Categoría: Arqueologia
La sequía no solo se debe a la falta de lluvia: el vaciado de pantanos impacta de lleno en el peor momento
El pasado verano, algunas eléctricas procedieron al vaciado de los embalses para hacer frente a la gran crisis de energía que asolaba a España
Durante la gran crisis energética del pasado verano, las eléctricas vaciaron los embalses del centro y del norte de la Península para hacerla frente. Ahora, la ausencia de precipitaciones este invierno se está encargando de hacer lo propio con los del sur.
España se seca. Pero esta situación no solo depende de que la lluvia parece haberse olvidado de hacer acto de presencia durante las últimas semanas. Con los pantanos por debajo de la mitad de su capacidad (44,3 % según los datos del Ministerio de Transición Ecológica de este martes), algunos echan la vista atrás y recuerdan la controvertida práctica de algunas empresas hace seis meses.
El polémico vaciado
El imperio financiero británico | Español | Documental sobre finanzas | Reino Unido
El Imperio británico (en inglés, British Empire) comprendió los dominios, colonias, protectorados, mandatos y otros territorios gobernados o administrados por Reino Unido y su predecesor, el Reino de Inglaterra, entre los siglos XVI y XX. Ha sido el imperio de mayor extensión hasta la fecha.
El imperialismo estadounidense
El concepto ‘imperialismo estadounidense’ es aceptado por la mayor parte de la comunidad internacional, tanto por políticos como por historiadores. Es un hecho incuestionable que Estados Unidos ha tenido un comportamiento imperialista desde el inicio de su formación como país, y especialmente a lo largo del S.XX.
Se puede definir imperialismo como la «actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política.» (fuente: RAE). Así pues, cuando Estados Unidos interviene en Afganistán o en Iraq es una forma de imperialismo, o cuando apoya dictaduras militares en ciertos países, o lanza guerras de prevención (por si acaso) sobre otras naciones, es imperialismo también. Imperialismo por medio de la fuerza militar.
Aunque también se podrían mencionar el imperialismo político (como cuando EEUU obliga a otras naciones a adoptar decisiones políticas por medio de presiones) o el imperialismo económico (cuando decide poner en marcha el bloqueo a Cuba, por ejemplo), en este artículo vamos a centrarnos únicamente en el imperialismo militar, que se traduce en guerras y conflictos por todo el mundo.
Porque el imperialismo es un concepto que abarca una dimensión global. No existe el imperialismo a pequeña escala. Forjar un imperio siempre implica grandes dimensiones. En el caso del Imperio estadounidense, está claro que el tablero donde se juega la partida es el mundo. Ningún rincón se escapa. Desde países grandes, como la antigua Unión Soviética, hasta países pequeños y desconocidos, como la isla de Granada. Todos han sufrido, sufren y sufrirán alguna forma de imperialismo.
Estados Unidos, en su camino hacia la protección del mundo y la eliminación de los enemigos de la democracia y la libertad, ha forjado un ejército que se extiende por todos los continentes de la Tierra. El gobierno estadounidense tiene incluso una serie de ‘Comandos de combate’ que se reparten el mundo y lo protegen. En el siguiente mapa se observa cómo tiene Estados Unidos dividido el escenario mundial.
A continuación repasamos algunas de las guerras y conflictos en los que los Estados Unidos han tenido algo que ver. Todas ellas han tenido lugar fuera del territorio estadounidense, ya que son guerras expansionistas, en las que el objetivo es extender y aumentar geográficamente el poder de Estados Unidos por el mundo. Muchas son guerras o conflictos que nacen en determinadas naciones (como guerras civiles, golpes de estado… etc), pero que no sólo tienen efectos en el propio país, sino que, debido a la intervención de una potencia mundial como Estados Unidos, se vuelven conflictos de importancia internacional. Por ello podemos decir que la mayoría de las guerras de este tipo son al mismo tiempo conflictos locales y globales.
INTERESANTE: En este artículo vamos a tratar únicamente algunas guerras debido a una simple razón: abordar todas es imposible. La lista de guerras en las que ha participado Estados Unidos es larguísima.
Intervención estadounidense en México (1846-1848)
Comenzamos el repaso de conflictos con una guerra del S.XIX. Aunque es algo complicado entender ahora cómo estaban trazadas las fronteras políticas de los estados mexicanos y estadounidenses en esos años, lo cierto es que todo terminó con la adhesión por parte de EEUU de los estados de Texas, California, Nevada, Utah, Colorado, Arizona, Nuevo México y Wyoming. No está nada mal. Para ser una de las primeras guerras imperialistas, el objetivo de la expansión territorial se consiguió bastante bien.
Todo comenzó por un problema de fronteras, como suele pasar muchas veces. El territorio conocido como la República de Texas era un estado independiente, un tercer ‘país’ entre Estados Unidos y México. México no reconocía como independiente este territorio, y Estados Unidos aceptó adhesionar la República de Texas a su territorio nacional. El presidente estadounidense James Knox Polk envió al ejército a vigilar la frontera entre Texas y México (que estaba en el Río Nueces), pero en realidad las órdenes eran traspasar el Río Nueces y llegar hasta el Río Bravo (que ya no era territorio de la República de Texas, sino de México).
Al internarse las tropas estadounidenses en el territorio mexicano, fueron atacados, y así se inició la guerra. El 13 de Mayo de 1846 Estados Unidos declaró la guerra contra México. Ante el ataque de defensa del ejército Mexicano, Estados Unidos decidió magnificar el conflicto y atacó en varios frentes: desde el Oeste, por el territorio de la Alta California y el Océano Pacífico, y también por Nuevo México (estado mexicano en aquel momento).
Los territorios de Nuevo México, Alta California, Baja California y los estados de Coahuila, Veracruz, Puebla y el Estado de México fueron ocupados por el ejército de Estados Unidos. A los puertos marítimos de otros estados se les aplicó un bloqueo naval. En 1847 el General Winfield Scott entró desde el puerto de Veracruz en el corazón de México y ocupó la capital, Ciudad de México.
El 2 de febrero de 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, que puso fin a la guerra e intentó contentar a ambas partes con las nuevas fronteras. Como podemos ver en el anterior mapa, el gobierno de México llegó a ofrecer una reducción de su frontera (línea azul) bastante considerable y generosa. Pero las ansias imperialistas (expansionistas) de Estados Unidos eran tales que, en una proposición vergonzosa e irrespetuosa ante México, el estadista Samuel Houston propuso que la nueva frontera estuviera en San Luis Potosí (línea rosa), lo que habría supuesto que México perdiera más del 70% de su territorio.
Finalmente no se realizó esa división, y la frontera quedó establecida tal y como sigue hoy en día: a la altura de la ciudad de El Paso. El Tratado de Guadalupe Hidalgo dio a los EEUU el control indiscutible sobre Texas, estableció el Río Bravo del Norte (o Río Grande) como la línea divisoria entre Texas y México, y se estipuló la protección de los derechos civiles y de propiedad de los mexicanos que permanecieron en el nuevo territorio estadounidense. Asimismo, Estados Unidos aceptó patrullar su lado de la frontera y los dos países aceptaron dirimir futuras disputas bajo arbitraje obligatorio. La conocida como Censión mexicana significo para México significó la pérdida de más de 2.100.000 km² de tierra, el 55% de su territorio de entonces.
El fin de la guerra parecía contentar a ambos países, sin embargo, cuando el Senado estadounidense ratificó el Tratado, eliminó el Artículo 10, que garantizaba la protección de las concesiones de tierras dadas a los mexicanos por los gobiernos de España y de México. También debilitó el Artículo 9, que garantizaba los derechos de ciudadanía de los mismos. La banca siempre gana.
Segunda intervención en México (1914)
No contentos con el saqueo territorial que supuso la Intervención en México en 1846, Estados Unidos desembarcó en el puerto de Veracruz sin declaración alguna de guerra contra México. La excusa fue el irrelevante Incidente de Tampico.
Rotas las relaciones entre ambos países, España se hace cargo de los intereses mexicanos en Washington y las repúblicas de Argentina, Brasil y Chile ofrecieron mediar en el conflicto, siendo aceptados por los Estados Unidos y México. Las Conferencias de Niágara Falls dirimieron el conflicto. Finalmente la diplomacia evitó las armas y apaciguó las ansias estadounidenses por invadir otros países.
