El consejero de Atresmedia aparece en varios apuntes de Villarejo en febrero de 2015, según los cuales le dice al comisario que el entonces ministro Fernández Díaz había dado instrucciones para que Asuntos Internos no le molestara. Semanas después, el responsable de esa unidad de la Policía, Marcelino Martín-Blas, fue cesado de su cargo.
A principios de febrero de 2015, el comisario Villarejo apuntó en su agenda referencias de las conversaciones que mantuvo esos días con el consejero de Atresmedia Mauricio Casals. En esas anotaciones se recoge que el también presidente del diario La Razón llamó a Villarejo para mostrarle su apoyo y calmarlo porque «el ministro» ya había dado instrucciones para que el jefe de la Unidad de Asuntos Internos de aquel momento le dejara tranquilo. Unas semanas después, Marcelino Martín-Blas, el comisario al frente de esa unidad, era cesado de su puesto.
En aquel momento todavía no se había publicado el entramado societario que poseía Villarejo, pero el nombre del comisario estaba en los medios por su implicación en el caso Nicolay. En su primera declaración ante la Policía cuando fue detenido en octubre de 2014, el pequeño Nicolás dio el nombre del comisario y lo vinculó con el empresario Javier de la Rosa.
El 3 de febrero Villarejo apunta en su agenda los detalles de la conversación que mantiene ese día con Casals. El consejero de Atresmedia llama al comisario y le muestra su apoyo para, a continuación, decirle que «va a ordenar a La 6ª [en referencia a La Sexta]» que le dejen tranquilo. Finaliza su resumen de la llamada con una cita para verse en persona: «Comer en breve».
Al día siguiente, uno de los periodistas más cercanos al comisario, Esteban Urreiztieta, abría la portada de El Mundo y recogía la denuncia de Villarejo contra Martín-Blas.
Este artículo no era casual. Su difusión y contenido eran fruto de la coordinación del periodista y Villarejo. Dos días antes de su publicación, el policía había estado hablando con Urreiztieta para programarlo. En las agendas el periodista de El Mundo aparece identificado con su nombre (Esteban) o un acortamiento del mismo (Esteb), seguramente por la dificultad que suponía para el comisario escribir el apellido. Para saber de qué Esteban se trataba, Villarejo lo relacionaba con Inda, en referencia a Eduardo Inda, que había abandonado el diario en diciembre de 2014, pero con el que Urreiztieta solía firmar y que, seguramente, presentó a ambos.
En menos de 24 horas el texto está redactado y Urreiztieta avisa al comisario de que saldrá al día siguiente tras hacer las llamadas pertinentes a personas mencionadas en el artículo.
El día de la publicación, la agenda de Villarejo refleja las muestras de apoyo que Villarejo recibe de sus colegas policías como Enrique de Federico o el ex Director Adjunto Operativo (DAO), Agustín Linares.
Pero también recoge las llamadas y demostraciones de apoyo de tres periodistas: Daniel Montero, Luis Rendueles y Ana Rosa Quintana. Los tres se comprometen a dar difusión a la denuncia de Villarejo, pero la más efusiva es la reina de las mañanas de Telecinco, que asegura al comisario que «va a dar caña».
Ese día, el Programa de Ana Rosa se hace eco de la publicación de El Mundo y muestra la denuncia de Villarejo desgranando su contenido. De hecho, en un momento dado la periodista Patricia Pardo comenta que no tiene acceso a toda la denuncia de Villarejo, falta la parte donde se enumeran los casos en los que Martín-Blas habría estado «manipulando, fabricando pruebas con el fin de alterar la verdad de diversos sumarios». La periodista se explica: «A nosotros nos falta una parte de esta denuncia pero se supone que en esa parte, que es el grueso de la denuncia, hace referencia a casos muy concretos».
