Día: 30 de enero de 2023
La Base #2×64 – Licencia para mentir: los jueces avalan la difamación mediática
Pablo Iglesias, Sara Serrano, Manu Levin e Inna Afinogenova analizan la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que avala las injurias y calumnias contra Iglesias de un militar que le acusó de falsificar pasaportes para Hezbolá y de estar vinculado al narcotráfico. ¿Quiénes son los jueces que han dictado esta sentencia? ¿El problema es la Ley o son los jueces? ¿Quién es Rafael Isea y qué tiene que ver con todo esto? Con la participación del magistrado emérito del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín y del periodista Jonathan Martínez.
El juez Escalonilla, contra las cuerdas por su persecución a Podemos
Un año y medio después, la denuncia de Calvente mal conocida como el ‘caso Neurona’, ya no existe, y el juez Escalonilla se ha quedado solo en su intento de alargar una investigación que está agotada después de recibir un duro varapalo de la Fiscalía
La tesis del juez que persigue a Podemos, Juan José Escalonilla, se ha desmontado radicalmente. Una denuncia basada en “rumores” de un abogado que buscaba venganza por haber sido despedido, se convirtió en una «macrocausa» de supuesta financiación irregular y múltiples delitos. De las siete lineas de investigación que se abrieron a raíz de la denuncia de Calvente en el juzgado de instrucción 42 de Madrid, se han archivado seis.
El delirio del exabogado de Podemos dio lugar a numerosas elucubraciones que han copado horas de tertulias televisivas y portadas de periódicos. Se acusó a Podemos de tener una ‘caja B’, de irregularidades en sus donaciones y hasta de licitación irregular de las obras de la sede. Todo se ha demostrado que era mentira.
Ahora, el juez Escalonilla consciente de que su papel ha quedado en evidencia intenta desesperadamente alargar el caso con una segunda prórroga. En un auto del pasado 27 de enero, en contra del criterio de Fiscalía y de todas las partes, dictó alargar durante seis meses más la investigación prospectiva.
La Fiscalía ha sido contundente en sus últimos escritos: no hay simulación del contrato con la consultora Neurona y la instrucción está terminada. Las diligencias que quedan pendientes -una pericial con la que Escalonilla pretende tasar el precio de los trabajos y la declaración de dos trabajadores de Neurona desde México- ya estaban ordenadas dentro de la prórroga anterior, por lo que no justifican otra prórroga.
UN JUEZ EMPECINADO. ¿POR QUÉ ESCALONILLA QUIERE TASAR AHORA EL PRECIO QUE PODEMOS PAGÓ POR LOS TRABAJOS?
Tras verse acorralado por la evidencia de las pruebas -entre ellas más de 1.400 trabajos realizados por Neurona y doce testigos que acreditaron estas labores- Escalonilla tuvo que reconocer que no hubo un contrato simulado como denunciaba Calvente. Es decir, el motivo que utilizó para justificar la investigación contra Podemos quedaba desmontado. Pero el juez sigue empecinado, y en una huída hacía adelante, ha solicitado una pericial para evaluar si el precio que se pagó por estos trabajos es adecuado.
Ante esto, la Fiscalía dejó un recado al juez: Podemos «puede contratar con los proveedores que considera oportuno». Además, resalta un detalle clave: Neurona se pagó con fondos propios del partido, no con fondos electorales, lo que descarta por completo el supuesto delito electoral con el que Escalonilla está empecinado.
A lo anterior hay que añadir, que la tasación que ha ordenado Escalonilla tiene trampa, pues el juez ha mandado tasar solo un tercio de los trabajos que la consultora realizó para el partido morado.
LOS GANADORES Y LOS PERDEDORES DE LA PERSECUCIÓN A PODEMOS
En pocos meses todo estará cerrado, pero el daño causado a las víctimas de esta denuncia falsa será irreparable. No habrá reparación mediática para el partido morado, ni para Juan Carlos Monedero, Juanma del Olmo, Daniel de Frutos, Carlos García, Rocio Val y el resto de señalados.
Pero no todo son penas, hay alguien a quien parece que no le ha ido tan mal. Tras meses de persecución, Escalonilla ha conseguido hacerse hueco en lucrativos eventos empresariales de la mano del magistrado Eduardo de Urbano Castrillo. Este juez es famoso porque firmó la cuestionable condena contra Isa Serra y no vio delito en el cartel electoral de Vox que criminalizaba descaradamente a los menores no acompañados. En 2017, permitió que el autobús de la organización ultracatólica HazteOir circulase con mensajes que atacaban los derechos de las personas trans.
La imagen que se traslada a la opinión pública es que los jueces que investigan o condenan a personas vinculadas a Podemos son luego invitados a participar en actividades de empresas privadas en las que se reciben grandes cuantías económicas.
¿DÓNDE ESTÁ AHORA CALVENTE?
En la actualidad, José Manuel Calvente se enfrenta a una suspensión en el ejercicio de la abogacía tras una denuncia interpuesta por Podemos en el ICAB -Colegio de Abogados de Barcelona- por su mala praxis en sus actuaciones al impulsar una investigación contra uno de sus clientes mediante una denuncia falsa. La Comisión de Deontología del ICAB tendrá que pronunciarse próximamente al respecto.