Tercera intervención en México (1917)
Aunque parezca mentira, tres años después Estados Unidos volvió a adentrarse en territorio mexicano. El presidente estadounidense Woodrow Wilson envió tropas a México encabezadas por el General John «Black Jack» Pershing para capturar al líder revolucionario Pancho Villa. Durante 11 meses, los 10.000 soldados de la Expedición Punitiva de Pershing recorrieron los desiertos del inmenso estado de Chihuahua. Pershing fracasó en su misión y quiso atacar también al Ejército Mexicano. Pancho Villa desapareció en el extenso territorio mexicano y nunca fue capturado. Las tropas norteamericanas, derrotadas, regresaron a Estados Unidos.
Estas tres intervenciones en México nos dan una pista del comportamiento que Estados Unidos iba a mostrar a lo largo del S.XX por toda la geografía mundial.
Golpe de Estado en Irán (1953)
En este episodio histórico se observa a la perfección cómo funciona el mundo y cuáles son las artes del sistema económico para sobrevivir. Es un caso flagrante de codicia y maldad, ya que no sólo tuvo como objetivos derrocar un régimen democrático y explotar los recursos naturales de otro país, sino que además se escondió durante 50 años en secreto para que la gente nunca supiera lo ocurrido.
El golpe de Estado en Irán fue una operación orquestada por el Reino Unido y los Estados Unidos para derrocar al gobierno del primer ministro Mohammed Mosaddeq y su gabinete. Gracias a la labor de Kermit Roosevelt, que trabajaba para la CIA en una operación encubierta, se sobornó a distintos cargos de las administraciones iraníes, lo que facilitó el golpe.
Según la BBC, Gran Bretaña, motivada por el riesgo de perder su control sobre los campos petrolíferos iraníes, financió los sobornos concedidos a oficiales del ejército, medios de comunicación y otros agentes de la sociedad iraní. El proyecto para derribar al gobierno iraní recibió, en las comunicaciones de los gobiernos británico y estadounidense, el nombre de Operation Ajax (oficialmente TP-AJAX). El golpe devolvió al monarca autoritario Mohammad Reza Pahlavi la posición dominante en la política iraní.
El golpe de 1953 derrocó al entonces primer ministro iraní Mohammed Mossadeq, que había defendido la nacionalización de la industria petrolera de Irán. Mosaddeq decidió que Irán debía obtener beneficios de sus campos petrolíferos e inició la nacionalización de las industria petrolífera, que era controlada en aquel entonces por la Anglo-Iranian Oil Company (más tarde llamada British Petroleum Company). Gran Bretaña señaló que Irán estaba violando los derechos de las compañías e incentivó el boicot mundial al petróleo iraní, lo que produjo una crisis económica en ese país.
NOTICIA: La CIA reconoce abiertamente su participación en el golpe de Estado que tuvo lugar en Irán en 1953.
«El golpe militar que hizo caer a Mossadeq y su gabinete del Frente Nacional fue llevado a cabo bajo dirección de la CIA como un acto de política exterior norteamericana»
Documentos desclasificados en 2011 y publicados en 2013.
Este ‘acto de política exterior’ es denunciable y reprochable no sólo por haber tenido objetivos económicos como el de extraer el petróleo de otra nación para enriquecer a una compañía inglesa como BP, sino por haber motivado el derrocamiento de un régimen constitucional y de un primer ministro elegido democráticamente por el pueblo iraní, para colocar después una monarquía absoluta y devolver el poder a un shah (emperador). Todo para extender el poder (en este caso político y económico) a otros territorios del mundo. El objetivo del imperialismo se puede conseguir de dos maneras: conquistando el territorio o colocando gobernantes afines.
Estados Unidos, país que promueve la democracia por todo el mundo, realizó con Irán un ejercicio de hipocresía e irresponsabilidad que no debería ser olvidado por la sociedad. No pueden dar lecciones de democracia aquéllos que no la respetan.
MÁS INFORMACIÓN: La CIA en Irán, golpe de Estado de 1953
Invasión de Bahía de Cochinos (1961)
El 1 de enero de 1959, después de 25 meses de lucha guerrillera, triunfó la Revolución cubana dirigida por Fidel Castro. Hasta entonces, y desde la independencia formal de España en 1898, Cuba había estado bajo la influencia política y económica de Estados Unidos, incluyendo varias ocupaciones militares (1898, 1902 y 1906). En un contexto de plena Guerra Fría, la administración estadounidense consideró que la Revolución Cubana era serio peligro, no solo por el hecho de tener tan próximo un aliado de la Unión Soviética, sino porque desde muy temprano quedó en evidencia que los nuevos dirigentes tenían intenciones de prestar apoyo a otras revoluciones en Latinoamérica.
Los Estados Unidos suspendieron la cuota azucarera y dejaron de comprar este recurso a Cuba, que en aquel entonces era prácticamente su único producto de exportación con alta rentabilidad, pero pronto el gobierno cubano encontró un comprador seguro en la Unión Soviética. El gobierno norteamericano detuvo todas las ventas de petróleo a Cuba provenientes de Estados Unidos y sus países aliados con el propósito desestabilizador de paralizar la industria y en general la economía de la isla, pero la URSS rápidamente respondió enviando petróleo crudo a Cuba, las refinerías de capital norteamericano se negaron a procesar el petróleo soviético. En respuesta a estas acciones injerencistas, Cuba nacionalizó progresivamente todas las posesiones de empresas estadounidenses en el país.
Las sanciones no son suficientes: hay que atacar
Además de decretar casi de inmediato el embargo económico de Cuba, el presidente americano Dwight Eisenhower no tardó en ordenar el apoyo de organizaciones anticastristas tanto dentro como fuera de la isla que trataran de derrocar al régimen de Fidel Castro, y así se organizaron cientos de intentos de asesinato del líder cubano por parte de la CIA (posteriormente desclasificados). Esta situación llevó a la ruptura de toda clase de relaciones políticas y económicas entre los dos países.
El 17 de marzo de 1960, Eisenhower ordenó a la CIA la organización de una unidad paramilitar compuesta por exiliados cubanos, con el propósito de derrocar a Fidel Castro. En esta misión, la CIA tenía la responsabilidad de coordinar acciones de inteligencia con grupos anticastristas dentro de Cuba, que pudieran facilitar la invasión. Se confiaba en levantamientos populares contra Castro y en deserciones masivas en sus fuerzas.
En noviembre de 1959 comenzaron a reunirse grupos que no estaban de acuerdo con el régimen socialista, como la Legión de Acción Revolucionaria (LAR) o la Acción Católica Universitaria (ACU). Estos movimientos estaban formados, en su mayoría, por jóvenes universitarios católicos de clases acomodadas, que recibieron además el apoyo de la CIA. Se creó el Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR). Muchos de sus miembros se trasladaron a los Estados Unidos para ser entrenados militarmente por la CIA.
En un origen, se planeó que la operación militar consistiría en una lucha de guerrillas, pero posteriormente una decisión política del gobierno de Estados Unidos la transformó en una sola brigada de combate, bautizada como Brigada 2506.
Estados Unidos 0 – 1 Cuba
Ese fue el resultado de la partida militar que se jugó durante cinco días en las costas de Cuba. El gobierno de Fidel Castro consiguió repeler el ataque de la Brigada 2056.
El 17 de abril de 1961, la Brigada 2506, transportada por un carguero de la CIA, desembarca en Playa Girón y en Playa Larga. Los primeros combates los favorecen, hasta que 20.000 soldados, voluntarios y milicianos reunidos por Castro los rodean. Poco a poco los invasores se quedan sin municiones y sin poder retirarse, ya que los buques de la CIA habían sido hundidos por los T-34 cubanos.
Después de dos días de combate, la Casa Blanca acepta enviar seis cazas del portaaviones Essex para apoyar a los bombarderos B-26 de la CIA piloteados por cubanos, que intentarán torcer el destino. Pero un gran error lo desbarata todo: los cazas llegan a cielo abierto a las cuatro de la mañana, hora de Miami. No encuentran a nadie. Los B-26, que llevaban la hora de Managua (Nicaragua) en sus relojes, llegan una hora después.
Bahía de Cochinos fue un desastre para los invasores: una cantidad nunca revelada de entre 100 y 400 personas murieron en los combates, otros 1.200 fueron apresados. Fidel Castro, que se puso al frente de las fuerzas defensoras, se mostró al mundo como un triunfador y Estados Unidos no pudo ocultar su fracaso.
Los prisioneros anticastristas fueron juzgados y condenados a prisión por el gobierno cubano. Los sobrevivientes fueron canjeados a fines de 1962 con el gobierno estadounidense a cambio de 53 millones de dólares en forma de alimentos, medicinas y tractores. El 29 de diciembre de 1962 llegaron a EEUU los sobrevivientes de la Brigada 2506, donde fueron recibidos y homenajeados por el presidente Kennedy.