En ese momento, Ana Rosa Quintana, móvil en mano, interrumpe: «Aquí lo tengo yo». A partir de ahí comienza a leer un texto en su teléfono y a enumerar los casos que Pardo no tenía en su documentación. Ana Rosa accede a la denuncia completa en su móvil.
No solo los periodistas que se hacen eco y presionan llaman a Villarejo ese día. El autor del artículo también lo telefonea. Urreiztieta quiere saber si el artículo ha tenido efecto y explica que ha habido «gran bronca en El Mundo«.
Se trata de un asedio mediático en toda regla contra Marcelino Martín-Blas que tenía un fin concreto: preparar el terreno a Mauricio Casals para que este moviera sus hilos dentro del Gobierno de Mariano Rajoy y apoyara a Villarejo contra las investigaciones de Asuntos Internos.
En ese contexto, Casals vuelve a llamar al comisario. El presidente de La Razón intenta de nuevo calmar a Villarejo y le explica que «el ministro [del Interior, Jorge Fernández Díaz] ha dado instrucciones» para que el jefe de la Unidad de Asuntos Internos, Marcelino Martín-Blas, le deje tranquilo.
Al día siguiente, el 5 de febrero, Casals vuelve a telefonear a Villarejo una vez más para mostrarle su apoyo. En esta anotación el comisario escribe que le agradece los comentarios al consejero de Atresmedia, que en esa conversación le «dice que habló con el del CNI».
Unas semanas después, el 26 de marzo, el comisario Martín-Blas es cesado de su puesto como jefe de Asuntos Internos, como él mismo relato en la comisión de investigación de la operación Kitchen del Congreso (pág. 90).
Villarejo y Casals, una relación estrecha durante años
Estos apuntes de las agendas de Villarejo donde se reflejan las conversaciones con Mauricio Casals son solo una pequeña muestra de todas las anotaciones que se recogen en el conjunto de agendas analizadas por Público.
Durante años, Casals y Villarejo tejieron una relación intensa que les llevó a mantener conversaciones telefónicas y encuentros, como la comida de 2016 cuya grabación se ha desvelado estos últimos días y en la que también estaba el periodista Antonio García Ferreras.
En su declaración en la macrocausa Tándem, el consejero de Atresmedia —que incluye al Grupo Planeta y al diario La Razón, periódico que preside— explicó que conoció al comisario «en un acto del diario La Razón con Paco Marhuenda en el año 2014» y que, a partir de ahí, comenzó a asistir a varias de las comidas que Villarejo organizaba.
Sin embargo, apuntes como los de febrero de 2015, donde Casals explica a Villarejo las acciones que tomaría el ministro Fernández Díaz para que Asuntos Internos dejara tranquilo al comisario, así como otras muchas anotaciones, desmienten al presidente de La Razón.
De hecho, la relación de ambos se acompaña en muchas ocasiones de la presencia de un tercer personaje, muy amigo de los dos y también involucrado en Tándem: el empresario Adrián de la Joya, que es quien los presenta en febrero de 2014. Villarejo describió a Casals en su primera toma de contacto como «el tronco de tropelías» de De la Joya.
Además, el propio Villarejo ha declarado que Mauricio Casals le hacía encargos. En mayo de 2021, en la comisión Kitchen del Congreso (pág. 23), el comisario aseguró que hacía «labores de inteligencia» para el presidente de La Razón.
Villarejo aseguró que fue Casals, por ejemplo, quien le encargó investigar a los hermanos Ignacio y Javier Pérez Dolset para poder deshacerse de ellos dentro del Grupo Planeta. Según la versión del comisario y de los hermanos, Casals pidió al policía que investigara a sus socios del Grupo ZED. En la Audiencia Nacional, el 11 de marzo de 2020, Villarejo prestó declaración ante el Juzgado Central de Instrucción nº 6 de la Audiencia Nacional por varias piezas relacionadas con el Grupo Planeta-Atresmedia donde expuso la misma idea y el interés de Casals en obtener información de los Pérez Dolset.
