Los ‘whatsapps’ de Francisco Martínez demuestran que utilizó sus relaciones con comisarios de las cloacas del Estado para conseguir objetivos personales y presionar al juez que investigaba el caso del Pequeño Nicolás para que fuera archivado.
El ex secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez.
El 3 de noviembre de 2017 las detenciones de los comisarios José Manuel Villarejo y Carlos Salamanca en lo que sería el inicio de la macrocausa Tándem desencadenaba una tormenta política, policial, judicial y mediática que sigue creciendo a día de hoy y que no se sabe cómo ni cuándo va a terminar. Uno de los afectados, por su relación personal y profesional con Villarejo, es el ex secretario de Estado de Seguridad con el PP (2013-2016), Francisco Martínez, investigado en la pieza Kitchen.
Precisamente, en los mensajes de WhatsApp del ex número dos de Interior que se han incorporado al sumario de Kitchen se percibe la preocupación del político por las detenciones. Incluso llega a exteriorizar el nerviosismo con su esposa:
Esposa de Francisco Martínez: «Has visto lo de Villarejo?».
Francisco Martínez: «Estoy súper nervioso, amor».
Sin embargo, el futuro de Martínez había comenzado a escribirse exactamente un año antes. El 3 de noviembre de 2016, Mariano Rajoy anunció su nuevo Gobierno y eligió como nuevo ministro del Interior a Juan Ignacio Zoido, en sustitución de Jorge Fernández Díaz, lo que provocaría que Francisco Martínez quedara fuera de la Secretaría de Estado que había ocupado hasta entonces.
Este movimiento de Rajoy puso punto final a la carrera política de Martínez en el Ejecutivo, pero también supuso el cerrojazo a meses de estrategia para recolocarse dentro del partido y del organigrama del Gobierno. A pesar de sus planes y maniobras, el entonces secretario de Estado de Seguridad vio cómo durante el verano de 2016 se le escurrían entre los dedos la posibilidad de continuar en la estructura de Moncloa y su gran objetivo de llegar a ser ministro.
Toda esta estrategia se ve reflejada en los mensajes de WhatsApp que intercambió en aquella época con políticos y comisarios de las cloacas de Interior y en los apuntes de las famosas agendas de Villarejo.
Amigos de amigos para presionar a jueces
La bola de nieve que no parará de crecer y se llevará por delante a Francisco Martínez comienza a rodar el 20 de mayo de 2016. Ese día se envía a un juzgado de Madrid un informe sobre el caso Nicolás.
En concreto, al juzgado de Instrucción número 2 de Madrid, que presidía el juez Arturo Zamarriego. El documento es la «Propuesta de actuaciones» de la pieza de la grabación ilegal al CNI del caso del Pequeño Nicolás. Este informe solicitaba la detención de Villarejo y detallaba continuos contactos entre el secretario de Estado de Seguridad y el comisario.
En cuestión de horas, la información contenida en dicho documento protagoniza las preocupaciones de los colaboradores y socios de Villarejo. El 25 de mayo el comisario apunta en su guía de audios —las agendas— que el entonces todavía Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía Nacional, Eugenio Pino, «se temía lo peor en el Juzgado número dos».
El informe lo firmaba el inspector Rubén Eladio López a las órdenes del comisario Marcelino Martín-Blas, jefe de Asuntos Internos. Ambos formaban parte junto a un equipo de siete policías de la Comisión Judicial que había creado el juez Zamarriego para proteger las investigaciones del caso de posibles maniobras e injerencias de las cúpulas de Interior y de la Policía Nacional.
Este documento se dio a conocer en los medios el 14 de junio, una semana antes de que a Martínez se le presentara por primera vez la posibilidad de optar al cargo de ministro. El 22 de junio, Público desvelaba los audios en los que se oye al entonces ministro del Interior Jorge Fernández Díaz conspirar contra rivales políticos del Partido Popular y, sobre todo, contra el independentismo catalán («la fiscalía te lo afina«). Esta información dejaba a Fernández Díaz en la puerta de salida del ministerio y la cartera casi vacante.