La victoria generó un enorme respaldo político a Fidel Castro entre las masas cubanas y permitió a su régimen profundizar en el «carácter socialista» de la Revolución Cubana, proclamado tiempo antes, mientras que la oposición interna quedaba neutralizada por la alarma generada durante la invasión. El mismo Che Guevara declaró poco después que el fracaso estadounidense había resultado de inestimable ayuda pues fortalecido «como nunca antes» el apoyo de las masas cubanas hacia el régimen de Castro, sirviendo además de duro revés propagandístico para los EEUU.
Más intentos de invasión por parte de Estados Unidos
Después de llegar la Brigada 2506 a Estados Unidos, los sobrevivientes fueron invitados a ingresar en el Ejército Estadounidense. El Gobierno decidió volver a preparar una nueva invasión, y consiguió que el dictador nicaragüense Anastasio Somoza aceptara dar su apoyo y prestó el territorio de Nicaragua para organizar las nuevas bases militares americanas.
Desde Nicaragua se hicieron varios ataques de sabotaje contra instalaciones en Cuba, pero la operación terminó cuando en 1964 se atacó por error al barco español Sierra Aránzazu al confundirlo con el barco cubano Sierra Maestra. En ese ataque murieron tres españoles, entre ellos el capitán del barco. La CIA tuvo que pagar un millón de dólares como indemnización a España, y el Gobierno de Estados Unidos decidió poner fin a las actividades militares para intentar invadir Cuba.
Con estos conflictos Estados Unidos demostró varias cosas: que insistían en expandir su poder como fuera, que no siempre ganaban y que muchas veces hacían el ridículo. Aun así, los fracasos en las costas de Cuba no les detuvieron para seguir, durante el resto del S.XX, atacando e invadiendo varios países del mundo.
Guerra civil de Angola (1975-2002)
La Guerra civil de Angola ha sido el conflicto más largo que ha tenido lugar en África. Se libró como una escalada de la Guerra de la Independencia de Angola (1961-1974), que enfrentó a varios movimientos angolanos enemigos y a sus aliados, pero resultó de manera inmediata del proceso de descolonización de 1974-1975, que agudizó y amplificó esta guerra.
El conflicto de Angola enfrentó al gobierno del MPLA contra la UNITA, el FNLA, Sudáfrica y Zaire (actual RD Congo), que estaban apoyados por Estados Unidos. Al gobierno angoleño lo ayudó especialmente Cuba, que se tomó muy en serio esta guerra que Fidel llamó «contra el imperialismo».
Todo comenzó con la descolonización
Hacia el siglo XVI, Portugal y el reino de El Congo mantenían una estrecha relación comercial basada en el intercambio: en tanto que el reino del Congo se valía de la capacidad de recursos para evangelizar a los nativos, convertirlos al cristianismo con el objetivo de acrecentar su poder y autoridad, los portugueses que realmente perseguían un fin evangelizador, también estaban atentos a otro tipo de prestaciones: la trata de negros.
En un comienzo hubo un espíritu de entendimiento entre ambos países, pero luego el proyecto esclavizador trajo consigo un desequilibro tal que generó, no sólo problemas sociales, sino un debilitamiento del poder. Fue cuando ambos bandos quedaron enfrentados y Portugal tomó el control de una fracción de Angola. El desmantelamiento abusivo de Angola llevó gran prosperidad a Portugal.
A mediados del siglo XX , los angoleños comenzaron a organizarse mediante la formación del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) y del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), independencia que logran en 1975.
Independientes, pero enfrentados
Una vez conseguida la independencia y eliminado el imperialismo portugués, al pueblo de Angola le apareció un nuevo enemigo: los imperialistas occidentales. Estados Unidos y Sudáfrica estaban muy interesados en rellenar el poder que habían dejado los portugueses.
Muchos años después de que terminara el conflicto, un analista sudafricano recordó que: «En Angola, soldados negros –cubanos y angolanos- derrotaron a las tropas blancas en combate, esa ventaja psicológica, esa ventaja que el hombre blanco ha disfrutado y explotado durante más de 300 años de colonialismo e imperio. El elitismo blanco ha recibido un golpe irreversible en Angola y los que estuvieron allí lo saben.»
Al conseguir la independencia, las Naciones Unidas reconocieron legítimamente el gobierno del MPLA con su líder en el poder, José Eduardo Dos Santos, pero ni Estados Unidos ni Sudáfrica lo aceptaron. Los tres movimientos nacionalizadores: el FNLA, el MPLA y la UNITA, quedaron entonces enfrentados por la toma del poder.
El conflicto de Angola se extendió a otros territorios involucrando a Zaire, Sudáfrica y Namibia. Los intentos por frenar las múltiples ofensivas fueron varias: en 1988 se firmó el Acuerdo Trilateral de Nueva York mediante el cual Angola, Sudáfrica y Cuba aceptaban la independencia de Namibia. Asimismo, Sudáfrica se comprometía a quitar su apoyo al UNITA, retirando sus tropas de Angola. De la misma manera, se establecieron treguas que no fueron duraderas.
Aunque la contienda comenzó por el rechazo del FNLA y de la UNITA a compartir el poder con el MPLA, realmente se perpetuó por el apoyo internacional a cada uno de los bandos, y se alargó durante la década de los ’90 por la negación de Jonás Savimbi de aceptar los resultados electorales de 1992. La guerra terminó sólo tras la muerte de éste en 2002, dejando al menos 3.500 muertos, cuatro millones de refugiados y unos 100.000 mutilados, especialmente por las minas antipersonas.
El transcurso de la guerra
En el caso de Angola, la más extensa y rica de las colonias portuguesas, el gobierno de los Estados Unidos puso en acción un plan encubierto para aplastar al pueblo angolano e implantar un gobierno títere. Punto clave fue su alianza con Sudáfrica para frustrar la independencia del país y convertirla en un condominio del corrupto Mobutu y del fascismo sudafricano, cuyas tropas no vaciló en usar para invadir a Angola.
Dictadores, terroristas, ladrones y racistas confesos, protegidos por el llamado “mundo libre”, engrosaban las filas de los “combatientes de la libertad”, como pocos años más tarde los bautizaría el presidente norteamericano Ronald Reagan.
A mediados de octubre de 1975, mientras el ejército de Zaire y fuerzas mercenarias reforzadas con armamento pesado y asesores militares sudafricanos se aprestaban a lanzar nuevos ataques en el norte de Angola, por el sur columnas de blindados sudafricanos entraron en el país con el fin de ocupar la capital antes de la proclamación de la independencia el 11 de noviembre.
En ese momento sólo había en Angola 480 instructores militares cubanos, en respuesta a la solicitud hecha por el Presidente del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) Agostinho Neto. Pero ante la inminencia del ataque, Cuba acordó enviar tropas que combatieran a los ejércitos de Sudáfrica, la mayor y más rica potencia en ese continente, y de Zaire, el más rico y bien armado títere de Europa y Estados Unidos.
A más de 10 mil kilómetros de distancia, Cuba inició la que dio en llamarse Operación Carlota, nombre en clave de la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de cuantas realizara hasta la fecha. El imperio no pudo alcanzar sus propósitos de desmembrar Angola y escamotear su independencia, y nunca imaginó que un país del Tercer Mundo, actuando en apoyo de otro pueblo, les iba a derrotar en un campo de batalla.
La agresión imperialista fue detenida en poco más de un mes. 36 mil soldados cubanos se encargaron de hacer retroceder al ejército racista sudafricano más de 1.000 kilómetros hasta su punto de partida, la frontera de Angola y Namibia, enclave colonial del gobierno del apartheid. Por el norte, en pocas semanas las tropas regulares de Mobutu y los mercenarios habían sido también expulsados del territorio angoleño.
Tras esta primera victoria, Cuba acordó la retirada paulatina de sus tropas a medida que la República Popular de Angola iba formando su propio ejército. Pero a principios de los 80 los gobiernos de Pretoria y Washington retomaron su política de agresiones. En esa década creció la lucha de los pueblos de Namibia, Zimbabwe y Sudáfrica contra el colonialismo y el apartheid. Angola se convirtió en sólido baluarte de esos pueblos, a los que Cuba brindó también todo su apoyo. Los crímenes del régimen del apartheid se sucedieron.