Pero este asunto no está exento de polémica. Emma Gumbert, quien fuese miembro de la Junta de Gobierno de este órgano en el ICAB hasta 2021, es una de las socias del despacho de abogados que asesora a Calvente en la causa contra Podemos. Emma Gumbert ha abandonado el órgano del ICAB justo después de que LUH destapara sus vínculos con Calvente.
Sin duda el abogado que tenía un modesto sueldo en Podemos ahora parece que cuenta con abundantes recursos económicos. Para que su denuncia tuviese recorrido en los tribunales, Calvente recurrió al prestigioso despacho de abogados del que forma parte Gumbert, el bufete Antrás de Barcelona, que destaca por sus lazos con el poder económico y político y con tarifas al alcance de muy pocos. Entre sus clientes se encuentra el FC Barcelona o Hospital Clínic de Barcelona.
De momento no ha trascendido para quién trabaja en la actualidad Calvente después de organizar el montaje contra Podemos. Las consultas que ha realizado este medio han dado como resultado un ‘portazo’, nadie quiere hablar y hay mucho oscurantismo. «En los últimos tiempos se ha relacionado con gente muy turbia», es la poca información que se obtiene al preguntar a conocidos del exabogado en Barcelona. Queda por lo tanto una duda, que este medio aún no ha podido resolver ¿quién está contratando ahora a Calvente y cuáles son sus fuentes de ingresos?
De las ocho líneas de investigación que abrió el juez Escalonilla hace dos años y medio, sólo queda viva la relativa al contrato con la consultora Neurona, pero se resiste al archivo con el pretexto de un informe forense que ninguna empresa quiere realizar.
¿Quién es el juez Juan José Escalonilla?
Ucrania: anatomía de una realidad distorsionada
La OTAN ha aumentado los aviones de combate y los buques de guerra en el Báltico y en el Mar Negro, para patrullar las fronteras marítimas y terrestres y realizar maniobras militares
No se puede hablar del gobierno de Vladimir Putin olvidando los antecedentes políticos y económicos de los gobiernos que le precedieron.
El gobierno que presidió Mijaíl Gorbachov produjo un vuelco en la política económica de la Unión Soviética. Gorbachov pensaba que la sociedad soviética podía transformarse para crear un nuevo sistema económico. El proceso contó con mucha voluntad, y otro tanto de ingenuidad para entenderse con Occidente, pero no consiguió el efecto deseado y los resultados fueron muy negativos para la economía y la sociedad rusa.
La liberalización de precios, en 1992, y la renuncia a la regulación de salarios causaron una disminución en el nivel de vida, así como cambios en la dinámica y distribución de los ingresos. Como consecuencia, surgió una clase de nuevos ricos, cuyos ingresos no provenían del trabajo, y se amplió el número de pobres: en1993 casi una tercera parte de la población rusa tenía ingresos que no garantizaban la subsistencia.
El país fue incapaz de enfrentar el proceso, y la Perestroika acabó con el cese forzoso de Gorbachov por las oposiciones internas. Fue entonces cuando EE.UU. entró en una fase de delirio imperial, e inducido por su “destino civilizador del mundo” los sucesivos gobiernos se creyeron regidores del mundo sin nadie que les hiciese sombra.
La guerra en Ucrania no comenzó con la invasión rusa del 23 de febrero de 2022.
El inicio hunde sus raíces en el desmantelamiento de la Unión Soviética y en el expansionismo de EE.UU. y la OTAN. No, no es el deseo de un Vladimir Putin desquiciado, sino una respuesta a la política expansiva occidental. La «amenaza rusa» se ha convertido en el grito de guerra para justificar cualquier acción económica y militar a favor Washington.
El ascenso de Vladimir Putin al gobierno truncó las expectativas de los gobiernos que propiciaron el desmantelamiento de la economía rusa. Putin fue sustituyendo a los mayores liquidadores de la Red Pública y de la industrial que sostenía el Estado, lo que permitió reactivar la industria.
La nueva situación hizo que Rusia se viera como una amenaza a la supremacía militar de EE.UU. y a la expansión económica alemana. Para ir debilitando a Rusia se promovieron las «revoluciones de colores» en Georgia y Ucrania; éstas fueron un ensayo general para el golpe de Estado que se perpetró en Ucrania, en 2014.
Tras el golpe de Estado de Ucrania se ha debilitado la posición estratégica que Rusia mantenía en el Mar Negro y Ucrania se ha convertido en una plataforma militar muy importante para EE.UU., sin obviar que las bases de la OTAN forman parte del paisaje del Este europeo.
Desde 1990, Estados Unidos ha tratado de abrir una brecha entre Ucrania y Rusia.
Cuando se disolvió la Unión Soviética, los ucranianos participaron en un referéndum, cuyo resultado fue favorable (90%) a permanecer en la unión con Rusia. Pero la Administración de Estados Unidos no estaba dispuesta a permitirlo, y comenzó a promover líderes ucranianos hostiles a Rusia.
