El Ejecutivo andaluz cifra el seguimiento del paro al que llamó el Sindicato de Médicos de Atención Primaria, de nueva creación, en un escaso 2,5% mientras los convocantes aseguran que fue, según los lugares de entre el 20% y el 60%.
El presidente de la Junta, Juanma Moreno (d), este viernes junto a varios sanitarios en la presentación de ‘Gammaknife’ en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada. — Álex Cámara / EUROPA PRESS
Los problemas de la Atención Primaria en Andalucía, la falta de médicos, la presión y los cambios organizativos –la Junta ha implantado una especie de triaje que causa fricciones– han desembocado en una huelga, la primera en la sanidad contra el Gobierno del PP, que ha convocado el sindicato de médicos de Atención Primaria (SMP), de nueva creación.
El resto de centrales comparten en su mayor parte el diagnóstico del SMP, pero de momento cada uno hace la guerra por su cuenta –el Sindicato Médico Andaluz tiene su propia agenda de protestas– y los sindicatos de clase y el de funcionarios CSIF apuestan en este momento por la negociación. Hay una mesa para hablar de Atención Primaria el próximo jueves día 26 de enero. El sindicato convocante de la huelga de este viernes, el SMP, no está en dicha mesa, en la que Salud se sienta con los principales sindicatos, por haberse creado en fechas recientes.
La Junta de Andalucía cifró el seguimiento del paro en un escaso 2,5% a las 12.00 (de 5.240 profesionales de turno, 131 secundaron el paro en sus primeras horas, aseguró la Consejería). El sindicato convocante afirmó que esos datos oficiales «no se ajustan a la realidad» y estimó que la huelga había sido «irregular» y que su seguimiento se situó en una horquilla «entre el 20 y el 60%» según el lugar, recoge Europa Press.
«Los servicios mínimos son muy altos, y ello dificulta el seguimiento», agregó el SMP, que había acordado asistencia al cien por cien en las urgencias de los centros de salud y garantizaba hasta el 40% de las consultas programadas.
«No entendemos el empeño del Gobierno andaluz en ningunearnos y no sentarse a escucharnos y a negociar cuando somos sus profesionales, sus médicos, esos mismos a los que hace poco aplaudían y nos dedicaban monumentos, aquellos de los que asumieron todas sus reivindicaciones, las de la asociación médica Basta Ya, cuando estaban en la oposición», analizó el SMP, según recoge Europa Press.
Fuentes sindicales consultadas por Público, bien conocedoras de la realidad de los centros, dijeron sobre el seguimiento de la huelga: «No es el fracaso que dice la administración. Su único empeño es demostrar que es un fracaso la huelga. Ha habido centros en que ha estado bien y en otros ha sido inexistente. Depende de la gente y de lo reivindicativa y solidaria que sea. Pero esto es normal. Es un sindicato nuevo. Ha habido sitios que ha habido gente».
Hace unos días, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), manifestó que una huelga no se entendería y este viernes reclamó «sensatez y sentido común» a los sindicatos y afirmó que su Gobierno va a dialogar «hasta la extenuación» y «hasta el último minuto», porque es una de sus «señas de identidad». Eso sí, dijo el presidente, los acuerdos deben ser «realistas» y con los «pies en la tierra», porque Andalucía «no es Alemania» y los recursos son limitados.
El presidente también dejó un mensaje que, según interpretan las fuentes sindicales, está encaminado a desacreditar la huelga. Moreno reclamó a las centrales en Granada, según recoge Europa Press, que hagan una reflexión sobre el momento en el que han decidido hacer la huelga, ya que los meses de enero y febrero son «muy complicados» por los «picos» de infecciones respiratorias, gripe o Covid, y hay un «nivel de tensión muy alto» en el sistema sanitario.
Con una huelga en este momento, añadió, «el gran perjudicado» es el usuario, por lo que ha insistido en pedir a las organizaciones sindicales, desde el «máximo respeto» a sus decisiones, que recapaciten sobre si este es el momento más idóneo para ir a la huelga.
Supervivencia física y mental
Así describe en un comunicado UGT la situación que existe en los centros de salud: «Los médicos están padeciendo una nefasta gestión, que viene de largo. Padecen cupos enormes y escasez de tiempo para poder atender a sus
pacientes de una forma adecuada, al igual que ven como se le acumulan cada vez más tareas administrativas, más horas de guardia o simplemente no pueden
conseguir un contrato cercano a su casa o una plaza definitiva que le permita
conciliar su vida laboral o familiar».