A finales de 1987 se produjo la última gran invasión contra Angola. Sudáfrica y Estados Unidos lanzaron el último y más amenazador golpe contra el país. Pese al serio peligro de agresión militar que también enfrentaba Cuba, el gobierno revolucionario decidió de nuevo reunir a las fuerzas necesarias para asestar un golpe definitivo a las pretensiones sudafricanas. Como en 1975, un número ingente de tropas y medios de combate cruzaron rápidamente el Atlántico, desembarcando en la costa sur del país, para atacar junto al ejército angoleño a las poderosas fuerzas sudafricanas.
Esta vez fueron 55 mil los soldados cubanos que pusieron punto final a la agresión militar extranjera contra Angola. Pero suman millones los hombres y mujeres que aseguraron desde Cuba el éxito de cada misión y se esforzaron para que nada faltara a la familia del combatiente o colaborador civil. La gesta resultó decisiva para consolidar la independencia de Angola y alcanzar la de Namibia. Fue además una contribución significativa a la liberación de Zimbabwe y a la desaparición del odioso régimen del apartheid en Sudáfrica. En total más de 300.000 combatientes internacionalistas, y cerca de 50.000 colaboradores civiles cubanos, se ofrecieron de forma voluntaria para una misión que no tiene parangón en la historia.
El verdadero motivo: el petróleo
Los recursos naturales de Angola son importantes en comparación con la mayoría de los países africanos, especialmente adecuados para el desarrollo de la economía industrial. Existen grandes reservas de petróleo y gas, concentradas en las zonas marítimas de la costa alrededor de Cabinda y el estuario del Congo. La calidad del crudo es generalmente buena, con bajo contenido de azufre. En la región de Cabinda se extraen aproximadamente 900.000 barriles al día, lo que implica el 60% de la producción total de petróleo de Angola.
Además, en amplias zonas del noreste de Angola existen yacimientos de diamantes, y otras piedras preciosas para usos industriales. En el suroeste hay grandes depósitos de mineral de bajo grado. En todo el país, especialmente en las alas, entre la franja costera y la meseta central, se sabe que existen cantidades explotables de otros minerales y metales.
Durante la guerra, ambos bandos lucharon por dominar los recursos naturales del país para financiar su lucha. El gobierno del MPLA se financiaba con los recursos proporcionados por las exportaciones de petróleo en la costa, mientras que la UNITA lo hacía con el contrabando de diamantes.
«Lo tenían todo planeado desde hace mucho años, cuando los imperialistas sabían que, algún día, esas colonias se liberarían, empezaron a organizar sus movimientos. Cabinda tiene grandes recursos petroleros. Esa es una de las razones por las que los imperialistas quieren apoderarse de Angola. Y así organizaron el FLNA, con gente de la CIA. Algunos imperialistas se preguntan porqué ayudamos a los angoleños, que qué intereses tenemos nosotros allí. Ellos están acostumbrados a pensar que cuando un país hace algo es porque está buscando petróleo, diamantes, cobre o algún recurso natural. No. Nosotros no buscamos ningún interés material. Y los imperialistas es lógico que no lo entiendan, porque se guían por criterios exclusivamente chovinistas, nacionalistas, egoístas. Nosotros estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola.»
Fidel Castro denunció las intenciones de Estados Unidos en la Guerra de Angola, en una célebre intervención en la Asamblea General de la ONU
VIDEO: Discurso de Fidel Castro en la ONU sobre el imperialismo y la guerra en Angola
Fidel Castro se tomó muy en serio el conflicto de Angola. La participación cubana en la Guerra civil de Angola fue muy importante, ya que combatió no sólo contra los enemigos del gobierno angoleño, sino también contra tropas de Zaire, ejércitos armados, financiados y asesorados por EEUU y contra tropas del ejército de Sudáfrica, entonces dominada por el gobierno racista del apartheid. El contingente militar cubano llegó a tener 52.000 hombres y unos 1.000 carros de combate. Cerca de 450.000 médicos, maestros, ingenieros y soldados fueron enviados a Angola durante los 16 años que duró la operación.
La presencia de Cuba significó la derrota de las tropas de Zaire, la derrota del ejército sudafricano, la derrota de las tropas mantenidas por EEUU, y políticamente mantuvo la independencia de Angola, creó las bases para la independencia de Namibia y comenzó el derrumbe del apartheid en Sudáfrica.
VIDEO: Documental ‘La Guerra en Angola’ (1976). Este documental se encuentra en Youtube, dividido en 10 vídeos. En él se analizan el papel de las tropas coloniales portuguesas, la injerencia a través de mercenarios provenientes de los EEUU, la invasión del gobierno racista de Sudáfrica y la división del país en señores de la guerra financiados por los Estados Unidos en contra, todos, de los independentistas y patriotas angoleños. En el fondo: el control de las riquezas minerales, petróleo y madera por grandes corporaciones americanas y la influencia geoestratégica por parte de Estados Unidos y su aliado sudafricano.
Invasión de la Isla de Granada (1983)
Granada es un diminuto país insular situado al sur del Mar del Caribe. Es una bella isla de apenas 90.000 habitantes, y que fue escenario de otro movimiento imperialista por parte de Estados Unidos. En este caso los americanos no fueron en busca de paz, tranquilidad o playas, sino con la intención de quitar del poder a un gobierno que no les gustaba.
El 13 de Marzo de 1979 un movimiento revolucionario popular llamado ‘New Jewel’ acabó con el gobierno del pro-estadounidense Eric Gairy, quien, además de ser amigo íntimo de Augusto Pinochet, era un hombre realmente extraño (fantaseaba con extraterrestres).
El Movimiento New Jewel nombró Primer Ministro de Granada a Maurice Bishop, un carismático abogado con ideas socialistas. Durante el gobierno de Bishop se pusieron en marcha políticas sociales y Granada estrechó las relaciones con Cuba y la Unión Soviética. Entre otros proyectos, se comenzó a construir un aeropuerto internacional que más tarde sería utilizado por Estados Unidos como pretexto para la invasión.
Ciertos problemas dentro del gobierno de Granada llevó a que el viceprimer ministro Bernard Coard arrebatara el poder a Maurice Bishop y lo fusilara. Este estallido de inestabilidad fue el escenario perfecto para que Estados Unidos decidiera intervenir. Por aquel entonces nadie en el mundo conocía el país socialista de Granada, pero Estados Unidos estaba seguro de que aquella isla y su aeropuerto eran una seria amenaza para su seguridad nacional.
Ronald Reagan, entonces presidente de los Estados Unidos, acusó al gobierno de Granada de utilizar el nuevo aeropuerto como base militar soviética. Los norteamericanos fomentaron el clima de tensión preparando una invasión de Granada con una feroz guerra mediática.
La invasión, que comenzó a las 05:00 el 25 de octubre, fue la primera gran operación realizada por el ejército de los Estados Unidos desde la Guerra de Vietnam. La lucha continuó durante varios días y el número total de efectivos estadounidenses alcanzó unas 7.000. La fuerzas invasoras encontraron unos 1.500 soldados granadinos y unos 700 cubanos defendiendo la isla.
Tras la victoria de EEUU, el Gobernador General de Granada, Paul Scoon, nombró un nuevo gobierno y, a mediados de Diciembre de 1983, las fuerzas estadounidenses, se retiraron. Estados Unidos había conseguido restaurar un gobierno afin políticamente, aunque fuera en una diminuta isla del caribe.
Después de la invasión, Margaret Thatcher escribió al Presidente Reagan: «Esta acción será vista como una intervención por un país occidental en los asuntos internos de una pequeña nación independiente, por mucho que nos desagrade su régimen.»
Lo más curioso es que, finalmente, el peligroso aeropuerto fue terminado con ayuda estadounidense años más tarde. Este aeropuerto fue una de las justificaciones de la invasión, ya que los norteamericanos afirmaban que se estaba construyendo para uso militar conjunto entre Cuba y la URSS. Sin embargo, después de la invasión se probó que solamente había trabajadores civiles cubanos y ningún asesor militar cubano o soviético, y que el aeropuerto lo había promovido Maurice Bishop para mejorar el turismo en Granada. Durante la invasión, los estadounidenses tomaron por asalto el aeropuerto en construcción, muriendo varios obreros civiles cubanos.
