La formación de coágulos de sangre como posible efecto secundario de la vacunación contra el coronavirus generó temores tras los primeros reportes de problemas de este tipo relacionados con el fármaco de AstraZeneca.
La directora del Servicio Federal de Vigilancia Sanitaria ruso (Roszdravnadzor), Ala Samóilova, ha afirmado este miércoles que el organismo no ha detectado ningún caso de trombosis relacionado con la administración de la vacuna anticovid Sputnik V.
La ausencia de formación de coágulos de sangre como efecto secundario de la vacuna rusa también se confirma a partir de los datos proporcionados por el Ministerio de Salud de Argentina, ha agregado la funcionaria.
Según explicó Samóilova, «la purificación de la vacuna Sputnik V en varias etapas con el uso de cromatografía de alta tecnología [método de separación de mezclas complejas] y microfiltración excluye la infiltración en la vacuna de grandes cantidades de ADN residual, que es un factor de riesgo para la aparición de trombosis».
La jefa del Roszdravnadzor también destacó que Sputnik V tiene una cantidad muy baja de ácidos nucleicos, tan solo 1 o 2 microgramos, frente a los entre 50 y 100 microgramos presentes en otras vacunas contra el coronavirus.
Por su parte, el centro Gamaleya de Moscú, que creó Sputnik V, se ha mostrado dispuesto a compartir su tecnología de purificación con otros fabricantes de vacunas «para ayudarles a minimizar los riesgos de efectos secundarios durante la vacunación». Los especialistas rusos detallaron que usan una tecnología de cuatro etapas, dos de purificación con técnica cromatográfica y otras dos de filtración tangencial.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) informó este miércoles que la posible formación de coágulos de sangre debería figurar como un efecto secundario «muy raro» de la vacuna de AstraZeneca.
Sputnik V supera a otras vacunas en inmunidad con primera dosis, según un informe argentino
El Ministerio de Salud de Argentina elaboró un informe en el que estudió a personas que enfermaron de COVID-19 a 14 días de aplicarse la primera dosis de las vacunas Sputnik V, Sinopharm y Covishield y estableció que la fabricada en Rusia, al mismo tiempo la más aplicada en este país, es la que mejor respuesta da ante un posible contagio.