El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha arremetido contra el PP en la sesión de control de este miércoles ironizando sobre «la gente de bien», en referencia a la frase que pronunció este martes el líder de la oposición. El término ha marcado el debate en el Congreso en donde tanto la portavoz del PP, Cuca Gamarra, como dos de los ministros del PSOE, Pilar Llop (Justicia) y Félix Bolaños (Presidencia), se han referido a las palabras del líder de la oposición. Periodismo, investigación y compromiso para construir un mundo más igualitario.
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EMPATÍA selectiva y ANA ROSA no para de mentir
En estos días se han publicado en twitter varios videos/clips de Chema De La Cierva haciendo comentarios sobrepasando totalmente los límites. Infovlogger se encargó de responderle, pero al parecer tiene empatía sólo cuando es un tema que le afecta a él, los demás le dan igual. Ana Rosa, ha vuelto a soltar otro bulo, esta vez sobre la Ley Trans aprobada recientemente.
¿Quién es «la gente de bien» de la que habla Feijóo? Las teorías de los tuiteros sobre la frase del presidente del PP
Alberto Núñez Feijóo cree que la ley trans molesta «a la gente de bien». De forma involuntaria, el presidente del PP dejó este martes en el Senado un retrato, oleo sobre lienzo, del verdadero problema de las derechas con los avances sociales.
No son las excusas que ponen ahora, ni las que pusieron antes cuando hicieron todo lo que pudieron contra la ley del divorcio, la del aborto o la del matrimonio igualitario, sino que diferencian entre gente de bien y gente ¿de mal?
Las palabras de Feijóo recibieron su primera respuesta de boca de Pedro Sánchez.
Pero en la calle y en las redes sociales muchos se están preguntando qué es exactamente lo que Feijóo considera «gente de bien».
Y, por contra ¿quién es la gente que no entra en la categoría de este señor que pretende ser presidente del Gobierno?
En realidad ya tenemos una ligera sospecha de por dónde va la cosa.
Para más teorías sobre quiénes forman parte de ese selecto club de Feijóo, los tuiteros tienen algunas ideas.
La «gente de bien», los que están «en el lado bueno de la historia», «la gente normal»… Si todas esas personas son las que rechazan los derechos de los demás por sus creencias particulares aunque no le afecten en nada, muchos españoles no quieren estar en esa categoría ni de visita.
Alberto Núñez Feijóo Y su forma de ser
Polémicas[editar]
Durante la visita a una explotación ganadera en el municipio coruñés de Rois en febrero de 2009, Feijóo le preguntó a su propietario por qué todas las vacas tenían nombre de mujer. El dueño de las reses, sorprendido, le aclaró que eso era así porque eran vacas y añadió: «¿Cómo las íbamos a llamar, Xulián?».36
En octubre de 2009, Feijóo hizo unas declaraciones en un encuentro con representantes de los sectores pesquero, marisquero y acuícola que causaron mucho revuelo en las redes sociales. El político narró cómo un marinero de la localidad lucense de Burela le había pedido que le trasladase a las autoridades europeas que si no se realizaba una pesca masiva de merluza, estos peces llegarían a las playas y morderían a la gente.37
En marzo de 2013 el periódico El País publicó unas fotografías en las que un joven Feijóo (34 años) aparecía en 1995 de vacaciones con Marcial Dorado, quien fue condenado por narcotráfico años después.38 Tras la publicación de la foto este negó continuadamente su relación con el narcotraficante,39 años después el traficante confirmaría que tenía una estrecha relación con el ahora presidente de la Junta en una entrevista con el periodista Jordi Évole. Feijóo no dimitió como exigía la oposición, pese a que él mismo pidiera la dimisión de Anxo Quintana, antiguo vicepresidente de la Junta de Galicia, cuando se publicaron unas fotos en las que aparecía con un empresario adjudicatario de una concesión pública.40
El 3 de septiembre de 2015 tuvieron lugar en Lugo capital multitud de protestas del sector lácteo gallego que ponían el foco sobre las políticas ganaderas de la Junta, Feijóo las minimizó.41 En Vigo, hubo una gran manifestación con pancartas alusivas a Feijoo quejándose de la baja en la dotación pública del Álvaro Cunqueiro.4243
