Ni dialogante, ni moderado ni buen gestor: el año en que se desinfló la imagen de Feijóo

De la parálisis del CGPJ a a la polémica del aborto, el presidente popular ha incurrido en los últimos meses en errores y contradicciones que han debilitado su liderazgo.

Alberto Núñez Feijóo

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en Cádiz.  EFE/Román Ríos.

Cuando aterrizó en Madrid hace poco menos de un año para suceder a Pablo Casado, Feijóo era la gran esperanza del PP. Cargaba en su mochila sus cuatro mayorías absolutas en Galicia y una sólida imagen de político honesto, moderado y competente que lo convertía en el candidato ideal de la derecha. Hasta la progresía mediática simpatizaba con él. Era algo así como ese cuñado de derechas que cualquiera querría tener si no le queda más remedio que tener un cuñado de derechas.

El efecto cuñado de Feijóo ha ido de más a menos y el globo se ha desinflado en apenas doce meses. Las encuestas siguen dándole un buen resultado en unas elecciones generales, pero la idea de ganarlas por mayoría absoluta que el PP acariciaba el año pasado se aleja sondeo a sondeo. Los errores recurrentes de su discurso, las evidencias de que el currículum de buen gestor que se labró en Galicia tiene mucho de impostado, su falta de firmeza para posicionar a su partido en temas clave para la ciudadanía y su ambigüedad ante Vox, que según las encuestas mantiene casi intacto su caladero de votos, han desgastado su liderazgo, cuya fragilidad se pone de manifiesto cada vez que Isabel Díaz Ayuso se lo propone.

¿Buen gestor?

Durante los trece años en los que presidió la Xunta, apenas trascendió fuera de Galicia información alguna que justificara la imagen de buen gestor de la que gozaba. Tampoco ninguna de las que la contradicen: bajo su mandato se triplicó la deuda públicase destruyó empleo, se recortaron, privatizaron y degradaron la sanidad y los servicios sociales, se ninguneó a la educación pública, desapareció el sistema financiero gallego, se deslocalizaron industrias clave del tejido industrial, se promovió un modelo de desarrollo basado en el eucalipto y la producción de energía con enormes costes medioambientales, y el gallego perdió hablantes como nunca en su historia.

¿Honesto?

Al margen de las fotos con Marcial Dorado, la marcha de Feijóo a Madrid puso la lupa sobre actuaciones polémicas del expresidente del PP que pocas veces habían pasado de la pequeña y escasa prensa independiente de Galicia. En el último año se supo que contaba con un patrimonio exageradamente alto para el salario que recibía como presidente de la Xunta; que había entregado contratos millonarios a la empresa que dirige su hermana en Galicia; que había colocado a su prima médica en puestos relevantes de la gestión sanitaria, y a otros amigos y afines en cargos bien pagados que fueron nombrados a dedo para dirigir chiringuitos y empresas públicas; incluso se supo que, siendo ya presidente del PP, se había dejado invitar en zona VIP junto a su sucesor, Alfonso Rueda, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y sus respectivas parejas, a un concierto organizado por la Xunta en Pontevedra.

También se extendió la idea de que Feijóo se había labrado su imagen en Galicia mediante la manipulación a su favor de la televisión y la radio públicas y de las ayudas millonarias entregadas a los medios privados de comunicación de la comunidad, que recibieron 45 millones en sus trece años de mandato. De hecho, hasta empleó sus últimos días en la Xunta para allanar su aterrizaje en Madrid con subvenciones a dedo difíciles de justificar a los grandes medios privados de ámbito estatal con sede en la capital del Estado.

¿Estadista?

La derecha mediática acogió al expresidente gallego con los titulares abiertos. Pero para presidir el Consejo de Ministros no basta con tener fama de funcionario eficiente, y a Feijóo le está costando mucho dar argumentos que permitan a los medios afines glosarle con ese aura de estadista capacitado sin la que parece imposible ganar elecciones generales. Al contrario. Ha cometido en público algunos errores que pisan la estrecha línea que separa el acto fallido del ridículo intelectual, como afirmar que Orwell escribió 1984 en 1984; creer que Picasso era catalán; situar la Costa Dorada en València y los Óscar en Sevilla; declarar que su lectura favorita es Poemas galegos, algo poco creíble si se tiene en cuenta que lo que escribió Rosalía de Castro fue Cantares galegos; preguntarse por qué las vacas sólo llevan nombres femeninos o creerse que las merluzas que se pescan en el Gran Sol, frente a Irlanda, pueden llegar a atacar a los bañistas de las playas gallegas si los pescadores no las capturan.

