MADRID
El retiro no está siendo dorado para el coronel Nicolás Murga Mendoza (Badajoz, 1959), tras cuarenta años en el Ejército y diez de ellos al servicio de la Casa Real, como edecán o ayudante de campo del rey Juan Carlos I. Un «honor» al que pueden aspirar los militares llegados al rango de coronel y que en la práctica consiste en ser la sombra del monarca, servirle a todas horas, acompañarle en todo momento… Pero parece que Nicolás Murga, hijo y nieto de militares, se convirtió además en la mano derecha y confidente de Juan Carlos de Borbón, hasta el punto de compartir con él una investigación judicial.
Aunque todavía no pesa sobre ellos cargos de imputación concretos, la Fiscalía del Tribunal Supremo inició a finales de 2019 una investigación sobre los gastos que, entre 2016 y 2018, realizaron el rey emérito y algunos miembros de la familia real con tarjetas black nutridas con dinero del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause. Los gastos salieron de una cuenta en Ibercaja a nombre de Nicolás Murga Mendoza, que dejó de ser edecán cuando se retiró de la vida castrense, al parecer, a finales de 2017; una fecha sin confirmar por parte del Ministerio de Defensa.
El Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac) comprobó que se habían realizado pagos desde esa cuenta, entre 2016 y 2018, que superan los 120.000 euros, algo que no cuadraba con la nómina de Murga. Con tarjetas asociadas a la cuenta se sufragaron gastos realizados por el rey emérito y los hijos de la infanta Elena, como compras en grandes almacenes, servicios de Uber y hasta la compra de una yegüa para la nieta del emérito Victoria Federica, por valor de 10.000 euros. Todo ello, empleando un dinero desconocido para Hacienda, un dinero no declarado por ningún concepto.
El coronel Murga declaró ante la Fiscalía que no actuaba como testaferro, sino que esos fondos eran para financiar «atenciones y detalles» que tuvo con Juan Carlos de Borbón. De momento, no ha trascendido su explicación sobre el origen de ese dinero, pero la investigación ha detectado que, al menos, en torno a 100.000 euros no los sufragó Murga con sus ahorros sino que emitió una factura por «servicios de asesoramiento» a una empresa mexicana, presumiblemente vinculada al millonario Sanginés-Krause.
Se da la casualidad de que poco después de que la Fiscalía iniciara esta investigación, Nicolás Murga fue notificado oficialmente como destinatario de una subvención de la Consejería de Empleo de la Comunidad de Madrid, dentro del programa 241M para el fomento del empleo, como incentivo para la contratación indefinida. Según ha podido comprobar Público, la subvención le fue concedida el 12 de diciembre de 2019 y el importe concedido es de 6.000 euros cada tres meses, según anunció el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid, en junio del año pasado.
Se trata de unas subvenciones directas de la Comunidad de Madrid destinadas a personas residentes en la región y dadas de alta como autónomas, a pymes y a entidades sin ánimo de lucro, y la finalidad de la ayuda es convertir la contratación temporal en contratación indefinida. El coronel Murga se dio de alta como autónomo el 1 de enero de 2018, es decir, muy poco tiempo después de pasar al retiro como militar. El epígrafe elegido para su nueva actividad como trabajador autónomo es Actividades de Apoyo a las Empresas. Su sede laboral es su propia vivienda, en la localidad de Majadahonda: un chalet construido en una parcela de 1.170 metros cuadrados, que figura a su nombre y sobre el que no pesa ninguna carga, al haberse satisfecho una hipoteca de 699.118 euros, constituida en 2012, según consta en el Registro de la Propiedad.
Como destinatario de esa subvención, Murga habrá tenido que convertir en trabajador fijo a un empleado que antes estuviese como temporal, aunque en la información recabada del Registro Mercantil no consta ningún empleado a su cargo, pero puede deberse a falta de actualización.
Poco después de convertirse en autónomo, Nicolás Murga, según la Fiscalía, emitió la factura antes mencionada, por valor de unos 100.000 euros, por unos trabajos de asesoría a una sociedad mexicana. El dinero le fue ingresado en su cuenta de Ibercaja, sumándose así a los fondos que previamente existían presuntamente donados por el empresario mexicano Sanginés-Krause.
El coronel del Ejército del Aire Nicolás Murga Mendoza perteneció durante cuarenta años al Ejército del Aire; fue paracaidista, representante español en las Fuerzas de Reserva de la OTAN, jefe de la Oficina de Relaciones Sociales del Ejército de Aire y en 2007 fue nombrado ayudante del campo del rey Juan Carlos, uno de los nueve que tenía como jefe de Estado. Pero tras su abdicación, en 2014, la cifra se redujo a tres: el coronel Ignacio Inza, que había servido también al príncipe de Asturias; el coronel Ángel Ribado y su favorito: el coronel Nicolás Murga. El Ministerio de Defensa no ha hecho pública la fecha en la que pasó a situación de reserva el coronel Murga, si bien su compañero Ribado lo hizo en octubre de 2017. En esa fecha, Murga estaba a punto de cumplir los 58 años. Según la legislación vigente, los oficiales del Ejército pasan al retiro al cumplir los 61 años. En este caso las fechas importan, porque independientemente de los hechos presuntamente delictivos que se le pudieran imputar al coronel Murga, no es lo mismo si los perpetró siendo militar en activo que siendo un ciudadano civil.
Tras la declaración de Nicolás Murga en la Fiscalía se produjo un extraño movimiento en su cuenta de Ibercaja. Semanas después de su interrogatorio, el rey emérito empezó a transferir dinero a esa cuenta, lo que reforzó la teoría del origen irregular de ese dinero. Según fuentes de la investigación del caso, el emérito quería simular que estaba devolviendo el dinero que previamente había adelantado el coronel Murga.
Un pasado familiar al servicio de Franco
La lealtad parece haber sido una seña de identidad de la saga familiar de Nicolás Murga. Su abuelo paterno, Nicolás Murga Santos fue un destacado falangista y ejerció durante buena parte de su vida de lugarteniente general de la Guardia de Franco, un importante puesto dentro del Movimiento Nacional franquista. Su padre, Armando Murga, fue coronel del Ejército del Aire, muy bien posicionado en la órbita del dictador, hasta el punto de que en 1976 fue nombrado gobernador civil de Girona y jefe provincial del Movimiento, hasta que un año después fue destituido, pasando entonces al Alto Estado de la Defensa.
Por parte materna, Nicolás Murga tiene vínculos con la aristocracia. Su abuelo fue el marqués de la Alameda de Mendoza, título que ahora ostenta una tía suya. De esta rama familiar le viene su origen extremeño. Su familia posee una finca en Olivenza (Badajoz) que explota el propio Murga, en forma de sociedad civil, sin obligación de presentar cuentas, y que recibe subvenciones de la Junta de Extremadura por la producción agrícola y explotación ganadera autóctona.