Cuando en 2010 fue elegido Viktor Yanoukovitch, como presidente, inmediatamente se puso en marcha la maquinaria de guerra. ¿Cuál fue el desliz del Yanoukovitch? Querer establecer relaciones amistosas con Rusia y con la Unión Europea, dependiendo de las necesidades económicas y políticas que en cada momento se diesen. La decisión del elegido presidente fue condenada por el gobierno de EE.UU.
En las elecciones de 2012, el partido de Yanoukovitch obtuvo más escaños que los otros tres partidos juntos. Sin embargo, al año siguiente, cuando se negó a firmar un acuerdo exclusivo con la Unión Europea estallaron manifestaciones masivas. El movimiento Euromaidán fue financiado y dirigido por la Administración del presidente Barack Obama. Dicho movimiento fue tomado por nacionalistas de derecha, incluidos los neofascistas; finalmente, la situación creada obligó al presidente a huir del país.
Alargar la guerra
Las sanciones económicas impuestas a Rusia pretenden estrangular su economía, sin admitir que Rusia cuenta con otros países para intercambiar el potencial de sus materias primas. Por otro lado, las constantes ayudas económicas y de armamento que está recibiendo Ucrania alargará la guerra, siendo Europa la que saldrá muy mal parada de la situación creada por EE.UU., ya que, una vez más, expone el territorio y su economía.
Una nueva guerra en el corazón de Europa, fuera de EE.UU. es lo único que hará salir de la recesión al Imperio y a eso se dedica el gobierno estadounidense, con el beneplácito de una Europa metida, de lleno, en la OTAN, colaboradora de un Imperio caduco que necesita alimentarse de guerras.
Ucrania se ha convertido en un campo de batalla que puede expandirse a otros países. Hay voces que alimentan el derecho de Ucrania a unirse a la OTAN sin valorar las consecuencias de la intensidad y extensión de la guerra. Zelensky reproduce la voz de EE.UU., alejando la posibilidad de una salida negociada.
La OTAN ha aumentado los aviones de combate y los buques de guerra en el Báltico y en el Mar Negro, para patrullar las fronteras marítimas y terrestres y realizar maniobras militares. ¿Podemos imaginarnos la reacción del gobierno ruso ante la posibilidad de que misiles nucleares de la OTAN apunten a Moscú?
En “El gran tablero mundial” (1997), Zbigniew Brzezinski reconocía lo siguiente:
«Para Estados Unidos, el principal premio geopolítico es Eurasia… y la primacía global de Estados Unidos depende directamente de cuánto tiempo y con qué eficacia se sostenga su preponderancia en el continente euroasiático».
Según Brzezinski, es el “pivote geopolítico”. Si “Rusia recupera el control sobre Ucrania”, automáticamente adquiere el potencial para convertirse en “un poderoso estado imperial” y en «un desafío para EE.UU.”.
Volodimir Zelensky, el actor millonario, que es elogiado como “el heroico defensor de la democracia”, tiene un pasado muy turbio, además de reprimir y encarcelar a los partidos de izquierda, fue aplaudido ardorosamente por el Parlamento español, incluidos los partidos, denominados de izquierdas.
Jean-Pierre Page, sindicalista francés de la C.G.T., afirma que bajo la presidencia de Zelensky, Estados Unidos “colonizó” Ucrania por completo, y no le falta razón. EE.UU. envió miles de millones de dólares en ayuda militar y asesores, construyó 26 laboratorios para investigación biológica. Además de las millonarias inversiones, la Administración estadounidense asumió un papel importante en la industria y los medios ucranianos, compró grandes extensiones de tierras de cultivo y propuso que Ucrania se uniera a la OTAN. Zelensky, a su vez, puso fin a todas las relaciones con Rusia y suprimió toda oposición política.
Cuando la OTAN se reunió, el 24 de marzo de 2022, Biden dijo que el conflicto en Ucrania significaba que iba a haber un “nuevo orden mundial” y “debemos dirigirlo”. A dichas afirmaciones, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, manifestó:
“Nuestra operación militar especial está diseñada para poner fin a la expansión precipitada y al curso hacia la dominación internacional completa por parte de Estados Unidos y otros países occidentales”.
El Imperio necesita debilitar a Rusia para aislar a China desde Occidente, e impedir que se alce como potencia mundial, aunque llega tarde. Y para conseguir sus objetivos está dispuesto a todo, pero los contrincantes también se rearman y establecen nuevas estrategias. Es una larga partida geoestratégica. Por parte de Rusia, Valeri Gerasimov, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, afirma: “Los intentos de la OTAN por expandirse, en Ucrania, suponen una grave amenaza para la seguridad militar de Rusia». Es por ello que justifica el fortalecimiento militar para garantizar la defensa estatal. El presidente, Vladimir Putin, ha confirmado las palabras del jefe del Estado Mayor.