INTERESANTE: Discurso de Fidel Castro sobre la Invasión de Granada por parte de Estados Unidos
Entrevista con Aissa García 27-08: Doctora Scherezada Mejía Loza
ROMAN KRZNARIC / FILÓSOFO PÚBLICO “Hemos colonizado el futuro” José Luis Fernández Casadevante ‘Kois’ / Nerea Morán 30/05/2022
Roman Krznaric (Sídney, 1971) es miembro fundador del cuerpo docente de The School of Life en Londres y asesor en materia de empatía de organizaciones como Oxfam y Naciones Unidas. Krznaric es un filósofo público que escribe sobre el poder de las ideas para cambiar la sociedad. Su último libro es El buen antepasado. Cómo pensar a largo plazo en un mundo cortoplacista (Capitán Swing, 2022). Tras crecer en su ciudad natal y Hong Kong, Krznaric estudió en las universidades de Oxford, Londres y Essex, donde se doctoró en Sociología Política. Es fundador del primer Museo de la Empatía del mundo y también investigador de la Long Now Foundation y miembro del Club de Roma.
Su libro arranca con la evidente e inquietante paradoja de que cada vez vivimos más tiempo, a la vez que cada vez pensamos más a corto plazo. Nuestra capacidad de proyectarnos a largo plazo, de reflexionar sobre el futuro, se ha visto erosionada durante las últimas décadas. ¿Por qué considera que este cambio es preocupante?
Creo que es obvio para la mayoría que vivimos en una tiranía del ahora, la dominación del tiempo presente. Lo que va desde nuestros gestos, pues miramos 130 veces al día el teléfono, hasta el capitalismo neoliberal como ideología que propugna el ahora, como forma de maximizar las ganancias o el crecimiento, sin valorar los impactos a largo plazo en las personas y el planeta.
Los primeros relojes solían sonar una vez cada hora. En 1700 la mayoría ya tenían minutero y para 1800, contaban con segundero. El reloj se convirtió en la máquina clave de la Revolución Industrial, haciendo que en las fábricas trabajaran cada vez más deprisa y que el futuro se nos acercara cada vez más rápido. Así que el cortoplacismo es un viejo problema, que se ha agravado en la actualidad. Nunca antes en la historia nuestras acciones habían tenido consecuencias tan potencialmente dañinas para las generaciones futuras. Eso se debe en parte a los impactos ecológicos, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad, pero también a los riesgos de las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial o las armas biológicas. Creo que el problema clave con este cortoplacismo es que hemos colonizado el futuro, que tratamos al futuro como una propiedad colonial distante donde podemos descargar libremente la degradación ecológica y el riesgo tecnológico como si no hubiera nadie allí. Y el problema es que las generaciones futuras no están aquí para hacer frente a este saqueo de su herencia, no pueden salir a la calle. Nosotros debemos hacerlo por ellas.
De tanto pensar a corto plazo, hemos terminado por desarrollar la memoria a corto plazo. Según la neurociencia, el futuro y el pasado se localizan en el mismo área del cerebro y están estrechamente relacionados. ¿Cómo piensa la relación entre memoria e imaginación?
Esa es una pregunta muy hermosa y realmente interesante. Mi libro se llama El buen antepasado, y ser un buen antepasado pasa por pensar en el futuro vinculándolo a la memoria, a la manera en que nos recordarán y juzgarán las generaciones futuras. Aunque también implica que en el presente necesitamos recordar el pasado. Los buenos antepasados consideran lo que hemos heredado del pasado y lo que vamos a dejar en el futuro. Hemos heredado muchas cosas positivas como las ciudades en las que vivimos o los descubrimientos médicos de los que nos beneficiamos, pero también somos herederos de legados muy negativos como la esclavitud, el colonialismo o el racismo, así como de economías estructuralmente adictas a los combustibles fósiles y al crecimiento sin fin que ahora debemos transformar.
El peligro existe si olvidamos el pasado, pues entonces no sabremos qué debemos transmitir, o no, a las generaciones futuras. ¿Qué conservamos del presente y a qué queremos renunciar? También es relevante lo que afirma la neurociencia, pues nos dice algo sobre la importancia de mirar en ambas direcciones. La buena noticia es que los seres humanos tienen una asombrosa capacidad para bailar a través del tiempo con su imaginación. En un momento puede estar mirando su teléfono y al momento siguiente estar pensando en las canciones que sonarán en su funeral, o estar pensando en la sonrisa de su abuela cuando era niño, y esto es algo que el resto de los animales no hacen. Pensar a través del tiempo es una habilidad clave para la supervivencia en el siglo XXI.
Ser un buen antepasado pasa por pensar en el futuro vinculándolo a la memoria, a la manera en que nos recordarán las generaciones futuras
En 2015 Suecia creaba el Ministerio del Futuro. Una institución cuyo objetivo era reinstaurar la mirada de largo plazo en la gestión política, de forma que resultase factible identificar las tendencias emergentes, los cambios y desafíos que se avecinan, así como fortalecer la capacidad de establecer consensos sociales y compromisos políticos que superen las exigencias de lo inmediato. El Gobierno de España formó hace unos años una Oficina de Prospectiva, en diversos países se han desarrollado herramientas como las Asambleas Climáticas. ¿Apuntan a un incipiente cambio de tendencia?
Yo creo que hay una crisis de la democracia. Un síntoma es el auge de la extrema derecha, pero el segundo signo es haber diseñado una democracia que no ve más allá del corto plazo. La mayoría de nuestros políticos no ven más allá de las próximas elecciones o del titular. ¿Qué hacemos al respecto? Una estrategia es crear un Ministerio del futuro o una Oficina para el pensamiento prospectivo. En Gales tienen un comisario de Generaciones futuras, un cargo público cuyo trabajo es mirar 30 años hacia el futuro, en diferentes aspectos como empleo, educación o medio ambiente. Ese es un modelo, el problema es acabar como Platón demandando tener un filósofo sabio, que tome las decisiones complejas.
Mi hija tiene 13 años y me pregunta ¿por qué debo confiar en un ministro del futuro para que tome decisiones por mí? Esto plantea una segunda forma de resolver este problema, desarrollando iniciativas como las asambleas ciudadanas. Estrategias para involucrar a las personas directamente en la toma de decisiones políticas, donde resulta mucho más probable que adopten una visión a largo plazo.
Yo he estado involucrado como experto en la Asamblea Ciudadana por el clima de Reino Unido, y estoy convencido del esfuerzo realizado por desarrollar esa visión de largo plazo. Aunque se podría ir más allá, como está haciendo el movimiento Future Design en Japón, que desarrolla metodologías participativas de base local para orientar la toma de decisiones. Es una iniciativa inspirada en la idea de los nativos americanos de tener en cuenta las consecuencias de nuestras decisiones hasta dentro de siete generaciones. Para ello, invitan a una muestra ciudadana representativa, la dividen en dos grupos donde una mitad piensa desde el presente y otra como residentes del año 2060, y estos son los que al final proponen planes mucho más radicales. Así que las Asambleas Climáticas son una buena idea, pero si además podemos incluir algo de este trabajo imaginativo de pensar colectivamente en el futuro, sería aún mejor.
Una cuestión difícil. Al trabajar estas cuestiones con movimientos sociales, da la sensación de que para alguno de ellos pensar en el futuro es perder un tiempo valioso de actuar sobre el presente.
Sí, es un problema. La gente tiene problemas impostergables en el presente, pensemos en quienes han perdido sus empleos durante la pandemia o en las personas refugiadas. Se podría derivar de ello que pensar a largo plazo es una actividad para personas privilegiadas, pero no lo creo. Esta preocupación bebe de las culturas indígenas que no son los sectores más ricos de la sociedad, y sin embargo se encuentran comprometidas en muchas luchas sociales. Mi padre tiene 89 años y fue refugiado polaco en Australia después de la Segunda Guerra Mundial. Y siempre dice que muchos de esos refugiados que llegan a Europa están pensando a muy largo plazo, en el futuro de sus hijos. Asumen riesgos hoy para intentar mejorar la vida de sus familias mañana. Lo realmente interesante es que hay un movimiento activista creciente de preocupación por el futuro, son los Rebeldes del tiempo. Fridays for Future lo tiene en su nombre. Hay cada vez más casos legales en los que las organizaciones están enjuiciando gobiernos por no proteger los derechos de las generaciones futuras. Yo soy parte de una organización en el Reino Unido que propone tener una comisión permanente para las Generaciones futuras. El presente y el futuro no siempre están en conflicto entre sí. Por supuesto, ya sabes, si inviertes en transporte verde y eléctrico, estás haciendo algo por las generaciones actuales y futuras, o si estás invirtiendo en atención médica o educación para las personas más pobres, es una inversión a largo plazo. Los movimientos debemos lidiar con los problemas del presente, a la vez que incorporamos una preocupación por el futuro que queremos construir, expandiendo nuestro universo moral.