Pero la oportunidad llegaba en el peor momento. En esos días, Villarejo y sus colaboradores habían comenzado a retirar el apoyo a Martínez para presionarlo y conseguir el archivo del caso del Pequeño Nicolás y el nombramiento del comisario José Luis Olivera como nuevo DAO en sustitución de Pino, que se jubilaba.
Medios afines a Villarejo detallan la presencia del secretario de Estado en el informe de la Comisión Judicial y comienzan a torpedear su candidatura en las quinielas para sustituir a Fernández Díaz. Algunos medios fueron incluso más allá y avisaron veladamente de posibles nuevas informaciones acerca de la naturaleza de las actividades ejecutadas por Martínez en unión con el comisario.
En los whatsapps de Kitchen se observa cómo Martínez era consciente de que si quería que Rajoy lo nombrase ministro debía recuperar ese apoyo perdido. Pero también se aprecia la estrategia que pone en marcha para ello.
Sobre el asunto del nombramiento de un nuevo DAO, Martínez ganó tiempo con la designación provisional de Antonio Rodríguez y la convocatoria de un concurso de méritos para elegir al definitivo. Este concurso lo define su amigo el comisario Pedro Agudo en las conversaciones que ahora se conocen como «una orden histórica, la primera vez».
Sin embargo, en este tema Martínez sabe que no puede meter mano y que el ministro se lo ha dejado bien claro. Así, en el chat con Agudo es tajante y le comunica a su amigo que la decisión la va a tomar Fernández Díaz personalmente:
Francisco Martínez: «Pedro, lo nombra el Ministro [al DAO]. No tengas la menor duda. Nunca le he visto tan firme y empeñado en que este nombramiento lo hace él. Yo ni voy a opinar».
Martínez se coloca al margen en la elección del nuevo DAO, pero con el caso judicial de la grabación ilegal al CNI del caso del Pequeño Nicolás sí toma la iniciativa y se coordina con comisarios y políticos para presionar al juez del caso, Arturo Zamarriego, y a los investigadores.
Hasta ahora se conocían ataques y presiones policiales, mediáticas, jurídicas y políticas sobre los investigadores de los que ha ido informando Público desde 2015 y que se han confirmado posteriormente con audios. Por ejemplo, las presiones directas sobre los investigadores o la difusión de la falacia de que todo tiene causa en un «montaje» motivado por una supuesta «enemistad» hacia Villarejo.
Pero los whatsapps añaden presiones adicionales que no se conocían, como la ejercida el 21 de julio de 2016 por el DAO provisional Antonio Rodríguez sobre Martín-Blas, que resulta infructuosa.
Eugenio Pino: «Ayer, don Antonio Rodríguez estuvo reunido con Marcelino Martín Blas. (no hay pacto posible) de qué va esto».
Francisco Martínez: «Me lo ha contado todo hoy. No te preocupes».
EP: «¿Lo sabías tú?».
FM: «Me lo ha contado hoy. Al ministro también. Pásmate: ¡Marcelino fue a pedir más policías…! [para la Comisión Judicial]».
EP: «La entrevista fue a petición de Antonio y aprovechó el otro para pedir lo que le venga en gana».
FM: «Ya sabes cómo va a acabar Marcelino…».
EP: «Espero que en la cárcel».
El chat hace referencia a las continuas solicitudes por parte del comisario Martín-Blas y del juez Zamarriego de obtener personal, material y documentación para la investigación. Estas peticiones fueron denegadas y denunciadas como obstrucción a la Justicia.
Martínez, abogado de formación, tiene claro que lo primero de lo que hay que encargarse es de que se archive el caso. Así se lo expresa el 14 de junio de ese año al comisario García Castaño, el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), la encargada del apoyo policial y judicial para el control de comunicaciones y para efectuar pinchazos.