Los tanques Leopard, que el presidente de Ucrania ha pedido a sus socios europeos, forma parte de la estrategia de la OTAN para continuar la guerra en Europa. Las presiones que ha recibido Alemania de sus socios europeos, sobre todo del gobierno ultraderechista de Polonia, han dado su fruto; la petición del preside Zelensky se cumplirá sin resistencia. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha decidido enviar los tanques Leopard solicitados y permite que otros países lo hagan, (Alemania tiene la patente de los mencionados tanques) En Escandinavia tienen la intención de ir junto con Alemania en el suministro de los tanques solicitados, y España siempre está dispuestas a estar en la cabecera de salida.
Teresa Galeote Dalama
El Congreso peruano echa más leña al fuego: así opera la ultraderecha para retomar el poder
La Cámara ha rechazado el adelanto de elecciones para octubre de este año con 65 votos en contra y 45 a favor en medio de una escalada de militarización del país, autoritarismo del Gobierno y represión contra las movilizaciones populares.
Un manifestante choca con la policía antidisturbios durante una protesta contra el Gobierno de la presidenta peruana Dina Boluarte. — Hector Adolfo Quintanar Perez / EUROPA PRESS
La crisis en Perú se agrava después de que la mayoría parlamentaria haya rechazado adelantar las elecciones para octubre de este año. Esta decisión arroja gasolina al fuego de las protestas sociales iniciadas en diciembre exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y elecciones este año.
En paralelo, escala la militarización del país, el autoritarismo del Gobierno y la represión contra las movilizaciones populares. Sube el tono de un discurso cada vez más fascista del Gobierno, la derecha parlamentaria y los medios de comunicación hegemónicos que criminaliza las protestas y a la izquierda, aplaude la represión que dispara contra los manifestantes, justifica la militarización del país y utiliza –de la mano de la Fiscalía– acusaciones sin fundamento por terrorismo.
Las protestas ya han dejado cerca de 60 muertos, entre ellos 46 asesinados por disparos de la Policía y el Ejército, una represión que apunta principalmente contra las poblaciones andinas. Pero las protestas resisten, no dan tregua.
Después de la decisión del desacreditado Congreso peruano –9% de aprobación popular– de bloquear la celebración de elecciones este año, hubo este sábado una masiva movilización por las calles de Lima. Continúan las protestas diarias en buena parte del país y los bloqueos de vías. La represión sigue siendo la única respuesta del Gobierno.
Desde hace diez días, las movilizaciones populares antigubernamentales son diarias en la capital. Muchos ciudadanos que han llegado a Lima desde distintas regiones son parte central de las protestas siempre reprimidas con bombas lacrimógenas lanzadas indiscriminadamente, disparos de perdigones, golpes y detenciones arbitrarias. En las poblaciones andinas la represión ha sido con disparos de fusil.
El Congreso ha rechazado el adelanto de elecciones para octubre de este año con 65 votos en contra y 45 a favor. Ha habido dos abstenciones. Se requerían 87 votos, dos tercios de la cámara, para aprobarla en primera instancia. Después tendría que ser ratificada en una segunda votación.
Se ha pedido la rectificación de la votación que rechazó las elecciones este año, por lo que se volverá a votar este lunes. Parece muy poco probable un cambio que permita aprobarla. En diciembre, bajo presión popular, 93 legisladores aprobaron adelantar las elecciones de 2026 para abril de 2024, decisión que está pendiente de ser ratificada en segunda votación. Las masivas movilizaciones exigiendo elecciones este año llevaron a debatir un segundo adelanto de elecciones.
Se opusieron al adelanto de las elecciones a 2023 la ultraderecha –salvo la fujimorista Fuerza Popular (FP)– y la mayor parte de los legisladores de derecha y centroderecha. Quieren elecciones en 2024 porque buscan tiempo para introducir reformas que los favorezcan y copar los organismos electorales. En medio de las fuertes protestas sociales, el fujimorismo cambió de postura y respaldó el adelanto. Se opusieron a elecciones este año las bancadas de Perú Libre (PL) que llevó a Pedro Castillo a la presidencia y sus escisiones como el Bloque Magisterial (BM). Estos grupos de izquierda condicionaron su apoyo al nuevo adelanto de elecciones, a la aprobación de un referéndum para una Asamblea Constituyente, lo que sabían no tenía opción de prosperar.
No es la primera vez que PL coincide con la ultraderecha. En declaraciones a Página 12 en agosto pasado, su secretario general, Vladimir Cerrón, declaró que prefería aliarse con la ultraderecha antes que con la izquierda progresista, a la que considera su «principal enemigo». Esta votación ha sido una nueva expresión de sus coincidencias con la ultraderecha. La izquierda progresista de Cambio Democrático –Juntos por Perú (CD-JP)– respaldó que las elecciones sean este año.
«El Congreso ha perdido la oportunidad de levantar la tapa de la olla de presión para que un poco de la calentura acumulada salga. Esto va a incrementar la ira y la bronca de la gente», ha declarado a este diario el historiador, antropólogo y analista político Carlos Monge.
Sobre la coincidencia de la ultraderecha y un sector de la izquierda en el rechazo a elecciones este año, señaló: «Comparten una agenda conservadora antiderechos, contra el avance de las perspectivas de género, los derechos de las mujeres, la diversidad sexual. Quieren quedarse unos meses más para avanzar en esa agenda común y para seguir haciendo lobbies, representación de intereses de quienes financiaron campañas y para disfrutar unos meses más de un buen sueldo. Están mezquinamente negociando unos meses más en el Congreso a costa de los muertos en las calles».