Ante la crisis multidimensional que habitamos (política, económica, ambiental, bélica…) corremos el riesgo de caer en tentaciones autoritarias o tecnocráticas para resolver los problemas que tenemos. Usted sostiene lo contrario. ¿Por qué las democracias funcionan mucho mejor en términos de solidaridad intergeneracional?
Yo era politólogo y he enseñado en universidades hace mucho tiempo. Siempre me han interesado estas cuestiones políticas. Mientras investigaba para el libro, mucha gente me dijo: “Podemos resolver todos estos problemas con un buen dictador, un dictador benigno o un déspota ilustrado. Mira a Singapur o a China”. Para muchas personas existe esa duda sobre los mejores sistemas para brindar políticas públicas a largo plazo. Sin embargo, tras mucha investigación cuantitativa, está muy claro que las democracias son mucho más efectivas en áreas ambientales, económicas, sociales y de igualdad. Estudiamos 122 países, de los 25 que contaban con políticas públicas a largo plazo con mejor valoración en el Índice de Solidaridad Intergeneracional, 21 eran democracias; y de los 25 inferiores, 21 eran gobiernos autoritarios.
¿Por qué las democracias son más efectivas en general? Creo que se debe a que los gobiernos autoritarios son muy frágiles y no necesariamente responden bien a las demandas de sus ciudadanos. La rendición de cuentas permite que las democracias respondan más a los problemas a largo plazo. Aunque a veces, una dictadura puede estar interesada en la planificación ambiental u otra cuestión a largo plazo.
Los movimientos debemos lidiar con los problemas del presente, a la vez que incorporamos una preocupación por el futuro que queremos construir
Al mismo tiempo, podrían estar haciendo más. La democracia moderna representativa se inventó en el siglo XIX para tratar problemas de largo plazo como la transición del imperialismo y la sociedad feudal. También hay muy buena evidencia de que los sistemas políticos descentralizados se desempeñan mejor en este Índice de Solidaridad Intergeneracional. Entonces, cuanto más descentralizada sea la estructura de poder, mejor será la política a largo plazo. Por ejemplo, al responder a los problemas locales, las ciudades a menudo son mejores para tener una visión a largo plazo que los gobiernos nacionales.
Al pensar en las transiciones ecosociales, indudablemente debemos entenderlas como un proyecto intergeneracional. Un proceso en el que nos involucramos asumiendo que no veremos el final, como sucedía con las catedrales en el medievo. Esta visión actualmente solo se encuentra en el campo del arte. Ante la tiranía de la inmediatez ¿qué claves considera que ayudarían a acelerar este cambio cultural?
España es un país interesante históricamente porque tienes estos ejemplos del pensamiento catedralicio, como la Sagrada Familia, que se inició en 1882 y todavía se está construyendo, o el acueducto de Segovia construido por los romanos en el siglo I y que se utilizó durante casi 2.000 años. No creo que en realidad necesitemos más catedrales, pero sí aplicar un pensamiento similar a las alternativas ecológicas. Y eso tiene que ver con la cultura, en parte con la política y en parte con la economía. En cierto modo, hemos hablado un poco sobre el lado político con los comisionados de las generaciones futuras o las asambleas ciudadanas. En el aspecto económico estaría la ciudad de Ámsterdam, que ha adoptado la economía del donut de Kate Raworth para la planificación urbana y avanzar en economía circular. Ese tipo de cambios económicos son fundamentales para lidiar con la tiranía del ahora y el cortoplacismo, avanzando hacia modelos de economía postcrecimiento. Están rediseñando nuestras economías.
Aunque también es necesario un cambio cultural, capaz de transformar las ideas que flotan en la sociedad. Y parte de ese trabajo cultural proviene del arte y la literatura. La artista escocesa Katie Patterson ha creado un proyecto llamado la Biblioteca del futuro, donde cada año durante 100 años un escritor famoso escribe un libro que no podrá leerse hasta el año 2114, y se imprimirán con uno de los mil árboles plantados a tal efecto. Una iniciativa asombrosa, necesitamos cosas así. O más novelistas como el escritor de ciencia ficción Kim Stanley Robinson, que recientemente escribió un libro llamado El Ministerio del futuro, sobre cómo la humanidad superó los desafíos del Acuerdo de París.
También necesitamos cambios radicales en nuestros sistemas educativos, que el pensamiento a largo plazo se incluya en nuestros currículos escolares. Por otra parte, no soy una persona religiosa, pero reconozco que históricamente la religión ha tenido un papel muy importante en el cambio de la cultura. La Iglesia Católica es un ejemplo interesante, por un lado es increíblemente conservadora, pero por otro, si miras la encíclica Laudato si, encuentras un lenguaje asombroso sobre la solidaridad intergeneracional.
Aunque en última instancia, creo que el cambio cultural consiste en cambiar las conversaciones de la sociedad. No significa que tengan que dominar la discusión, pero hay que darles voz. Creo que estamos en el inicio, dando forma a la idea de dar derechos a las generaciones futuras. Una de las ideas más radicales en la historia de los derechos humanos desde la Revolución Francesa.
Siguiendo el hilo de sus reflexiones, tampoco resultaría desacertado plantear que cada vez disfrutamos de una mayor esperanza de vida y a la vez padecemos una menor esperanza en la vida, en que podemos lograr que el futuro sea mejor que el presente. ¿Pensar y actuar cómo buenos antepasados puede ayudarnos a recuperar un necesario impulso utópico?
Tengo sentimientos encontrados sobre las utopías. La creación de imágenes, de futuro, ha sido un motivador fundamental del cambio social a lo largo de la historia. Tomas Moro, el marxismo, las religiones… han tenido una idea del cielo o del paraíso. La ambición es importante para convertirnos en buenos antepasados porque necesitamos tener una visión del mundo que queremos, la antigua idea griega de un Telos o meta para la Humanidad. Mi objetivo sería satisfacer las necesidades de todas las personas y las generaciones futuras dentro de los límites planetarios. Una utopía es reconocer que nuestras economías son un subsistema de la biosfera, lo opuesto a lo que la mayoría de los economistas enseñan a sus estudiantes.
Por otro lado, creo en las visiones distópicas como motivadoras del cambio, como cuando Greta Thunberg dijo que nuestra casa está en llamas. Quiero que entres en pánico. La crisis puede ser útil para hacer que quienes están en el poder cambien de opinión. Estamos en trayectorias que nos dirigen hacia un mundo en llamas. Cierro los ojos e imagino cómo será la vida de mis hijos y es aterrador.
Creo que es importante equilibrar esas visiones distópicas con las más utópicas. Necesitan trabajar juntas como un cuchillo y un tenedor.
“El crecimiento se va a detener, por una razón o por otra” Juan Bordera / Ferran Puig Vilar 21/07/2022
Inflación galopante. De dos cifras. Guerra. Problemas energéticos cada vez más graves. Olas de calor más potentes y tempranas. Detenciones de científicos. Matanzas en las fronteras. Retroceso en los derechos de la mujer en la –supuesta– cima del Imperio, que nos lleva 50 años atrás… Justo 50 años. ¿Tiene todo esto alguna relación?
En realidad sí.
Se cumplen 50 años de la publicación de uno de los trabajos más importantes del siglo XX, Los límites del crecimiento. Aquel informe encargado al MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) que ya en 1972 avisaba de que el planeta tenía límites y poco tiempo para enfrentar el choque contra los mismos.
Por ello, Dennis Meadows (EE.UU., 1942), uno de los dos autores principales del estudio, ha estado concediendo entrevistas para medios como Le Monde o el Suddeutsche Zeitung. Fue un honor entrevistarle para CTXT.
En el cincuentenario de la publicación del informe, uno de los escenarios –el standard– de su modelo sigue siendo muy similar y consistente con la realidad; en él adelantaban que el crecimiento se detendría por la fuerza alrededor del 2020. ¿Es esto lo que estamos experimentando ya? ¿Fue una previsión o una predicción?
Nosotros no hicimos predicciones. Ya dijimos que es imposible “predecir” con exactitud nada en lo que el comportamiento humano sea un factor, lo que hicimos fue modelar 12 escenarios consistentes con las reglas físicas y sociales. 12 futuros posibles. Uno de ellos, el standard, como sabes, mostraba que el crecimiento se iba a detener cerca del año 2020. Entonces todas las variables (producción industrial, de alimentos, etc.) tocaban techo y en unos 15 años comenzaban a declinar inexorablemente.
¿Se parece esto a lo que estamos viviendo? Yo diría que sí. El mundo está mostrando cada vez más consecuencias de un choque contra los límites.