Enrique García Castaño: «Esto no le puede salir gratis a Cosidó, que es el que le ha dado alas a Marcelino y también la cagada de Eugenio con su amigo, la abogacía del estado debe actuar contra Marcelino, porque si no van a decir que algo habrá de verdad porque disciplinariamente nadie hace nada».
Francisco Martínez: «Para actuar hay que esperar a que se archive de una (…) vez el asunto».
Ese día, la web Okdiario había publicado sobre el informe de la Comisión Judicial y había causado la preocupación, no solo del político sino de los policías. El comisario García Castaño, al que apodan ‘El Gordo’ o ‘Gran Peso’, tenía un contacto para llegar hasta Zamarriego y de las conversaciones se desprende que algunos lo sabían. A los dos días, activa esta vía y así aparece reflejado en las agendas de Villarejo. El 16 de junio, el comisario recoge un encuentro organizado por García Castaño con el juez Juan Antonio Toro, amigo, según ellos, de Zamarriego. Esta reunión se repetirá 12 días después, el 28 de junio.
Las gestiones con Toro son seguidas con atención por Martínez e, incluso, alentadas, tal y como muestran las agendas de Villarejo y los whatsapps de Kitchen. Cada poco tiempo, el secretario de Estado pregunta a García Castaño para saber cómo prosiguen las tareas de presión.
El 5 de julio de 2016 Castaño informa a Martínez de la primera gestión realizada a los días de acordar que la clave para el archivo estaba en el juez del caso, Arturo Zamarriego.
Enrique García Castaño: «Hablé con un juez amigo de Zamarriego [JUAN ANTONIO TORO] para que mañana no la lie con Pepe [VILLAREJO], a ver si termina este rollo».
Francisco Martínez: «Ojalá».
El 23 de agosto vuelve a recurrir a García Castaño y pregunta por cómo se están desarrollando los acontecimientos. En la conversación no deja pasar la oportunidad y le manda que «le diga no haga caso del Rústico», en referencia al comisario Marcelino Martín-Blas:
Francisco Martínez: «Qué sabes de tu amigo Marce y del Juez chalao [Arturo Zamarriego] ?? ¿Volverán a la carga??».
Enrique García Castaño: «No se nada».
FM: «Ok… Vaya dolor de cabeza de tíos».
EGC: «Ya lo se,que nos dejen en paz».
FM: «¿No tenías un amigo juez [Juan Antonio Toro] tronco del Zama [Arturo Zamarriego]?? Pues que le diga q no haga caso del Rústico [Martín Blas]».
EGC: «En eso estoy,no creas que lo olvido»
FM: 👍
El 22 de noviembre Martínez, ya con Zoido de ministro, sigue en ello:
Francisco Martínez: «Por cierto, has sabido algo más del Zama??».
Enrique García Castaño: «Me dice mi amigo [Juan Antonio Toro] todo bien, aunque no me fio».
FM: «Xq no t fías?».
EGC: «Porque es muy influenciable».
FM: «Bueno, se trata de que le influyan personas razonables como tu amigo… La verdad es que a mí ya no me importa mucho, pero me da por saco que sigamos con ese tema abierto».
Tres días después, el comisario García Castaño aporta novedades:
Enrique García Castaño: «Lo archivara sin vencedores ni vencidos, me acaba de decir mi amigo [Juan Antonio Toro]».
Francisco Martínez: «¿Seguro?? Sería gran noticia».
EGC: «Esta vez creo que sí, antes de fin de año».
Ya en 2017, el 16 de enero, Martínez vuelve a la carga y pregunta nuevamente por los avances en las presiones al juez. De hecho, la grafía delata el nerviosismo del ex secretario de Estado:
Francisco Martínez: «X cierto… ¿¿¿has tenido alguna nueva noticia de Zamarriego y sus oscuras intenciones???».
Enrique García Castaño: «Como siempre me dicen que bien, pero también me dicen que los otros siguen apretando».