«Al darles más tiempo para las elecciones, PL y BM le están dejando el camino libre a la derecha para la captura de los organismos electorales», Monge ha opinado que el fujimorismo cambió de postura y respaldó las elecciones este año para buscar posicionarse en la línea de lo que demanda la mayoría y por un cálculo electoral.
«FP es el partido de la derecha que tiene más base social, muchas de sus bases deben estar presionando para elecciones este año. En su decisión también puede haber un cálculo político subalterno, piensan que pueden ser la única opción viable de la derecha en una elección a corto plazo. Pero lo que el fujimorismo pueda ganar con su apoyo a elecciones este año está limitado, porque al mismo tiempo apoya al Gobierno y la represión«, ha explicado.
Eduardo Ballón, antropólogo e investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (Desco) ha señalado que la mayoría del Congreso aceptó en primera votación adelantar las elecciones para 2024 «por temor y su relativa derrota ante la fuerza y la violencia de la movilización de la gente, pero quieren quedarse el mayor tiempo, hasta 2026 si eso fuera posible».
Prácticamente se ha caído el adelanto de las elecciones para 2023 y no están confirmadas para 2024. El adelanto de elecciones, coinciden ambos analistas, dependerá de la fuerza que mantengan las movilizaciones populares.
«Si en los próximos cuatro o cinco días no hay un curso que nos lleve al adelanto de elecciones al 2023 vislumbro un escenario con bastante más violencia y represión de la que hemos visto hasta ahora. Un bloqueo de las pocas posibilidades de diálogo que hay en este momento. Hay una polarización cada vez más visceral«, ha señalado Ballón.
En su opinión, el gobierno es insostenible. «Boluarte no tiene posibilidad de sostenerse hasta 2026, y veo difícil que se sostenga hasta 2024. Su única posibilidad de mantenerse es profundizando más su alianza con la ultraderecha y el aparato militar. Hay claramente un empoderamiento de las fuerzas armadas y policiales en el gobierno».
En esa misma línea, Monge ha advertido que el rumbo del gobierno «está llevando a la militarización total del país». «Este gobierno solo puede imponerse a balazos, incluso a cañonazos porque los tanques están tomando parte del territorio. Boluarte solamente es sostenible en la forma de una dictadura cívico-militar abierta«.
EEUU bordea la suspensión de pagos: ¿qué pasaría en el mundo si la Casa Blanca declara la bancarrota?
El ala ultraderechista de los republicanos trata de entorpecer una subida del límite de endeudamiento. Estados Unidos nunca ha declarado un ‘default’, aunque ha estado a punto de incumplir los vencimientos de su deuda soberana.
Un comerciante cuenta dólares estadounidenses en un mercado de cambio de dinero en Karachi el 26 de enero de 2023. — Asif Hassan / AFP
El riesgo de que EEUU se declare por primera vez en bancarrota nunca ha sido tan elevado como en la actualidad. Ni siquiera en la última ocasión, en 2011, cuando la Administración Obama tuvo que registrar los gastos empleados para rescatar a los bancos estadounidenses por los agujeros contables ocasionados por la crisis crediticia desatada tres años antes, con la quiebra de Lehman Brothers, cargados, por un lado, de unas hipotecas subprime de baja calidad y, por otro, de unos productos de inversión de una elevada toxicidad.
El Tesoro americano está a punto de alcanzar el límite legal de endeudamiento, establecido en 31,46 billones de dólares desde diciembre de 2021, cuando el Congreso aprobó una ampliación crediticia de 2,5 billones para atender las obligaciones de pago. El departamento que dirige Janet Yellen, expresidenta de la Reserva Federal, ha prometido en una carta dirigida a los líderes tanto del bando republicano como del demócrata en ambas cámaras legislativas, una petición solemne de acuerdo para atender las necesidades «extraordinarias» que demandan las «incertidumbres» de un periodo como el actual, de viraje en el orden geopolítico y económico global.
Yellen insta al Capitolio a evitar el default, escenario que sucedería a lo largo del verano, según cálculos del mercado, porque el servicio de deuda americano está a tan sólo 78.000 millones de superar su tope legal. De ahí que elevar este umbral se haya convertido en un objetivo imperioso para la secretaria del Tesoro, que promete en su misiva la puesta en liza de medidas inmediatas de ajuste para garantizar la luz verde de la bancada republicana. Yellen describe un «periodo geopolítica y coyunturalmente complejo» para justificar su demanda y que requiere de «recetas extraordinarias» dirigidas a superar las «considerables incertidumbres». Para lo cual, se precisan «dosis de liquidez suficientes antes de junio».
Pero, ¿es factible una declaración oficial de suspensión de pagos por parte del primer mercado del mundo? Las respuestas a estas cinco cuestiones explican la tibia frontera por la que atraviesa el flujo de caja de la Casa Blanca.