En 2017 recibió críticas de toda la oposición por cambiar la forma de nombrar el consejo consultivo de Galicia, el cambio consistía en que los cinco miembros electos —hasta es mismo solo hay cuatro— dejaron de ser nombrados directamente por el titular de la Junta para que tres de ellos fueron propuestos por mayoría cualificada por el Parlamento, otorgando más poderes al Parlamento.44 El mismo año, y tras varios años con fuertes quejas sobre su política de montes, debido a la gran oleada de incendios forestales recibió fuertes críticas de diferentes sectores además de multitud de manifestaciones por toda la Comunidad Autónoma.4546
El gobierno de Feijóo recibió numerosas críticas por sus recortes en servicios públicos. Durante su mandato se cerraron 1 de cada 10 escuelas públicas, más de 140 en toda la Comunidad Autónoma, reduciendo la dotación en educación en más de 100 millones,47 relacionado también con el envejecimiento de la población gallega. Las críticas a su gestión de la sanidad pública han sido constantes y numerosas,48 fue especialmente criticado el cierre del paridero de Verín. 49
Durante una charla del Foro Global Youth Leadership celebrada en Santander en octubre de 2022, Núñez Feijóo confundió el título de la famosa novela de ciencia ficción 1984 con su fecha de publicación. Dijo en este evento: «La mentira o la posverdad nos esclaviza. Y de hecho podemos situar el nacimiento de la posverdad en aquella distopía escrita por Orwell allá por el año 84. Que como saben describe un régimen totalitario con toda su crudeza».50 Más tarde, Feijoo aclaro que había sido un lapsus, escribiendo un Tuit, riéndose del lapsus cometido.51
En la presentación de los candidatos de las elecciones municipales de 2023, comparó a sus líderes en Madrid y su Comunidad con el grupo terrorista Triple A.52
Cargos públicos[editar]
En la Junta de Galicia:
- Presidente de la Junta de Galicia (2009-2022).
- Vicepresidente primero de la Junta de Galicia (2004-2005).
- Consejero de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Galicia (2003-2005).
- Vicepresidente y secretario general del Servicio Gallego de Salud (1992-1996).
- Secretario general de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Galicia (1991-1996).
- Secretario general técnico de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes de la Junta de Galicia (1991).
En la Administración General del Estado:
- Secretario general de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y Consumo (1996-2000).
- Presidente de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos S.A. (2001-2003).
- Presidente del Insalud (1996-2000).
Cargos en el Partido Popular[editar]
Alberto Núñez Feijóo ha desarrollado toda su carrera política en el Partido Popular, ocupando los siguientes cargos:
- Miembro del Comité de Dirección del PP de Orense (2002).
- Miembro del Comité provincial del PP de Orense (2002).
- Miembro del Comité de Dirección del PP en Pontevedra (2004).
- Miembro del Comité provincial del PP de Pontevedra (2004).
- Miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular (desde el año 2005).
- Diputado autonómico del PPdeG por Pontevedra (agosto de 2005).
- Presidente del PPdeG en el XIII Congreso celebrado el 15 de enero de 2006, hasta el 2 de abril de 2022.
- Presidente del Partido Popular en el XX Congreso celebrado el 2 de abril de 2022, actualmente en el cargo.
Notas
‘Time’ da una lección de periodismo a Ana Rosa y Cía. y pone a Irene Montero como referente mundial
19# Charlando con IONE BELARRA[ENTREVISTA COMPLETA] | Rubén Hood
Ni dialogante, ni moderado ni buen gestor: el año en que se desinfló la imagen de Feijóo
De la parálisis del CGPJ a a la polémica del aborto, el presidente popular ha incurrido en los últimos meses en errores y contradicciones que han debilitado su liderazgo.
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, en Cádiz. — EFE/Román Ríos.
Cuando aterrizó en Madrid hace poco menos de un año para suceder a Pablo Casado, Feijóo era la gran esperanza del PP. Cargaba en su mochila sus cuatro mayorías absolutas en Galicia y una sólida imagen de político honesto, moderado y competente que lo convertía en el candidato ideal de la derecha. Hasta la progresía mediática simpatizaba con él. Era algo así como ese cuñado de derechas que cualquiera querría tener si no le queda más remedio que tener un cuñado de derechas.