No todas esas afirmaciones se realizaron este último año, pero las redes más maledicentes las han recuperado y rebotado hasta la saciedad. Y más allá de esas patadas verbales más o menos hilarantes, lo cierto es que sí son recientes algunas muestras de preocupante ignorancia sobre asuntos sobre los que se le presupone conocimiento de sobra: que no fue el Gobierno socialista de Sánchez, sino el de Rajoy, de su propio partido, el que retiró la rebaja de impuestos por la compra de vivienda; que Podemos no tiene senadores -a Feijóo le extrañó su ausencia en un debate en el Senado, donde él sí ocupa un escaño-, o que las pensiones no dependen de los presupuestos generales del Estado y no computan, por tanto, a la hora establecer el techo de gasto de éstos.

Hace unos días, en uno de los medios que más le miman, el digital El Debate, la periodista que le entrevistaba le preguntó si había empezado a aprender inglés. Feijóo respondió restándole méritos a quienes, a diferencia de él, dominan ese idioma, alegando que cuando uno está representando a España ha de tener tanto cuidado con «el tiempo del verbo» y la elección del «sustantivo adecuado» que casi es mejor dejarlo en manos de un intérprete.

¿Moderado?

Durante sus años en Galicia, Feijóo presumía de que Vox no tenía presencia en la comunidad. Probablemente fue eso lo que más entusiasmó de su perfil al aparato de un PP que aún no ha averiguado cómo taponar la cañería que desagua hacia el partido de Abascal los votos que los populares consideran propios. Sin embargo, lejos de mantener una estrategia de confrontación con la ultraderecha, Feijóo ha insinuado que si le hace falta contará con Vox para gobernar, noticia recibida con estupor en el Partido Popular Europeo; ha bendecido su acceso al Gobierno de Castilla y León y se ha mostrado tibio y seguidista en el planteamiento y la conducción de algunos debates públicos.

¿Dialogante?

Gracias a sus mayorías absolutas, Feijóo nunca necesitó pactar en Galicia. Y desde que llegó a Madrid ha dado muestras de que ahora tampoco dialoga si no le conviene. Su negativa a acordar en las Cortes la renovación del Consejo General del Poder Judicial, como establece la Constitución, incumpliendo el pacto al que había llegado con el PSOE y dando por inválidos los acuerdos previos de su propio partido, pusieron en duda el valor de su palabra y de manifiesto la fragilidad de su liderazgo.

Porque lo que trascendió fue que tomó la decisión de romper las negociaciones presionado por un whatsapp que le envió Isabel Díaz Ayuso. Semanas después, el PP recurrió ante el Tribunal Constitucional, con mayoría caducada de magistrados afines a su formación, para evitar que se tramitara una ley para desbloquear su renovación, lo que derivó en una de las crisis institucionales más graves de la historia de la democracia española. Feijóo no tuvo que aprender a dialogar durante sus trece años en Galicia, y tampoco a ser un buen orador parlamentario, lo que, a la postre, también le está desdibujando en sus debates con Sánchez en el Senado.

¿Previsible?

El pasado 23 de enero, el equipo de Feijóo montó una perfomance en el oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde se firmó la Constitución de 1812, para que el líder popular apareciera suscribiendo un solemne contrato con la ciudadanía que él jura cumplir, si gana las elecciones previstas para el próximo otoño, en sus primeros cien días de mandato. El montaje y el mensaje eran clavaditos a otro acto que representó en Santiago poco antes de las elecciones autonómicas gallegas de 2009, donde anunció otro pacto de regeneración democrática que luego incumplió durante sus trece años al frente de la Xunta.

El de ahora también contiene muchas y buenas palabras, que colisionan de frente con su acción política. Como proponer, a pocos meses de las elecciones municipales, que sea nombrado alcalde el cabeza de la lista más votada. Si Feijóo fuera previsible y predicara con el ejemplo, al menos habría impedido o impediría que en Ourense, donde las elecciones anteriores las ganó el PSOE, siguiera gobernando Gonzalo Pérez Jácome con tres de los 27 concejales del pleno.

¿Coherente?