FM: «Pues no sé q más van a apretar».
En esta misma conversación y tras comentar sobre el proceso de elección del nuevo DAO (García Castaño le comunica que se presenta), Martínez sigue preguntando:
Francisco Martínez: «En lo otro, la presión de «los otros» hará q no se archive??».
Enrique García Castaño: «No creo».
El verano de 2016 termina y los resultados esperados por los policías de las cloacas del Estado no llegan. La impaciencia es latente y Francisco Martínez intenta tranquilizar a los comisarios que poco tiempo antes eran incondicionales. Eso ocurre con Eugenio Pino, ya retirado, el 9 de septiembre.
Eugenio Pino: «Marcelino come e invita, con lo agarrado que es. – muchísimo-, en buenos restaurantes. ¿Quién se lo paga? Tuvo una reunión con Barrado en el casino de Madrid ¿quién pagó?».
Francisco Martínez: «No tengo ninguna duda. Por si tenías alguna duda (que no creo) yo estoy ABSOLUTAMENTE MOVILIZADO* para parar este disparate…».
EP: «Me congratula».
*Las mayúsculas de remarque de esta conversación son originales. Es de los pocos mensajes en los que Martínez usa mayúsculas para recalcar.
Sin embargo, estos mensajes tranquilizadores no son suficientes y diez días después aparecen de nuevo contenidos contra Martínez en los medios que los policías le reenvían con mensajes de supuesto «ánimo» y atribuyen las informaciones a filtraciones de otras personas. Es el caso de las informaciones sobre la esposa de Martínez y que comenta con Pino:
Eugenio Pino: «Algo debes estar haciendo bien, tu nombre suena o simplemente molestas a alguien. Ánimo para ti y para Luisa».
Francisco Martínez: «Gracias Eugenio. Ya ves, ahora quieren joderme a mi y a mi mujer Que les den».
EP: «Con algún reparo, la fiscalía según Urrezquieta».
FM: «Pues qué bien.. Y qué coño les ha hecho mi mujer?? O yo??».
EP: «Parece ser que ya se lo habían filtrado hace algún tiempo».
FM: «Si eso es lo que tienen contra mi…».
EP: «Calumnia que algo queda .. He estado tomando un café con Terradillos, me confirma que la autora de la noticia es amiga de Grinda».
Sobre esta información le había advertido la tarde anterior el director de Comunicación del Ministerio del Interior, Juan José Esteban, que el 19 de septiembre por la tarde le decía:
Juan José Esteban:
«http://www.elespanol.com/espana/politica/20160919/156735213_0.html Lo anuncian ahora pero hasta las tres de la madrugada no se podrá leer completa la noticia en la web».
Francisco Martínez: «Cómo lo ves? Tampoco irá en el resumen de digitales, verdad??».
JJE: «No».
Esteban es el que lo avisa pero, al mismo tiempo, le tranquiliza advirtiéndole que esta información no irá en los resúmenes de los digitales que se distribuyen en Moncloa y los ministerios. Pasan las horas y por la mañana, a primera hora, Francisco Martínez vuelve a interesarse por la repercusión:
Francisco Martínez: «Algún eco a esta hora??».
Juan José Esteban: «Cero. Tampoco en redes sociales».
FM: «En serio?? 😳Y si no la tiene a estas horas es buena señal, ¿no?».
JJE: «Muy buena».
Pero Pino no es el único comisario que le envía «ánimo». Villarejo apunta ese día en su agenda que envía un mensaje de «apoyo» a Chisco, nombre con el que apoda a Francisco Martínez.
Presión a periodistas
Martínez también demuestra en esos chats que hacía seguimiento a los periodistas que seguían el caso del Pequeño Nicolás y la operación ‘Kitchen’. Según sus whatsapps, controló las visitas de reporteros a la oficina que el juez Zamarriego asignó a su Comisión Judicial. En esas conversaciones, incluso se comprueba cómo Martínez asegura que llegó a denunciar ante la entonces fiscal general del Estado, Consuelo Madrigal, esos encuentros.