¿Cuánto preocupa el reloj del endeudamiento americano?
El salto de los niveles de deuda de EEUU se ha agudizado en el último decenio y medio. En 2020 llegó a suponer el 129% de su PIB, valorado por el FMI al término de 2022 en 25 billones de dólares, una cantidad que representa la cuarta parte de la economía global cifrada en 101,5 billones. El incremento de la economía americana en el bienio posterior a la Gran Pandemia es precisamente la causa del retroceso porcentual de la losa de endeudamiento americana, que se redujo en siete puntos al término de 2021, pero que cuantitativamente se aproxima a los 31,5 billones de dólares y revela la urgencia de reclamar un aumento del límite de endeudamiento para que el Tesoro gestione con margen de maniobra los trascendentales vencimientos de pagos de este semestre.
El coste de que el Capitolio no expanda los límites de deuda significa un trauma para EEUU. Igual que cualquier impedimento legislativo por elevar los topes de sus agujeros presupuestarios, lo que se conoce como el desfiladero fiscal, una constante en las últimas décadas que siempre se han saldado, en ambos casos, el de la deuda y el del déficit, con acuerdos entre los dos partidos con representación en la Cámara de Representantes y el Senado. De leve mayoría republicana, la primera, y demócrata la segunda, tras las elecciones midterm de noviembre pasado.
Desde hace décadas, pues, las facturas estadounidenses por financiación de guerras, costes por recesiones, incrementos presupuestarios excepcionales como los designados por Donald Trump a Defensa durante su mandato, en el que también se vieron mermados los ingresos por su doble y agresiva rebaja fiscal en el IRPF y Sociedades, o por los daños colaterales de crisis sanitarias como la de la covid-19, de forma más reciente.
El Tesoro ha sido en todas estas situaciones –y en anteriores, a lo largo y ancho del siglo XX, con todas sus sobresaltos y conflictos bélicos– el gestor de los compromisos de pago, el bombero que acude al mercado a encontrar financiación inmediata sin perder la reputación de acreedor internacional. La triple A que ha acompañado, a veces de manera difícil de explicar, la andadura de la primera economía global, con su dispendio de facturas sin pagar, en sus calificaciones de riesgo del triunvirato de grandes agencias de rating –Standard & Poor’s (S&P), Moody’s y Fitch–, en sus distintas notas de examen, brilla por su ausencia desde 2011. Pero podría bajar peldaños adicionales si el escenario no se corrige o si, como advierte Brian Deese, el director de la oficina económica de la Casa Blanca, y suscribe su jefe, Joe Biden, los legisladores acaban con la «sagrada obligación» de atender las obligaciones contraídas.
La reacción republicana apunta a deslealtad institucional
El mercado se está tomando cada vez más en serio la amenaza de bancarrota. La sucesión de notas a inversores por parte de bancos y firmas de fondos se suceden y en todas ellas se alerta sobre el enorme riesgo y la creciente posibilidad de la que Administración Biden sea la primera en declarar un default. Con unos desembolsos presupuestarios que han alcanzado en el primer trimestre de ejecución –el ejercicio fiscal americano empieza en octubre– el 64% de las partidas federales asignadas y «continúa aumentando de manera insostenible», critican las voces republicanas en el Congreso.
Precisamente este argumento es el que utiliza el Grand Old Party (GOP) para plantear una batalla encarnizada por un asunto sobre el que exigirán como moneda de cambio píldoras de disciplina presupuestaria. De hecho, esta contrapartida figura entre las prerrogativas que la facción ultra de la formación –bajo la influencia de Trump– hizo valer al comienzo de año para dar su respaldo –in extremis y después de una larga, dura y excepcional pugna interna–, a la nominación de Kevin McCarthy como su líder en la Cámara de Representantes.
Algunos de los más beligerantes con la designación del legislador californiano llegaron a exigirle sin tapujos que abortara cualquier intento de aumentar el límite de deuda. De forma soterrada, el planteamiento del GOP habla de un acuerdo a cambio de un recorte de 130.000 millones del gasto federal el año en curso y reformas estructurales para combatir y aliviar la deuda. Algo que descarta el propio Biden. El presidente ha atacado a McCarthy y su «táctica suicida» por resultar «peligrosa» para la economía estadounidense, que se aproxima a la recesión, según indicadores predictivos como el de The Conference Board, a pesar de haber marcado un repunte del 2,9% interanual en el último trimestre de 2022.
También desde las filas demócratas, el líder de su mayoría en el Senado, Chuck Schumer, incide en que «EEUU paga sus deudas» y en que cualquier intento republicano de usar «la fe, el prestigio y el crédito» del país en los mercados internacionales para encarecer el coste de las familias sería un «movimiento equivocado». En sintonía opiniones como la de Wendy Edelberg, de Brookings Institution, para quien «jugar con la economía americana y con la vida de las personas es una irresponsabilidad», ya que la deuda incluye garantías para los recibos a la Seguridad Social o por el pago de contratos federales y su no destope podría obligar al cierre de la administración.