Feijóo se ha metido últimamente en varios jardines, y uno de los más espesos le atrapó hace días cuando aseguró que la legislación española sobre el aborto que su propio partido había recurrido ante el Tribunal Constitucional era «correcta». Los portavoces de la Iglesia Católica le tildaron de traidor, y en las sedes del PP se han cansado de recibir llamadas de militantes católicos sorprendidos por el repentino cambio de postura de su partido.

Feijóo, que presidió hasta hace nada una comunidad donde el 78% de los abortos se realizan en la sanidad privada ante las dificultades para hacerlo en la pública, se apresuró a decir «digo» donde había dicho «Diego», pero sin aclarar si considera el aborto un derecho de la mujer ni explicar por qué desde que accedió al liderazgo del PP estatal no había procedido a retirar el recurso ante esa norma que considera correcta. El pasado viernes anunció que el PP no va a recurrir ante el Constitucional la nueva ley de interrupción voluntaria del embarazo, y tampoco explicó por qué, a pesar de que su partido se ha cansado de repetir que uno de los preceptos de la norma, el que permite el aborto de las menores de 16 a 18 años sin el consentimiento de sus padres, es inconstitucional.

EEUU pone una línea roja a China: enviar armas a Rusia

La embajadora de EE.UU. ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield.

Estados Unidos lanza una advertencia a China sobre el posible envío de armamento letal a Rusia en medio del conflicto en el territorio ucraniano.

“Damos la bienvenida a la declaración de China en la que dice querer la paz, porque eso es lo que siempre queremos conseguir en situaciones como esta. Pero también tenemos que dejar claro que, si hubiera pensamientos y esfuerzos por parte de los chinos y otros países para proporcionar apoyo letal a los rusos, en su brutal ataque contra Ucrania, eso sería inaceptable, sería una línea roja”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield.

En una entrevista con la cadena estadounidense CNN emitida el domingo, la diplomática señaló que Washington está dispuesto a “competir” con el gigante asiático, recordando las palabras del presidente norteamericano, Joe Biden, según las cuales, el país norteamericano tiene que “ver a China como el adversario que es”.

En este mimo contexto, puso énfasis en que Estados Unidos está dispuesto a enfrentarse con los chinos cuando sea necesario y, de hecho, lo está haciendo.

“Y eso es lo que seguiremos haciendo para garantizar que nuestros intereses nacionales estén siempre en primer plano”, sostuvo.

 

Estados Unidos formuló dicha alerta, a pesar de que el propio país norteamericano ha proporcionado a Ucrania decenas de miles de millones de dólares en armas desde que Rusia lanzó una campaña militar en este país.

Ante tal coyuntura, Moscú asevera que Occidente está poniendo en riesgo su propia seguridad al entregar ingentes suministros de armas a Ucrania, y advierte de que de esta forma los países occidentales están “echando leña al fuego” del conflicto, lo que “tendrá repercusiones trágicas”.

 

Pyongyang lanza 3 misiles balísticos tras maniobras Washington-Seúl

El disparo de prueba de un misil balístico intercontinental de Corea del Norte, 24 de marzo de 2022. (Foto: KCNA)

Corea del Norte ha lanzado tres misiles balísticos no especificados hacia el mar del Japón (mar del Este), según han informado este lunes militares japoneses.

Los misiles cayeron fuera de la zona económica exclusiva de Japón, ha comunicado la cadena japonesa NHK, citando una fuente gubernamental.

Por su parte, la oficina del primer ministro japonés tuiteó la mañana del lunes que “Corea del Norte lanzó un posible misil balístico”. La guardia costera japonesa dijo poco después que el proyectil “parece haber caído ya”, sin dar más detalles.

A su vez, el Estado Mayor de Corea del Sur, ha anunciado que “Corea del Norte lanzó un misil balístico no identificado hacia el mar del Este”, según ha reportado la agencia oficial surcoreana Yonhap.

 

La medida de Corea del Norte tiene lugar luego de que Estados Unidos y Corea del Sur llevaron realizaron este domingo ejercicios militares conjuntos, que involucraron bombarderos estratégicos B-1B, en respuesta al lanzamiento de un misil balístico intercontinental norcoreano el día anterior.

De hecho, Corea del Norte llevó a cabo el sábado un “lanzamiento de prueba” de un misil balístico intercontinental de Hwasong-15, que alcanzó la altura máxima de 5768 kilómetros y cubrió 989 kilómetros antes de impactar en una zona designada en el mar del Japón.