El efecto cuñado de Feijóo ha ido de más a menos y el globo se ha desinflado en apenas doce meses. Las encuestas siguen dándole un buen resultado en unas elecciones generales, pero la idea de ganarlas por mayoría absoluta que el PP acariciaba el año pasado se aleja sondeo a sondeo. Los errores recurrentes de su discurso, las evidencias de que el currículum de buen gestor que se labró en Galicia tiene mucho de impostado, su falta de firmeza para posicionar a su partido en temas clave para la ciudadanía y su ambigüedad ante Vox, que según las encuestas mantiene casi intacto su caladero de votos, han desgastado su liderazgo, cuya fragilidad se pone de manifiesto cada vez que Isabel Díaz Ayuso se lo propone.
¿Buen gestor?
Durante los trece años en los que presidió la Xunta, apenas trascendió fuera de Galicia información alguna que justificara la imagen de buen gestor de la que gozaba. Tampoco ninguna de las que la contradicen: bajo su mandato se triplicó la deuda pública, se destruyó empleo, se recortaron, privatizaron y degradaron la sanidad y los servicios sociales, se ninguneó a la educación pública, desapareció el sistema financiero gallego, se deslocalizaron industrias clave del tejido industrial, se promovió un modelo de desarrollo basado en el eucalipto y la producción de energía con enormes costes medioambientales, y el gallego perdió hablantes como nunca en su historia.
¿Honesto?
Al margen de las fotos con Marcial Dorado, la marcha de Feijóo a Madrid puso la lupa sobre actuaciones polémicas del expresidente del PP que pocas veces habían pasado de la pequeña y escasa prensa independiente de Galicia. En el último año se supo que contaba con un patrimonio exageradamente alto para el salario que recibía como presidente de la Xunta; que había entregado contratos millonarios a la empresa que dirige su hermana en Galicia; que había colocado a su prima médica en puestos relevantes de la gestión sanitaria, y a otros amigos y afines en cargos bien pagados que fueron nombrados a dedo para dirigir chiringuitos y empresas públicas; incluso se supo que, siendo ya presidente del PP, se había dejado invitar en zona VIP junto a su sucesor, Alfonso Rueda, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y sus respectivas parejas, a un concierto organizado por la Xunta en Pontevedra.
También se extendió la idea de que Feijóo se había labrado su imagen en Galicia mediante la manipulación a su favor de la televisión y la radio públicas y de las ayudas millonarias entregadas a los medios privados de comunicación de la comunidad, que recibieron 45 millones en sus trece años de mandato. De hecho, hasta empleó sus últimos días en la Xunta para allanar su aterrizaje en Madrid con subvenciones a dedo difíciles de justificar a los grandes medios privados de ámbito estatal con sede en la capital del Estado.
¿Estadista?
La derecha mediática acogió al expresidente gallego con los titulares abiertos. Pero para presidir el Consejo de Ministros no basta con tener fama de funcionario eficiente, y a Feijóo le está costando mucho dar argumentos que permitan a los medios afines glosarle con ese aura de estadista capacitado sin la que parece imposible ganar elecciones generales. Al contrario. Ha cometido en público algunos errores que pisan la estrecha línea que separa el acto fallido del ridículo intelectual, como afirmar que Orwell escribió 1984 en 1984; creer que Picasso era catalán; situar la Costa Dorada en València y los Óscar en Sevilla; declarar que su lectura favorita es Poemas galegos, algo poco creíble si se tiene en cuenta que lo que escribió Rosalía de Castro fue Cantares galegos; preguntarse por qué las vacas sólo llevan nombres femeninos o creerse que las merluzas que se pescan en el Gran Sol, frente a Irlanda, pueden llegar a atacar a los bañistas de las playas gallegas si los pescadores no las capturan.
No todas esas afirmaciones se realizaron este último año, pero las redes más maledicentes las han recuperado y rebotado hasta la saciedad. Y más allá de esas patadas verbales más o menos hilarantes, lo cierto es que sí son recientes algunas muestras de preocupante ignorancia sobre asuntos sobre los que se le presupone conocimiento de sobra: que no fue el Gobierno socialista de Sánchez, sino el de Rajoy, de su propio partido, el que retiró la rebaja de impuestos por la compra de vivienda; que Podemos no tiene senadores -a Feijóo le extrañó su ausencia en un debate en el Senado, donde él sí ocupa un escaño-, o que las pensiones no dependen de los presupuestos generales del Estado y no computan, por tanto, a la hora establecer el techo de gasto de éstos.
