Al afirmar que la OTAN hace todo lo posible para que el mundo sea más peligroso, Rusia subraya que ha llegado la hora de que esta alianza militar se retire.
La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, ha denunciado que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hace todo lo posible para que el mundo sea más peligroso.
“La alianza no tiene esencialmente nada de lo que presumir. Los aliados de la OTAN tienen un historial de guerras, Estados reducidos a escombros, crímenes de guerra impunes, civiles asesinados e infraestructuras destruidas. Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia. ¿Quién será el siguiente?”, cuestión la funcionaria rusa en cuanto a la reunión del Consejo del Atlántico Norte los días 4 y 5 de abril con motivo del 74.º aniversario del bloque militar.
Tras denunciar que la OTAN se está expandiendo de nuevo hacia Rusia, lo que supone una amenaza para el país euroasiático, la diplomática rusa repudió que la alianza pretenda moverse más allá de su ámbito de responsabilidad tradicional, recrudezca el conflicto en torno a Ucrania, ataque a China, coquetee con Japón y Corea del Sur y trame planes para militarizar el Ártico.
“La OTAN no tiene la intención de detenerse. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, enfatizó el papel global de esta alianza y la necesidad de ir más allá del área tradicional de responsabilidad de esta alianza: la euroatlántica”, puntualizó.
Los comentarios de la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia es en realidad una reacción al ingreso de Finlandia en la OTAN, con el pretexto de estar preocupado por el ataque de Rusia a Ucrania.
“Se está haciendo todo lo posible para que el mundo sea aún más peligroso con el fin de impedir la existencia de centros de poder alternativos capaces de socavar la hegemonía occidental. En general, se puede afirmar que la seguridad y la OTAN son incompatibles. Solo se puede sacar una conclusión: a sus 74 años, es hora de que el bloque se retire”, concluyó Zajárova.
Pese a advertencias de Moscú, Finlandia concretó el 4 de abril su ingreso a la OTAN, en una decisión que fue considerada por el Gobierno ruso como “un atentado contra los intereses nacionales” y que obliga a Kremlin a tomar medidas para garantizar su seguridad.