La agencia estatal norcoreana KCNA precisó que el disparo, realizado desde el aeropuerto internacional de Pyongyang, demuestra los avances del país en el desarrollo de las capacidades de contraataque nuclear en medio de las tensiones con EE.UU. y Corea del Sur.

En reiteradas ocasiones, Pyongyang ha alertado de la escalada de tensiones en la zona por los ejercicios militares de Seúl y Washington, advirtiendo al país norteamericano y “sus fuerzas vasallas” de que las amenazas militares que constituyen para región podrían responderse con “fuerza nuclear abrumadora”.

La entrevista de Jordi Évole a Macarena Olona, analizada por los tuiteros: «Es muy difícil ser tan falsa y muy complicado ser mejor actriz»

Por  

Peter O’Toole en Lawrence de Arabia, Robert de Niro en Taxi Driver, Macarena Olona en Lo de Évole… Hay actuaciones que simplemente son inolvidables.

 

La Sexta emitió este domingo la última entrega del programa de Jordi Évole, con una entrevista a la exdirigente de Vox, Macarena Olona, que no ha dejado indiferente a nadie.

Macarena Olona apunta en ‘Lo de Évole’ a los 4,5 millones de euros públicos destinados por Vox a su fundación

En la misma, lanzó algunos torpedos a la línea de flotación de Vox: cuestionó las finanzas del que fue su partido y de la fundación Disenso, vinculó a personas «en el entorno de Vox» con alabanzas al nazismo, dijo que Abascal «no es libre» e insinuó que hay decisiones sobre Vox que se toman fuera de Vox…

 

 

Todo ello, entre puñalada y puñalada a Santiago Abascal, pese a decir que «es una buena persona».

 

También se habló de la supuesta pertenencia de miembros de Vox a la secta ultracatólica El Yunque y de la influencia de esta en el partido.

 

Eso sí, lo de que siendo su portavoz no supiera nada y que se haya dado cuenta justo después de fracasar en las elecciones andaluzas y acabar fuera del partido, eso ya cuela menos. Una actuación memorable, pero no por ello creíble.

 

 

La entrevista estuvo llena de silencios larguísimos. Quizá para darle dramatismo o quizá para aguantarse la risa por algunas de las cosas que estaba diciendo.

 

 

Olona habló sorprendidísima de nazis y xenófobos en el entorno de Vox.

 

Incluso se permitió el lujo de comparar lo suyo en Vox con American History X, una película en la que un nazi arrepentido es hostigado por su antigua banda por marcharse.

 

 

Y además, presentándose ahora como defensora de los derechos LGTBI. «En Vox hay dirigentes que creen que la homosexualidad es una enfermedad», ha dicho. Otra tremenda sorpresa que se ha llevado, parece.

 

Nadie sabe muy bien a qué juega con todo esto, pero seguro que a algo turbio.

 

La entrevista de Jordi Évole no habrá dejado muchas certezas, pero sí que ha provocado miles de reacciones en las redes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras Olona se va enterando muy sorprendida de lo que media España ya sabe hace años, Vox sigue haciendo de las suyas. Hace pocos días, por ejemplo, alertando del «alarmante» aumento de la homosexualidad.

La Base #2×75 – Galiacho y El Cierre Digital: el negocio de mentir

PUBLICADO EL 16 DE FEBRERO DE 2023

Pablo Iglesias, Sara Serrano, Manu Levin e Inna Afinogenova analizan en La Base la degradación que vive el periodismo por los bulos que se cuentan. Una degradación que pone la credibilidad y honorabilidad de la profesión en entredicho. El Cierre Digital y El Economista han publicado esta semana que Irene Montero se ha comprado un ático de un millón de euros en Madrid. Al director del primer medio y al autor de esta mentira, el periodista Juan Luis Galiacho, le llevó Susana Griso a Espejo Público a que las contara allí ante millares de espectadores.

¿Qué es El Cierre Digital? ¿Cómo financia Galiacho su negocio periodístico? ¿Qué es el ‘periodismo de trabuco’? además de Galiacho, ¿qué otros profesionales del trabuco forman parte de El Cierre Digital?

La Base cuenta en este programa con la participación de Yago Álvarez, responsable de Economía en El Salto.

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