Villarejo: Creo recordar que en las numerosas comidas que tuve con el Sr. Casals, Mauricio Casals —en algunas estaba el Sr. Ferreras, en otras incluso algún juez, el Sr. Andreu, y tal, etc., etc., de la Audiencia Nacional—, hablamos, creo recordar, en una de ellas, el Sr. Mauricio Casals me dijo que tenía problemas con estas personas porque había sido socio de no sé qué de programas informáticos, o no sé qué, o algo así. Bueno, me pidieron, pues eso, lo mismo que en otras ocasiones, en algunas de estas comidas me pidieron que hiciera algunas gestiones sobre el Grupo PRISA, cuando se peleaban con ellos. Pero fuera de eso, no recuerdo yo que hubiera una petición firme y formal de trabajar. O sea, a lo mejor… «oye, mira a ver si existe la posibilidad de tal porque esta gente está, digamos, contra mí, no sé cuánto, tal». El Sr. Pérez Dolset, que eran antiguos socios, no sé qué, el que tenía mucho más interés de todos era el Sr. Casals, Mauricio Casals».
«Hay que aniquilar a Rubén y Marcelino»
La tensión entre el comisario Marcelino Martín-Blas y la cúpula policial corrupta se inicia nada más llegar el primero a la jefatura de la Unidad de Asuntos Internos en febrero de 2012.
A las pocas semanas, Martín-Blas expresa su preocupación porque el control del sistema SITEL esté en manos de una sola persona (Enrique García Castaño). Algo que no gusta al entorno de Villarejo que hasta ese momento estaban sirviéndose de ese sistema para ofrecérselo al comisario.
Tampoco gustó la decisión del responsable de Asuntos Internos de solicitar la intervención de comunicaciones a dos policías, uno de ellos su amigo José Luis Olivera, porque se sospechaba que filtraban por anticipado actuaciones policiales clave, como por ejemplo operaciones de entradas y registro (se detectaba que la prensa llegaba a los escenarios antes que la Policía).
Pero las actuaciones directas relacionadas con Villarejo llegan dos años después. Al día siguiente de la detención del pequeño Nicolás el 14 de octubre de 2014, se localiza en el registro de la vivienda de este documentación y/o información vinculada a Villarejo y a su amigo, el empresario Adrián De la Joya.
A partir de ese momento, Villarejo y su entorno, sobre todo el entonces director adjunto operativo Eugenio Pino, intentan saber por qué se ha detenido al pequeño Nicolás. Incluso se filtran grabaciones de reuniones de los investigadores de Asuntos Internos con el CNI a la prensa, lo que provoca que Martín-Blas empiece a investigar a Villarejo y su entorno hasta que es cesado en marzo de 2015.
Las agendas de Villarejo son una guía de sus audios
Como ya se ha explicado en anteriores ocasiones, un análisis de Público, tras cruzar con las agendas decenas de cortes de audios incorporados a la causa y otros que ha ido filtrando el comisario, concluye que la práctica mayoría de los apuntes de las agendas de Villarejo resumen en dos líneas lo hablado en cada uno de los contactos personales o telefónicos que ha tenido y grabado el comisario durante todo un día porque rara vez desconecta la grabadora. Las anotaciones tienen una correspondencia exacta en temática y fecha con los audios.
En otras palabras: las agendas son una suerte de guía de audios que facilita al comisario, en días posteriores, el cortado de los mismos y su archivo posterior por conversación y proyecto o personaje.
Por tanto, los apuntes de las agendas tienen casi siempre como respaldo un archivo de audio, no son anotaciones que corroboren audios o viceversa: agendas y audios son lo mismo. Cuestión distinta es el grado de veracidad que pueda darse al contenido de las conversaciones grabadas, porque Público detecta que, en no pocas ocasiones, se trata de diálogos guionizados para preconstituir pruebas falaces contra alguien o dotarse de una coartada a futuro según los casos.