeza de cartel elegida pocos meses antes, cayó hasta 6 diputados, mientras la sucesora de AGE, En Marea, aumentaba su liderazgo.

Desde entonces y en apenas un lustro, el Bloque ha recuperado e incluso superado el empuje que tenía en los tiempos de Beiras, y ha devuelto al Parlamento Gallego su tradicional configuración en tres único grupos: conservador, nacionalista y socialista.

 «El cambio en el BNG tenía que venir desde dentro, tenía que protagonizarlo Ana Pontón», afirma Aymerich, hoy secretario xeral de la Universidade de A Coruña, en referencia a los vínculos de la nueva portavoz nacional con la UPG.

23/9/22 Ana Pontón y Alfonso Rueda, el pasado 6 de septiembre.
Ana Pontón y Alfonso Rueda, el pasado 6 de septiembre.  Álvaro Ballesteros / EUROPA PRESS

«Estoy muy contento y muy esperanzado, ya no soy militante del Bloque pero sigo siendo votante y ‘apoyante’. Ana es una óptima candidata, tiene todo para ser la primera mujer presidenta de Galicia y yo me alegro de que lo que algunos defendíamos hace años se ahora lo que ella propone, concluye el exportavoz parlamentario del Bloque.

Órdago

La transversalidad de Pontón hace aún desconfiar a alguna parte de la militancia, pero el órdago que lanzó hace un año advirtiendo de que no seguiría al frente del proyecto si el BNG no cerraba filas en torno a la forma que ella planteaba para arrebatarle el poder a Feijóo -un discurso centrado en el cambio y en la defensa nacional de Galicia, pero alejado de cualquier tesis independentista que pudiera complicar la ampliación del electorado del Bloque-, surtió efecto. Ella lo llamó «período de reflexión».

«Lo que Ana no quería es que hubiera parte del partido que se conformara con obtener un buen resultado en las próximas elecciones para seguir ejerciendo de eterna oposición», explica una fuente próxima a Pontón. «Ella está convencida de que el BNG puede presidir la Xunta, y ha logrado convencernos a todos de que no es una boutade», añade.

Aquel período de reflexión concluyó en una asamblea en la que Pontón obtuvo el 99,5% de los votos. Y si entonces el Bloque parecía confiado en poder pelear por la Xunta, la marcha de Feijóo ha reforzado ese argumento. Alfonso Rueda no goza del carisma ni del punch electoral de aquél, y su inacción ante la crisis y sus primeras medidas desconciertan y enfadan a la ciudadanía. Además, el líder del PSdeG y presumible candidato, Valentín González Formoso, alcalde de As Pontes y presidente del la Diputación de A Coruña, no está en el Parlamento de Galicia y tiene índices de conocimiento y valoración mucho más bajos que los de Pontón.

«El BNG ha recuperado la autoestima del pueblo gallego, por eso cada vez hay mas gente que se identifica con nosotros. La utilidad del Bloque está en defender el orgullo de la Matria, de as gallegas y gallegos. Lo mejor está por venir porque tenemos ganas, capacidad de trabajo, responsabilidad y lucha«, concluye la eurodiputada Ana Miranda.

Sale a la luz el listado más completo de antifranquistas encarcelados por el régimen con 14.000 nombres

Una investigación reúne los nombres, la procedencia, la organización política y las prisiones por las que pasaron aquellos que terminaron condenados por el régimen. También se recuerda a los torturados y asesinados de forma violenta, y los nombres de quienes perpetraron esos crímenes.

Fotografías inéditas desde dentro de las cárceles en las que se hallaban antifranquistas en la época del régimen.
Fotografías inéditas desde dentro de las cárceles en las que se hallaban antifranquistas en la época del régimen.

La historia de las historias y Villacís MARTA NEBOT

Hace poco descubrí que la historia de los relatos es un relato en sí misma que casi siempre mejora o, al menos, complementa lo que se relata. Me di cuenta de que la mejor manera de que un artículo no parezca un sermón es narrar porqué una llega a pensar lo que piensa, con sus certezas y con sus dudas.

Muchas veces los pensamientos son fortuitos, fruto de conexiones arbitrarias, la suma de azares, tiempos e ideas propias y ajenas. Todo ese periplo prueba que casi ninguna idea es solo nuestra sino el fruto de un momento concreto de la historia.