Hace unos días, en uno de los medios que más le miman, el digital El Debate, la periodista que le entrevistaba le preguntó si había empezado a aprender inglés. Feijóo respondió restándole méritos a quienes, a diferencia de él, dominan ese idioma, alegando que cuando uno está representando a España ha de tener tanto cuidado con «el tiempo del verbo» y la elección del «sustantivo adecuado» que casi es mejor dejarlo en manos de un intérprete.
¿Moderado?
Durante sus años en Galicia, Feijóo presumía de que Vox no tenía presencia en la comunidad. Probablemente fue eso lo que más entusiasmó de su perfil al aparato de un PP que aún no ha averiguado cómo taponar la cañería que desagua hacia el partido de Abascal los votos que los populares consideran propios. Sin embargo, lejos de mantener una estrategia de confrontación con la ultraderecha, Feijóo ha insinuado que si le hace falta contará con Vox para gobernar, noticia recibida con estupor en el Partido Popular Europeo; ha bendecido su acceso al Gobierno de Castilla y León y se ha mostrado tibio y seguidista en el planteamiento y la conducción de algunos debates públicos.
¿Dialogante?
Gracias a sus mayorías absolutas, Feijóo nunca necesitó pactar en Galicia. Y desde que llegó a Madrid ha dado muestras de que ahora tampoco dialoga si no le conviene. Su negativa a acordar en las Cortes la renovación del Consejo General del Poder Judicial, como establece la Constitución, incumpliendo el pacto al que había llegado con el PSOE y dando por inválidos los acuerdos previos de su propio partido, pusieron en duda el valor de su palabra y de manifiesto la fragilidad de su liderazgo.
Porque lo que trascendió fue que tomó la decisión de romper las negociaciones presionado por un whatsapp que le envió Isabel Díaz Ayuso. Semanas después, el PP recurrió ante el Tribunal Constitucional, con mayoría caducada de magistrados afines a su formación, para evitar que se tramitara una ley para desbloquear su renovación, lo que derivó en una de las crisis institucionales más graves de la historia de la democracia española. Feijóo no tuvo que aprender a dialogar durante sus trece años en Galicia, y tampoco a ser un buen orador parlamentario, lo que, a la postre, también le está desdibujando en sus debates con Sánchez en el Senado.
¿Previsible?
El pasado 23 de enero, el equipo de Feijóo montó una perfomance en el oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde se firmó la Constitución de 1812, para que el líder popular apareciera suscribiendo un solemne contrato con la ciudadanía que él jura cumplir, si gana las elecciones previstas para el próximo otoño, en sus primeros cien días de mandato. El montaje y el mensaje eran clavaditos a otro acto que representó en Santiago poco antes de las elecciones autonómicas gallegas de 2009, donde anunció otro pacto de regeneración democrática que luego incumplió durante sus trece años al frente de la Xunta.
El de ahora también contiene muchas y buenas palabras, que colisionan de frente con su acción política. Como proponer, a pocos meses de las elecciones municipales, que sea nombrado alcalde el cabeza de la lista más votada. Si Feijóo fuera previsible y predicara con el ejemplo, al menos habría impedido o impediría que en Ourense, donde las elecciones anteriores las ganó el PSOE, siguiera gobernando Gonzalo Pérez Jácome con tres de los 27 concejales del pleno.
¿Coherente?
Feijóo se ha metido últimamente en varios jardines, y uno de los más espesos le atrapó hace días cuando aseguró que la legislación española sobre el aborto que su propio partido había recurrido ante el Tribunal Constitucional era «correcta». Los portavoces de la Iglesia Católica le tildaron de traidor, y en las sedes del PP se han cansado de recibir llamadas de militantes católicos sorprendidos por el repentino cambio de postura de su partido.
