La subida de los precios, sobre todo de la electricidad y los combustibles, impactan en la población más vulnerable, como constata la ONG Fundación Madrina.
En España, el alza de los precios en 2021, que en diciembre llevó la inflación hasta el 6,5 %, un récord de los últimos 29 años, ha dejado a la población con un menor poder adquisitivo. Con tres de cada cuatro productos o servicios más caros, preocupa la llegada del frío, sobre todo por el aumento del precio de la electricidad y los combustibles.
Además, poco más del 15 % de los trabajadores ha tenido un aumento salarial acorde a esa subida en la canasta alimentaria, lo que se traduce en que las colas del hambre vuelven a crecer semana tras semana.
Una de las ONG que ha dado la voz de alerta es la Fundación Madrina, adonde acuden cientos de personas para recibir ayuda en Madrid para hacer frente a la crisis económica, sanitaria y al frío del invierno.
La fundación trata de ofrecer a todas estas personas estufas para calentar la casa, mantas para abrigarse e incluso velas para que los niños puedan estudiar de noche, además de alimentos y pañales para bebés que les entregan una vez a la semana.
Algunos llevan tiempo acudiendo a esta cola, mientras que hay quienes llegan por primera vez ante la falta de ingresos. Yolanda Ramírez, beneficiaria de la Fundación Madrina, explica que le da «mucha vergüenza» pedir ayuda: «Se me saltan las lágrimas. Demasiada vergüenza», dice.
Sin ayudas ni subsidios
Muchas de las familias que acuden a esta organización no reciben ayudas ni del Gobierno estatal ni del autonómico. Las hay que comparten casa y no tienen un contrato a su nombre, y la falta de documentos da lugar a obstáculos burocráticos que imposibilitan el acceso a subsidios, como el ingreso mínimo vital.
Es el caso de Wendy Soto, que vive con su madre y sus dos hijas en una habitación alquilada. Sigue sin papeles más de cinco años después de su llegada a España. Han sido unos años duros. Encuentra algún trabajo por horas, pero no es suficiente para vivir y debe acudir a este tipo de instituciones para recibir ayuda.
«La verdad que veo todo ciegas, veo un túnel sin salida», dice Soto, aunque mantiene «la esperanza de que algún día va a ser el día de la luz».
Conrado Giménez es el presidente de Fundación Madrina. Todos los miércoles asiste a las familias ofreciéndoles alimentos mientras intenta buscarles trabajo o vivienda a aquellos que lo necesitan. Es testigo de cómo las colas están volviendo a crecer: «Había mucha menos hace varias semanas. De pronto está subiendo y estoy alarmado. Porque en estas colas ya hay gente de clase media«, relata.
Organizaciones no gubernamentales como esta son un pulmón financiero para miles de familias en España, ofreciendo servicios esenciales donde el Estado no llega.