«Todo ello, con el agravante de unos sueldos que dejan mucho que desear y que la supuesta homologación con el resto del Estado se queda en los mensajes políticos y poco más».
Para UGT el problema no se limita a los médicos: «También tenemos a enfermeros desbordados, el personal de Gestión y Servicios con una presión sobre ellos insoportable, escasez de Trabajadores Sociales, Fisioterapeutas, TCAEs, Matronas… y una gestión nefasta que hace que nuestros Centros de Salud dejen de ser la puerta de entrada al Sistema Sanitario y se convierta en una autentica «jungla» donde la improvisación es la que manda».
«Negar esta situación diciendo que hay más contratos, que la demora para una visita es de tres días (no se lo cree ni la Consejera) y que todo es producto de intereses políticos es el mayor error que puede cometer el Gobierno andaluz».
La Marea Blanca coincide: «Los Centros de Salud no sólo sirven para atender a las enfermedades ya existentes, sino que, además, han de ocuparse de la promoción de la salud de la población: no se cumpliría actualmente por tener que asistir a más de 50 pacientes diarios. Ante el colapso actual, la supervivencia física y mental se convierte en el único objetivo posible«.
Deterioro progresivo
La oposición arremetió contra el Gobierno andaluz. «La Junta debe evitar estas movilizaciones con hechos, y a Moreno ya no le vale la foto ni la pose, sino que hay que venir con respuestas concretas a las propuestas que han hecho los sindicatos», manifestó Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz.
El socialista anunció que en el nuevo periodo de sesiones que se abrirá en febrero en el Parlamento, solicitarán la comparecencia de la consejera de Salud y Consumo, Catalina García, para que informe sobre la situación de la sanidad andaluza.
Para Espadas, la situación de la atención sanitaria sobre todo en lo que respecta a la atención primaria preocupa y requiere de una actuación inaplazable. El socialista instó a Moreno se tiene que sentar a dialogar, a escuchar a los profesionales y trasladar medidas.
Para Por Andalucía, «la mala gestión de Moreno y su falta de voluntad por invertir en nuestros servicios públicos están comprometiendo claramente nuestra sanidad pública. Las demoras en atención primaria están provocando la saturación de las urgencias hospitalarias y las listas de espera son inaceptables para pruebas diagnósticas y operaciones quirúrgicas, situación que contrasta con los contratos multimillonarios que el Gobierno andaluz está firmando con las clínicas privadas», afirmó Toni Valero.
El coordinador de IU criticó «los contratos precarios que ofrece la Junta al personal de la sanidad pública están provocando una clara fuga de profesionales a otras comunidades y a otros países de la Unión Europea. En definitiva, Moreno sigue la estrategia de privatización que el PP ya despliega allá donde gobierna, ya sea en Madrid, en Castilla y León o en Andalucía».
La sanidad andaluza vive un largo proceso de deterioro desde hace años, que, según un trabajo de CCOO, tuvo un punto de inflexión tras la imposición por el Gobierno de Mariano Rajoy de la tasa de reposición 0, en vigor durante varios años, lo que llevó a la pérdida de más de 2.700 sanitarios en la Comunidad.
Los indicadores que revelan el estado del sistema, más allá del trazo grueso con el que dibuja el escenario de la sanidad el presidente de la Junta y sus consejeros –el aumento del presupuesto en términos absolutos–, no revelan que el deterioro de la sanidad pública se haya frenado. Por el contrario, está peor que en 2018, cuando los socialistas dejaron el poder, en términos relativos, según revelan los trabajos anuales de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), que permite la comparación entre Comunidades.
En 2018, último año de Gobierno del PSOE, la sanidad andaluza, que había llegado a ocupar en 2009 –antes de que Rajoy obligase a la administración a apretarse el cinturón– el sexto puesto en la clasificación de los mejores servicios de salud de las Comunidades Autónomas, estaba ya en el puesto 12º. En 2022, ya después de cuatro años de Gobierno de Moreno, está en el 14º, por debajo de Madrid, y solo por delante de Canarias, Catalunya y Murcia, según la FADSP.