Feijóo, que presidió hasta hace nada una comunidad donde el 78% de los abortos se realizan en la sanidad privada ante las dificultades para hacerlo en la pública, se apresuró a decir «digo» donde había dicho «Diego», pero sin aclarar si considera el aborto un derecho de la mujer ni explicar por qué desde que accedió al liderazgo del PP estatal no había procedido a retirar el recurso ante esa norma que considera correcta. El pasado viernes anunció que el PP no va a recurrir ante el Constitucional la nueva ley de interrupción voluntaria del embarazo, y tampoco explicó por qué, a pesar de que su partido se ha cansado de repetir que uno de los preceptos de la norma, el que permite el aborto de las menores de 16 a 18 años sin el consentimiento de sus padres, es inconstitucional.
Gran Final del Carnaval de Cádiz COAC2023Fina.mp4
Yolanda Díaz desvela que mantiene reuniones con partidos políticos para las elecciones generales
La vicepresidenta segunda del Gobierno estaría conversando con Podemos, IU, Más País, Compromís y otras formaciones. Entre los debates, cómo conformar una candidatura y definir cuál será el modelo de primarias.
La tele de Galicia camufla en una noticia de 35 segundos la marcha contra la manipulación en los medios públicos
La información sobre la multitudinaria protesta en Santiago contra el uso partidista de la CRTVG a favor del PP se emitió sin declaraciones en una cola al final del informativo de mediodía y apenas ocupó 20 segundos en el de la radio pública.
Imagen de la manifestación contra la manipulación informativa el pasado domingo en Santiago. — César Arxina / EUROPA PRESS
Los servicios informativos de la Televisión de Galicia camuflaron el pasado domingo la noticia de la multitudinaria protesta contra la manipulación informativa de los medios públicos gallegos celebrada en Santiago con un corte de imágenes locutadas de apenas 35 segundos al final del telediario de mediodía, sin dar oportunidad a los convocantes de expresar sus reivindicaciones y mezclándola con otros breves sobre conflictividad laboral.
La manifestación convocada por el comité de empresa de la Corporación de Radio e Televisión de Galicia (CRTVG), a la que asistieron varios miles de personas en la capital gallega según los medios locales, no figuró en los titulares del Telexornal mediodía fin de semana, el informativo de mayor audiencia del día y más de media hora de duración. El tema ocupó el puesto 16 de la escaleta de 22 noticias emitidas el domingo.
El Telexornal abrió con un atropello mortal intencionado en Torrejón de Ardoz (Madrid); unas declaraciones del conselleiro de Sanidade de la Xunta sobre la gripe acompañada de una glosa sobre los buenos datos de vacunación contra esa enfermedad y contra el covid-19 en Galicia; la alerta naranja por olas y viento en el litoral de A Coruña; la detención de tres personas por robo; la desaparición de un renfermo de alzhéimer en un pueblo de Ourense; el caso de un vecino de Betanzos (A Coruña) quien pese a estar vivo consta como muerto en los registros del DNI, y el accidente de un avión de pasajeros en Tanzania.
La noticia de la manifestación contra la manipulación en la CRTVG ocupó en el informativo de la propia casa poco más de medio minuto al final de un grupo de noticias breves o colas relacionadas con las convocatorias de huelga en Renfe, en Vueling y en el sector del transporte, y con una manifestación de las dependientas de Inditex en demanda de condiciones y salarios dignos.
La protesta de los trabajadores de la CRTVG no tenía carácter laboral sino reivindicativo de su «dignidad profesional», pero apareció al final de esos breves, sin que se recogiera el testimonio de ninguno de sus representantes ni de ningún participante para que pudiera dar su versión sobre el acto, del que tampoco se ofreció información sobre el comunicado final, crítico con la dirección de la compañía.
Varios trabajadores de la CRTVG han confirmado a Público que la información de la manifestación «no fue asignada a ningún redactor raso en la escaleta», lo que, a su juicio, quiere decir «que fue cocinada directamente por los reponsables de los informativos».
La dirección de la CRTVG ha negado a Público que haya censurado la cobertura sobre la protesta contra la manipulación, limitándose a enviar un enlace al vídeo del informativo, que puede verse en este link a partir del minuto 29:05, y desde el que también puede accederse a la escaleta completa del Telexornal.