Además de la expulsión potencial de millones de trabajadores del mercado laboral, el estallido de otro crash financiero y la pérdida del 15% del PIB, según el modelo económico de Bloomberg. Además de un daño irreparable sobre la confianza inversora de EEUU que redundaría en costes crediticios extremos por las dificultades de acceso a la financiación internacional.
¿Cómo se gesta el exceso de deuda desde la crisis de 2008?
El llamado abismo fiscal de 2012 y el posterior cierre que, de forma temporal, experimentó parte de la Administración Obama por el rechazo de la mayoría republicana del Congreso a elevar el límite de gasto presupuestario en un ejercicio en el que se acumularon los despliegues de recursos por los rescates a la banca por el crash crediticio de 2008, acercó la deuda al 100% del PIB que en ese momento estaba valorado en 16,7 billones de dólares.
A partir de este año, el nivel de endeudamiento americano se ha instalado cómodamente por encima de la capacidad productiva anual de su economía. A pesar de fenómenos favorables para su paulatino ajuste como el final del programa Quantitative Easing (QE) de compra de activos y deuda soberana y corporativa de la Fed o la caída del precio del petróleo entre 2014 y 2015.
La aversión al riesgo inversor por la tensión del brexit, las guerras comerciales y rebajas fiscales durante la legislatura de Donald Trump dominó la gestión del dirigente republicano e instaló la deuda cómodamente por encima del 100% del PIB.
El bienio de Gran Pandemia, con recesión galopante y la instauración del American Rescue Plan Act llegó a dejar la tasa en el 129% en 2020 y elevó cuantitativamente –aunque no en porcentaje– la losa de deuda en 2021 por los efectos directos de las recetas para combatir la inflación y por la condonación de las deudas estudiantiles, que rebasaban los 1,7 billones de dólares, cifra que supera al PIB español.
El coste actual de la deuda supondría un gasto de 94.218 dólares por ciudadano estadounidense y 246.867 por contribuyente, mientras las arcas federales apenas recaudan 13.788 dólares por cada residente, según US Debt Clock.
En la actualidad, y según la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), si los legisladores retiran la ampliación crediticia, el Tesoro sólo podrá ir poniendo en marcha sus medidas extraordinarias –entre las que se encuentran el más de medio billón de subsidios a las energías verdes, los chips y otros componentes y a la tecnología, a cuentagotas, en función de los ingresos federales. Y el déficit de las cuentas en el actual año fiscal ya equivale al 4,6% del PIB.
¿Es una amenaza exclusivamente estadounidense?
En absoluto. Más bien se acerca a la idea de un riesgo sistémico, con repercusión global. La deuda global sigue lejos de su nivel pre-covid y bajo el tensor del dólar fuerte. Según el FMI, sus niveles son un arma de doble filo, porque su ratio se redujo diez puntos en 2021, hasta el 247% del PIB del planeta, segundo registro histórico más alto tras la de 2020, provocado por la Gran Pandemia, pero, al mismo tiempo, y en términos cuantitativos, las obligaciones contraídas alcanzaron los 235 billones de dólares, una cota que no guarda parangón en la historia.
Los esfuerzos de corrección de los vencimientos de deuda acumulados en 2021 por los estados –la denominada soberana–, empresas no financieras y hogares fueron notables tras un largo y complejo bienio de crisis sanitaria en el que, según el FMI, se emplearon más de 19,5 billones de dólares –cantidad equivalente al PIB de China– en estímulos económicos y monetarios, a los que se sumarán otros 12,5 billones hasta 2024 por los futuros cheques gubernamentales para paliar los efectos de la escalada de los precios energéticos.
En 2022 –apuntan Vítor Gaspar, director del Fiscal Monitor del FMI y dos analistas del área, Paulo Medas y Roberto Perrelli–, las economías tuvieron que destinar recursos a contener la espiral inflacionista y a un repunte de la demanda que comprimió las cadenas de valor dentro de un clima geopolítico de alto voltaje que catapultó los precios de la energía y de los alimentos y elevó de nuevo la hegemonía del dólar. Y para 2023, el escenario tampoco es halagüeño para realizar ajustes de endeudamiento; ni entre las potencias industrializadas, ni en mercados emergentes o en países en desarrollo.
El FMI pronostica que una tercera parte de la actividad global atravesará dos trimestres seguidos de contracción este año y que el receso de la producción global hasta 2026 será de 4 billones de dólares, un boquete comparable al PIB germano. Otro indicio de la brecha entre corrección del porcentaje de deuda e incremento de su valor real que se avecina y que se agravaría si el dólar continúa con su rally alcista, al calor del aumento de los tipos de interés de la Reserva Federal.
El Fondo Monetario sitúa a Japón, Sudán y Grecia (con el 257%, el 210% y el 207% de ratios en relación a sus respectivos PIB) como las naciones más endeudadas del planeta al término de 2021. A los que siguen Eritrea (207%); Cabo verde (161%); Italia (155%); Surinam (141%) hasta cerrar el top-ten con el triunvirato formado por Barbados y Singapur (ambos con un 138%); y las Islas Maldivas (137%). Dos peldaños más atrás, en el decimosegundo eslabón, aparece EEUU.