Francisco Martínez: «Yo tenía los registros de la periodista de Público que iba a verle a Asuntos Internos. Se los di a la fiscal general del Estado y, por supuesto, no pasó nada. Y como soy gilipollas no tengo copia».
El ex número dos de Interior se lamenta con su interlocutor por no poder demostrar lo que dice. Estas vigilancias no eran la única manera de presionar a los periodistas. Martínez contactaba frecuentemente con periodistas para filtrar falacias contra la Comisión Judicial e incluso hacía uso de la dirección de comunicación del Ministerio para tratar de abortar publicaciones o advertir a los directivos de los medios sobre determinadas informaciones. El 16 de junio envía el mismo mensaje al todavía entonces DAO Eugenio Pino y al dircom de Interior, Juan José Esteban:
«Lo de Marcelino no tiene nombre… Mira la que ha liado Ayuso [Javier Ayuso] en El País de mañana…».
Se refería a una información del periodista Javier Ayuso en El País titulada: «El fiscal se opone a una investigación sobre presunta corrupción policial».
Unos días después, Martínez insiste con el recorrido de la información de Ayuso. Escribe a Villarejo por Telegram y le llama «muy preocupado» según apunta el comisario en su agenda.
Y ese mismo día, insiste con el dircom de Interior y le muestra nuevamente su preocupación:
Francisco Martínez: «Lee el editorial de El País… Vaya tela… El de mañana…».
Juan José Esteban: «Secretario. Creo que hemos subestimado a Ayuso. Respira por las heridas de su enemistad con Villarejo. Hoy voy a hablar con el director de El País».
La conversación con alguien de El País, según se desprende de los chats, tuvo lugar, aunque no se puede afirmar que fuera con el director. No obstante, ni esta estrategia de presión mediática ni las otras acciones que puso en marcha el número dos de Interior llegaron a funcionar.
El panorama no pintaba bien para Martínez y el 3 de noviembre de 2016, el día que Rajoy anunciaba los nombres de su nuevo Gobierno, sus esperanzas quedaban reducidas a poder continuar como secretario de Estado. Su sueño de ser ministro ya era imposible. De hecho, ese día sólo espera ya la posibilidad de que María Dolores de Cospedal sea nombrada ministra del Interior. Así se desprende de su conversación con un periodista de El Confidencial:
Periodista: «Buenas tardes. Supongo que tendrás el móvil ardiendo. Te diré que en todas las quinielas me dicen que sigues de secretario de Estado de Seguridad. No sé si es bueno o malo».
Francisco Martínez: «Bueno, a mi desde luego no me ha llamado nadie… y a estas horas es evidente que los afectados están avisados. Si sigo o no de SES dependerá de quien venga de Ministro o Ministra…».
P: «A mí me dijeron quién venía y que esa persona quería que siguieras. Pero no hemos publicado ni una línea».
FM: «Y quién es?? Cospedal??».
P: «Exacto. Me dijeron que iba ella y que ya se habían producido movimientos. El ministro está avisado de algo?».
FM: «Suena bastante creíble… aunque no sé a qué movimientos se pueden referir…».
P: «Parece que Rajoy ya ha comunicado a Fernández Díaz que no cuenta con él».
Esta conversación se produce unos minutos antes de que se conozcan los nuevos ministros, entre ellos, el del Interior, Juan Ignacio Zoido. Así se lo comunica el periodista a Martínez:
Periodista: «Zoido».
Francisco Martínez: «Eso suena».
P: «jajajaja. Confirmado».
FM: «Ya».
P: «Es Zoido. Espero que tengas mucha suerte en tu nueva andadura. Ha sido un placer. Seguiremos en contacto, no?».
FM: «Igualmente. Claro que sí! A tu disposición. Un abrazo».
Ambos dan por terminada la carrera política de Martínez en el Gobierno con la llegada de Zoido al Ministerio del Interior.