Los representantes de los trabajadores, por el contrario, advierten de que el formato de emisión de la noticia, sin entrevistas ni testimonios ni reacciones, el escaso tiempo que se le dedicó, su «camuflaje» entre informaciones sobre otros conflictos laborales y el hecho de que fuera presumiblemente redactada por la dirección, pretendía minimizar el impacto de la convocatoria. A su juicio, se trata de un ejemplo más de la manipulación y de la intención de confundir e «intoxicar» a la audiencia por parte de la dirección de la CRTVG que la protesta pretendía denunciar.
Esa tesis se apoya también en el hecho de que el locutor del informativo de mediodía de la Radio Galega (RG), que dura 30 minutos, apenas dedicó 20 segundos a la protesta de sus compañeros, leyendo de carrerilla , como puede escucharse en este enlace a partir del minuto 25:05, un texto idéntico al que acompañó al medio minuto de imágenes en la TVG.
Lo que parece evidenciar, afirman los trabajadores, que ambas informaciones, la de la radio y la de la televisión públicas, fueron redactadas por la misma o las mismas personas, a pesar de que los dos medios cuentan con sus propias redacciones, separadas física, orgánica y jerárquicamente en la empresa, y de que cuentan con sus propios jefes y equipos de informativos.
Añaden además que tras esos 20 segundos de lectura «plana», el locutor de la RG dedicó otros 25 segundos a informar, esta vez con las inflexiones y entonación habituales de un profesional de informativos, una noticia beneficiosa para los intereses de la dirección: la CRTVG había recibido el distintivo Ardán, con el que el Consorcio Zona Franca de Vigo distingue a aquellas empresas «que presentan altos valores de igualdad desde una perspectiva de género en el ámbito laboral».
En realidad esa noticia era de dos días antes, tal y como recogió el viernes pasado la web de la CRTVG. Para los trabajadores, su emisión el domingo sólo pretendía, de nuevo, restar impacto a su acto de protesta y «engañar» a los oyentes de la RG.
El comité de empresa de los medios públicos llevaba semanas preparando la protesta bajo el lema «Por una CRTVG al servicio del pueblo, ¡rescatémosla!», e incluso denunciaron represalias y presiones a los delegados sindicales que la promocionaron.
La apoyaban medio centenar de organizaciones de todo tipo encabezadas por Defende a Galega, la plataforma que desde hace cuatro años y medio convoca los «Venres en negros» en defensa de la información veraz y por el cumplimiento de la ley gallega que regula el funcionamiento de los medios públicos.
Se unieron a ella asociaciones feministas, ecologistas, de defensa de la sanidad y la educación públicas, del idioma gallego y de los derechos LGTBI+, además de asociaciones de escritores, artistas, músicos, actores, cineastas y escenógrafos, así como los principales sindicatos y los partidos de la oposición.
En los últimos 17 años, la CRTVG ha perdido alrededor de 400 sentencias por vulneración de derechos laborales y fundamentales. Sólo en el último año, los jueces han fallado en 18 ocasiones en contra de polémicas decisiones de la dirección.
En este tiempo, los tribunales han condenado a la dirección y a la Xunta por vulnerar desde el ejercicio del derecho de huelga al derecho a la conciliación, a la no discriminación por razón de género y a la libre expresión de ideas, e incluso por violar la neutralidad política en plena campaña electoral, entre otras.
La última de ellas fue la condena firme por vulnerar el derecho fundamental a la libertad de expresión del periodista Carlos Jiménez, que fue perseguido, expedientado y sancionado ilegalmente por un tuit en el que se posicionó a favor de Defende a Galega.
La dirección también ha recibido críticas por la emisión de contenidos sexistas, machistas o promotores de la violencia contra las mujeres, y por increpar a concursantes de sus programas por denunciar la manipulación y reclamar unos servicios informativos independientes del poder político.
El director de la CRTVG es Alfonso Sánchez Izquierdo, nombrado por Alberto Núñez Feijóo nada más llegar al poder en el 2009. Se mantiene en el cargo a pesar de que la ley gallega del 2011 establece que su cargo debe ser elegido con el apoyo de al menos dos tercios de los diputados del Parlamento de Galicia, donde el PP nunca ha contado con escaños suficientes para alcanzar esa mayoría.