El mercado confía en que EEUU se salve sobre la campana
Es el mensaje sobre el que se edifica un frágil consenso que no descarta totalmente el default y en el que inciden en el «shock masivo que generaría una catástrofe de estas características sobre la confianza internacional» de la mayor economía del planeta, explican en Goldman Sachs. Y que supondría una paralización drástica de los gastos de los hogares, además de una reducción de sus niveles de rentas, demandas de indemnizaciones por parte de los inversores para compensar los riesgos añadidos en los mercados de bonos y caídas drásticas de los activos a lo que sucedería subidas de tipos para amortiguar los daños que encarecerían hipotecas y préstamos a empresas.
Ante esta situación, el Tesoro priorizaría pagos e intereses por perjuicios a inversores y aplicaría medidas excepcionales para contener el estrés de los mercados de deuda y, en el terreno de la economía, dispondría de menos liquidez y canales para estimular el PIB. O, como sucedió en los oscuros días de 2008 en los que se contuvo la respiración porque el Congreso votó inicialmente en contra de la ley creada para estabilizar el sistema bancario, el Dow Jones industrial retrocedió un 7% durante las horas en los que los legisladores cambiaron el sentido de su voto.
Un escenario al que el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell espera no generar, dado que, a su juicio, «el acuerdo es inevitable», y para el que el Tesoro dispone de medio billón de dólares de emergencia. Los republicanos controlan la Cámara de Representantes por 3 escaños y los demócratas el Senado por 1.
Christian Gattiker, director de Investigación en Julius Baer, cree que la situación de la deuda en EEUU «es menos dramática ahora que en cualquier otro momento del pasado reciente», porque la primera potencia mundial «no puede permitirse el lujo de perder el paso ante la reactivación de China en un año cargado de tensiones geopolíticas» y el temor del mercado «induce a pensar precisamente que el Congreso no será un obstáculo».
Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, recuerda que este compás de espera ha sucedido hasta 68 veces desde la década de los sesenta pero también existe el temor a que se repita «el enfrentamiento que se produjo en 2011, que golpeó a los mercados y puso en riesgo el mercado de valores del Tesoro estadounidenses», explica.
El PSOE denuncia los vínculos del líder del PP de Getafe con la empresa que quiere disparar el alquiler a 240 familias
El candidato popular es el administrador mayoritario (en un 50%) de Luxury Community and Services SL., una empresa que es cliente de Fidere, firma que busca acometer las subidas de los precios.
Los inquilinos exigen que el fondo de inversión se siente a negociar renovaciones de contratos con condiciones similares. — PÚBLICO / ARCHIVO
El PSOE ha denunciado las relaciones del candidato del PP de Getafe, Antonio José Mesa, con Fidere, empresa perteneciente a Blackstone, el fondo buitre considerado el mayor casero de España. Esta compañía pretende llevar a cabo subidas de precio de entre el 30% y el 70% a 240 viviendas de protección situadas en el barrio de Buenavista, en Getafe (Madrid).
El líder popular es el administrador mayoritario (en un 50%) de Luxury Community and Services SL., una empresa que es cliente de Fidere para el mantenimiento de fincas, según recoge el medio local Getafe Capital.
«No solo no mueven un pelo por nuestros vecinos: es que se lucran de la especulación que sufren. La falta de vergüenza del PP en Getafe no conoce límites», ha señalado el PSOE de Getafe en su cuenta de Twitter. En la web de la compañía del candidato popular se muestra que la inmobiliaria Fidere es uno de los clientes, al igual que las inmobiliarias Aliseda y Testa.
Fidere es una firma que ha ido creciendo a lo largo de los años y se ha hecho con el control de varias promotoras de viviendas protegidas y ha adquirido, incluso, activos y préstamos de la Sareb, el llamado banco malo, tanto en Madrid como en otras regiones.
Calle Caídos de la División Azul: concentración en Madrid contra el fascismo en el callejero
Los vecinos de Madrid se plantan frente a la «memoria sectaria» de José Luis Martínez Almeida y reclaman democratizar el callejero de Madrid. La Plataforma Calles Dignas se ha concentrado durante la mañana de este viernes en la calle Caídos de la División Azul para denunciar la «ignominia» que supone que las vías de la capital rindan homenaje a quienes combatieron junto a las tropas nazis. En 2017, durante el Gobierno de Manuela Carmena, el pleno del Ayuntamiento decidió por consenso el renombramiento de hasta 52 calles que hacían tributo a figuras vinculadas a la dictadura y al fascismo. En particular, se votó que la vía cuyo título hacía honores a la División Española de Voluntarios pasase a llamarse Memorial 11 de marzo de 2004, en recuerdo de las víctimas de atentado más sangriento que se ha visto en la ciudad. Periodismo, investigación y compromiso para construir un mundo más igualitario.
Algeciras: cómo la ultraderecha utiliza los ataques para promover el odio
Chema Molina explica cómo la ultraderecha utiliza los ataques y las desgracias para promover el odio. Se trata de una estrategia global y que no es en absoluto casual. Periodismo, investigación y compromiso para construir un mundo más igualitario.