Lo que sí tuvimos fue mucho cuidado, ya en 1972, dejando claro que después del pico de cualquier variable todo se vuelve aún más impredecible, porque entran en juego factores que no podían ser representados en nuestro modelo. Una vez llegados a este punto es obvio que vamos a ser dirigidos más por factores psicológicos, sociales y políticos que por limitaciones físicas.
Le he escuchado denominar al cambio climático como un “síntoma”, ¿de qué exactamente?
Es esencial reconocer que el cambio climático, la inflación, la escasez de alimentos, a veces son considerados problemas, pero en realidad son síntomas de un problema mayor.
Así como un dolor de cabeza persistente puede en ocasiones ser un síntoma de cáncer, muchas dificultades actuales son síntomas de niveles de consumo de materiales que han crecido más allá de los límites del planeta. Por supuesto que los síntomas son importantes. Un dolor de cabeza merece una respuesta. Sin embargo, una aspirina puede hacer que el paciente se sienta mejor temporalmente, pero no resuelve el problema de fondo. Para ello hay que tratar el crecimiento incontrolado de las células cancerosas en el cuerpo.
No se puede sostener el crecimiento, digamos, enfrentándonos a problemas uno por uno. Aunque solucionásemos el cambio climático, nos encontraríamos con el siguiente problema al empecinarnos en seguir creciendo, ya sea escasez de agua, de alimentos o de otros recursos cruciales. El crecimiento se va a detener, por una razón o por otra.
Llegados a este punto, por el retraso en la acción necesaria, ya no podemos evitar un cambio climático grave. Hagamos lo que hagamos. Aunque siempre hay grados.
El mito del progreso, de que la tecnología vendrá al rescate, es una de las ideas más paralizantes para hacer frente al problema real: el decrecimiento es inevitable, ya que esto no se trata de un problema técnico. ¿Quizá lo que necesitamos es un cambio cultural, moral y ético?
Llegados a este punto, por el retraso en la acción necesaria, ya no podemos evitar un cambio climático grave. Hagamos lo que hagamos. Aunque siempre hay grados
Sí, completamente, ese era uno de los puntos cruciales de nuestra obra hace ya medio siglo. En condiciones ideales, la tecnología puede darte más tiempo, pero no va a solucionar el problema. Te puede ampliar el margen, la oportunidad de hacer los cambios políticos y sociales que son necesarios. Pero mientras tengas un sistema que se basa en el crecimiento para solucionar cada problema, la tecnología no podrá evitar que se sobrepasen muchos límites cruciales, como ya estamos viendo.
Pese a la tremenda utilidad e importancia de su trabajo, a usted y sus compañeros les criticaron mucho. Esto sigue ocurriéndole a cualquiera que se sale del discurso dominante: la “happycracia”. ¿Existe una imposibilidad social para hablar de según qué temas porque te convierten en el catastrofista, el pesimista que amarga?
Yo era muy ingenuo en los setenta, cuando lanzamos el libro. Fui formado como científico, y tenía la impresión de que utilizando el método científico, producíamos datos incuestionables, y si se los enseñábamos a la gente, entonces esto bastaría para producir un cambio en la mirada y las acciones de las personas. Eso fue ingenuidad cuanto menos.
Hay dos maneras de enfrentar estas situaciones: en una recoges datos y entonces decides qué conclusiones son consistentes con los datos, la manera científica. En la otra, muy habitual, decides qué conclusiones son importantes, y buscas datos que cuadren y apoyen tus “conclusiones”. Esto es lo que ocurre con los negacionistas climáticos, por ejemplo.
No he tratado de ganar esos debates entre pesimistas y optimistas, con este tipo de personas. Cuando alguien viene enfadado a acusarme de lo que sea, simplemente les digo: “ojalá tengas razón”, y sigo adelante.
Existe una tendencia en los sistemas, las empresas, las personas hacia la autopreservación, fundamentándonos muchas veces en miradas cortoplacistas que no nos dejan avanzar a largo plazo, ¿cómo luchar contra estas inercias y hábitos?
Sí, la única manera de gestionar esto es ampliar el horizonte temporal y espacial. Y así ver con perspectiva los posibles costes y beneficios. Un ejemplo: la pandemia y la gestión en mi país [EE.UU.] ha sido lamentable, muy corta de miras. Si no extiendes las vacunas a todo el espacio, al resto del mundo, no son tan útiles.
¿Cómo ampliar ese marco temporal? Con las siguientes generaciones. La mayoría de la gente tiene preocupaciones legítimas, genuinas, sobre el futuro de sus hijos, sobrinos, nietos.
En España últimamente estamos teniendo buenas noticias al respecto del decrecimiento: la primera asamblea ciudadana por el clima ha elegido entre sus 172 medidas la necesidad de hacer pedagogía con el decrecimiento, varios políticos –incluyendo al ministro de Consumo– han hecho declaraciones a favor de abrir este debate ineludible, y el IPCC cada vez incluye más esta palabra en sus informes.
¿Estamos más cerca de un Tipping Point social –como suele decir Timothy Lenton–, o tendremos que esperar a que las crisis sean aún más patentes para reaccionar?
La respuesta a ambas cuestiones es sí. Estamos más cerca de un punto de vuelco social positivo, pero por otro lado, me temo que tendremos que esperar al agravamiento de las crisis para reaccionar. Y es aún peor: si nos hubieran descrito nuestra actual situación en, digamos, el año 2000, habríamos pensado que eso era ya una crisis catastrófica. Somos la rana que no salta de la olla, cocida demasiado a fuego lento. Desgraciadamente creo que esa es nuestra situación.
Según el modelo HANDY –otro modelo de dinámica de sistemas– un parámetro fundamental para causar colapsos es la desigualdad, que crece en paralelo a la falta de confianza entre semejantes, otra de las principales razones de los colapsos. El diseño de nuestro sistema económico hace que ambas aumenten cada año. Y hace imposible ajustarse a los límites, porque la élite –que suele estar alejada de la realidad y por tanto no detecta las alarmas– es la que sirve de modelo. ¿Cómo desenredar semejante lío?
La verdad no se encuentra en unas pocas ecuaciones, obviamente. Se encuentra en la historia. Y nuestra historia durante miles de años muestra que los poderosos buscan más poder, y lo tienen más fácil por su situación para encontrarlo, es un bucle de retroalimentación positivo. En dinámica de sistemas esto se llama “éxito para los ya exitosos”. Rara vez nos desviamos de ese fenómeno.
Si nos hubieran descrito nuestra actual situación en, digamos, el año 2000, habríamos pensado que eso era ya una crisis catastrófica
Nadie puede desenredar este enredo. No creo que exista ninguna acción o ley que pueda hacer eso. En unas pocas culturas, sin embargo, se han visto mecanismos evolucionados de redistribución. En el Noroeste de los Estados Unidos hay algunas tribus que tienen una costumbre llamada “Potlatch”, es una ceremonia en la que los jefes de la tribu, los más ricos, regalaban parte de sus posesiones –estoy simplificándolo, seguro–. En el budismo también hay una tradición de desapego a lo material en muchos de sus practicantes. Pero son raras excepciones. En nuestro mundo la tendencia es a acumular poder y, como dices, eso ayuda a estar desapegado de la realidad. Es entonces cuando se acaba produciendo un colapso –también del propio poder– y todo vuelve a empezar de nuevo. Es un proceso que se produce como respuesta a los límites. Y la desigualdad está creciendo en todos los países.
¿Hasta qué punto están las élites anticipando la necesidad matemática de reducir la desigualdad? ¿O solo se están preocupando por su supervivencia?
Bueno, no se puede hablar con propiedad de “élites”. Algunas élites están preocupadas y hacen todo lo que pueden para reducir la desigualdad, otras ni siquiera piensan en ello, –probablemente la mayoría–, y otras, sin duda, están trabajando para hacerla cada vez más grande. Desde luego no hay una tendencia hacia la reducción de la desigualdad. Y a veces se dice que el crecimiento ayuda a que llegue riqueza a todo el mundo, lo cual, viendo cómo han crecido simultáneamente las tasas de crecimiento y de desigualdad, es manifiestamente falso.
¿Ve hoy en día más preocupación por el colapso de la civilización en los círculos de poder, económicos y políticos? ¿O siguen con los beneficios a corto plazo como siempre?
Yo no estoy en círculos de poder así que no puedo responder a eso. Soy un profesor jubilado de 80 años. Es el 50 aniversario de Los límites del crecimiento y salvo por las entrevistas que se hacen sobre un libro que aún despierta interés, no hay tanta atención como podría parecer.
Teniendo en cuenta la miopía espacial y temporal respecto a los límites, ¿no cree que la visión moderna del mundo está obsoleta? ¿Podría sugerir algunas ideas filosóficas para una transición hacia una nueva cosmología?