Reconocer esa autoría universal resta soberbia a cualquier tribuna. Verse en los hombros de los gigantes, tanto de los que nos precedieron como de todos los que nos rodean, es ubicarse en el mundo.

Esta semana he cavilado sobre Begoña Villacís, la vicealcaldesa de Madrid, que se ha hecho fotos en desmantelamientos de chabolas sacando pecho por terminar con estos «okupas». Como era de esperar, en redes y en alguna tertulia la han puesto de vuelta y media.

 

 

Yo, al principio, no daba crédito. Pensé que era un meme. Luego la vi en una entrevista en televisión, donde llegó a alardear de llevar ya 597 chabolas derruidas. Dijo que lo hacen «teniendo cuidado» para «sacarles de la calle», que primero va el Samur Social y que si no aceptan la alternativa habitacional que les ofrecen es por motivos «en los que no vamos a entrar ahora».

 

La pregunta no respondida es: ¿Tiene el Samur Social el número de exchabolistas que han sacado de las calles gracias a estas maniobras demoledoras?

Lo único documentado hasta ahora es que vuelven a empezar, en cuanto se van las excavadoras.

 

 

Lo razonable sería mejorar los servicios sociales que invitan a salir de esas infraviviendas, preguntarse por qué no quieren ir a los refugios previstos para gente sin hogar. Reconocer que no se puede obligar a vivir de determinada manera, que se pueden destruir chabolas, pero no impedir que vuelvan a intentar construir hogares propios a pesar de su miseria.

 

Entre la frivolidad y la conmiseración con la que solemos mirar a esta realidad porque no es la nuestra, mientras no podía evitar fijarme también en el outfit de la demoledora, me vinieron dudas jurídicas: ¿Es legal destruir hogares cuando la Constitución blinda el derecho a la vivienda? Estamos en un país en el que solo tenemos un 1% de vivienda social, a pesar de tantos gobiernos socialistas. En Madrid, como en la mayoría de las comunidades, no hay viviendas sociales para todos los chabolistas. Entonces, ¿con qué derecho irrumpen y destruyen esas casas? ¿Por qué legalmente no se puede echar a alguien necesitado de una morada okupada sin darle alternativa real y sí se puede destruir la de alguien que ha tenido el coraje de construir algo sin apropiarse de nada? ¿Será que no hay abogados valientes y desinteresados dispuestos a poner en aprietos a Villacís y su pandilla devastadora? ¿Podría abrir causa de oficio la Fiscalía? ¿Será que los derechos solo se aplican a partir de determinada renta?

En las chabolas, mayoritariamente, viven familias. Allí disfrutan de cierta intimidad, de normas propias, de la libertad mínima que parecen no entender los nuevos adalides de la libertad castiza.

Superada mi sorpresa porque la escena fuera cierta, me acordé de un viaje en tren en 2017 que nos reunió en su cafetería andante con otras mujeres de su partido que ya no están. Entonces Begoña no parecía tan esclava de su imagen y podía pasar por ser de centro. Todavía su líder no había roto el hechizo con el que convenció a más de 4 millones de votantes en 2019: podemos pactar a derecha y a izquierda. Entre cafés y chascarrillos comentamos la caída en desgracia de Tania Sánchez. Reconocieron que era una pérdida importante porque era una gran política, rememorando algunos de sus intercambios dialécticos con ella. Un buen contrincante es un buen contrincante y mejora ambos discursos. Les recordé que en política caes si te confundes de líder. Tania eligió a Errejón en el Vistalegre que entregó el destino de Podemos en exclusiva a Pablo Iglesias.

Se hizo un silencio después de mi frase. Probablemente, hoy lo recuerdo más largo de lo que fue. Poco después de aquello, cayeron las señoras de aquel tren que no tenían poder electo o que se confundieron de jefe, jefa en este caso.

Visto desde aquí, recordando su silencio, pareciera que Villacís no está dispuesta a equivocarse de bando y por eso juega a varios. Si alguien pensaba que su futuro inmediato, después de perder el escaño en mayo –como prevén todas las encuestas y las elecciones anteriores desde su desvelamiento–, estaba en las filas azules, ahora tendrá que admitir que a las verdes lo mismo tampoco les hace ascos.

¡Qué pena, Begoña! ¡Qué desperdicio!

 

Tus hechos: ¿no parecen más dignos de un partido de ultraderecha que de uno que se llamaba así mismo progresista? ¿No será que en realidad estás ya haciendo campaña ultra?