Gracias por imaginar que puedo tener la capacidad de hacer tales cosas. Que la actual forma de ver el mundo está obsoleta es obvio solo con mirar las noticias. Casi nadie puede estar contento con el estado del mundo.
Sobre una nueva cosmología: hay una diversidad enorme de filosofías, prácticas espirituales, muchas de ellas consistentes con el funcionamiento del mundo. Cualquiera que vaya a funcionar tiene que reconocer la interacción y dependencia que tenemos con el mundo natural. Ya hemos comentado el extendido mito de que la tecnología nos llevará a superar cualquier obstáculo. Lo vemos con el reto climático: existe esta cosa llamada Captura y Secuestro de Carbono (CCS). A pesar del hecho irrefutable de que es más barato, rápido y fácil reducir el consumo energético, la tendencia es buscar la solución tecnológica que nos permita hacer lo que ya no podemos seguir haciendo sin causar graves daños. Es una fantasía total. Lo mejor que podemos decir del CCS es que es una idea que va a hacer a unas pocas personas ganar mucho dinero.
Estamos como en una cinta de correr que se acelera rápidamente. Ya sabes, esas cintas en las que corres pero no vas a ningún sitio. Eso es lo que estamos haciendo. A medida que vamos tomando malas decisiones, eso nos aboca a crisis que por obligación acortan nuestra perspectiva temporal, todo se vuelve reactivo mientras aceleramos. Eso a su vez ayuda a que tomemos más malas decisiones, porque estrechamos más y más nuestro horizonte temporal. Es un círculo vicioso.
Creo que vamos a ver más cambios en los próximos 20 años que los que hemos vivido en los últimos 100. No quiero que pase lo que voy a decir, pero creo que es lo más probable: habrá desastres significativos debido al caos climático y al agotamiento de los combustibles fósiles, esto devolverá a la humanidad a estados más descentralizados y desconectados. Lentamente, evolucionarán culturas que estén más preparadas para la situación. Solo así, creo, podrá aparecer una “nueva cosmología” apropiada.
¿Cree que una coalición de élites dotadas podría cambiar el curso de los acontecimientos?
¿Élites dotadas? Me suena a oxímoron.
Presentación: No quieren que lo sepas de Jesús Cintora.
Un párroco de Albacete dice que el colectivo LGTBIQ+ fomenta la pedofilia y que los homosexuales «no son queridos por Dios»
Las declaraciones homófobas de este cura han recibido la condena del Ayuntamiento de San Pedro, localidad donde pronuncia sus homilías, así como de numerosas organizaciones que le acusan de «sembrar odio».
ALBACETE.- Un discurso de odio y contra la dignidad de las personas LGTBIQ+, cargado de estereotipos y perjuicios, y en el que se relacionó la orientación sexual con la pedofilia, así fue la polémica homilía que el pasado domingo, 14 de agosto, pronunciaba el párroco de la localidad albaceteña de San Pedro, para el que ya se ha pedido su cese desde varios colectivos.
Una grabación publicada este miércoles por La Vanguardia ha puesto de manifiesto cuáles son los planteamientos de este sacerdote, para quien el hecho de que las parejas del mismo sexo se haya convertido en algo común, no quiere decir «que sea normal» ni que «sea querido por Dios».
Y es que según el párroco de San Pedro, Óscar Díaz, si bien «cada persona es libre en su elección, en sus decisiones, eso no quiere decir que esa libertad tenga que ser aceptada como algo normal, como lo correcto», de ahí que «su forma de vivir, esos criterios que se van desarrollando, no estamos obligados a aceptarla».
Respecto a «la ideología de género» -término empleado por el sacerdote en su sermón- y su lenguaje, el párroco considera «contradictorio» que ese lenguaje que parece ser inclusivo, «resulta que rechaza a los otros». «Ya no hay que decir todas y todos, sino todes», apunta, algo que «no es inclusivo, es excluyente».
Sin embargo, el sacerdote no se quedó ahí en su planteamiento, sino que fue más allá y aseguró que una de las cuestiones «más radicales» que está imponiendo la ideología de género es «quitar esa línea entre lo diferente que es el varón y la mujer», lo cual habría llevado a que no existan ni el hombre ni la mujer.
Algo que -dice el párroco- «no sería un problema grave, sino una dificultad», de no ser porque hay quienes «están tomando estas ideas también para borrar la línea que hay entre el niño y el adulto, para llegar a decir que no existe el niño ni el adulto, sino que somos lo que somos».
Un razonamiento que le llevaba a concluir que para «los que hoy son catalogados como pedófilos, ya no es un delito ni una gravedad psicológica, sino que es una identificación sexual». De este modo, apostillaba, «el varón tiene derecho y el niño está en su deber de asumir una relación con el adulto».
Afirmaciones y conclusiones a las que no se han hecho esperar las críticas, tanto por parte de algunos vecinos como del Ayuntamiento de la localidad, cuyo alcalde, el socialista Daniel Sancha, aseguraba en declaraciones a La Vanguardia que habían trasladado al párroco su «total desacuerdo» con sus palabras y su condena rotuna a las mismas. «No vamos a permitir este tipo de discursos en nuestra localidad», ha señalado el alcalde, que defiende que San Pedro es «un pueblo muy abierto y sensible con todos los colectivos».
GRAVE ATAQUE A LA CONVIVENCIA
Críticas que también han llegado en forma de comunicado firmado por más de una docena de colectivos, que muestran así su rechazo a este discurso de odio en el que se invita a la no aceptación del matrimonio y las relaciones homosexuales, apelando a «su forma de vivir».
Rechazan la relación que el párroco establecía en su discurso entre la comunidad LGTBIQ+ y la pedofilia, apuntando a que desde este colectivo «se insta a que niños tengan relaciones sexuales con adultos».
Planteamientos que estas organizaciones y personas físicas comprometidas con la defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas LGTBIQ+ rechazan de forma rotunda, al considerar que constituyen «un ataque grave a la convivencia» entre personas de diferentes orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género, así como «una forma malintencionada de asociar sexualidades concretas a la pederastia».
Acusaciones con las que -apunta- quizás se pretende «desviar la mirada de sus feligreses de todos los casos de abusos sexuales a menores que se están destapando en la Iglesia católica, y de los muchos otros que seguirán saliendo a la luz, lamentablemente», apostillan.
Una «estrategia del miedo y la mentira» que, de nuevo, es utilizada para «sembrar odio o discordancia entre colectivos que conviven cada vez en mejor armonía, con respeto y aceptación de las diferencias individuales».
«No existe una orientación sexual más válidad que otra», del mismo modo que «no existe una identidad más válida que otra, ni existe una expresión de género más válida que otra», recuerdan al sacerdote. «La dignidad de las personas prevalece frente a discursos que pretenden generar confusión o miedo a las minorías», señalan en el comunicado.
Por ello instan a las instituciones y entidades comprometidas con los valores democráticos de igualdad a pronunciarse sobre un caso tan grave como este, que «afecta a la convivencia y a la dignidad de toda una comunidad y sus familiares».
Asimismo también invitan al sacerdote a acercarse y conocer la realidad sobre este colectivo, «que dista mucho de los estereotipos y prejuicios que destiló en la liturgia del pasado domingo».
Un comunicado entre cuyos firmantes se encuentran las Juventudes Socialistas de la provincia de Albacete, desde la que aseguran que las palabras del sacerdote de San Pedro «no tienen cabida en nuestra sociedad» y por ello piden al Obispado «la destitución inmediata» del párroco.
Condena y petición a la que se suma la Secretaría LGTBI de Juventudes Socialistas en la región, que critica con firmeza «las falsedades y graves acusaciones inferidas a las personas LGTBI+» por parte del sacerdote.
Desde Izquierda Unida Albacete critican que una vez más «los derechos del colectivo LGTBI+ hayan sido atacados desde un púlpito». «Un retrógrado que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio olvida que la diversidad humana merece respeto», han escrito en sus redes sociales, en un mensaje en el que reprueban el «ataque del cura de San Pedro a la dignidad de las personas LGTBIQ+».
Por su parte desde Podemos Albacete se ha criticado a través de las redes sociales el planteamiento realizado por el párroco de San Pedro, y se preguntan si antes de relacionar al colectivo LGTBI con la pederastia «deberían limpiar su casa antes de criticar otras». Asimismo plantean si «se debe permitir el uso de dinero público para estos fines».
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Oscuros y Perturbadores Secretos del Vaticano – Documental en Español
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