La munición destructora de tanques
El uranio empobrecido es un producto derivado del enriquecimiento de uranio para combustible de reactores nucleares o para la fabricación de armas atómicas.
Esa sustancia muy pesada y 1,7 veces más densa que el plomo es empleada para endurecer proyectiles de artillería, cohetes de aviación o granadas de carros de combate con el objetivo de aumentar su capacidad de penetración de blindajes de acero y cemento, por ejemplo.
Cuando un proyectil dotado de una cabeza con núcleo de uranio empobrecido impacta contra el lateral de un carro de combate, no estalla en el exterior del vehículo, sino que lo atraviesa y se inflama en el interior en una nube de vapor y partículas que incinera todo lo que encuentra a su paso. La posibilidad de supervivencia de una tripulación de un tanque alcanzado por uno de estos proyectiles es nula.
Ese polvo incandescente liberado, cuando se dispersa o se asienta, es tóxico y, aunque no sea muy radiactivo, puede causar graves daños al organismo, además de contaminar amplias extensiones de territorio si la batalla en la que se emplea este tipo de munición abarca grandes espacios abiertos.
El problema del uranio empobrecido no proviene tanto de su radiactividad (un 60% del uranio natural) sino de su acumulación en el organismo como metal pesado.
Rusia acusa a Occidente de avanzar hacia el choque nuclear
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia acusó a Londres de elevar la escalada bélica en Ucrania a «un nuevo nivel». El titular de ese Ministerio, Serguéi Lavrov, consideró que este suministro de munición de uranio empobrecido «es un paso hacia un agravamiento adicional, un agravamiento serio» de la guerra, que demuestra que Gran Bretaña «está lista para violar la ley humanitaria internacional, como ya se hizo en 1999 en Yugoslavia».
«Sin duda, esto acabará mal para Londres», advirtió Lavrov. El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, señaló que esta decisión reduce la distancia para que se produzca una «colisión nuclear» entre Rusia y Occidente. «Se ha dado un nuevo paso, y cada vez quedan menos por dar», explicó Shoigú, para quien, «por supuesto, Rusia tendrá algo que responder al respecto».
Estados Unidos se ha apresurado a señalar que este tipo de munición ha sido empleada durante décadas (desde los años 70), pues mejora de manera significativa el poder de penetración en las defensas de los tanques enemigos, sin embargo, según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, Washington no está enviando munición de uranio empobrecido a Ucrania.
También Gran Bretaña, la causante de esta polémica, ha rechazado las acusaciones rusas y las ha calificado de desinformación. En un comunicado, el Ministerio británico de Defensa insistió en que el uranio empobrecido «es un componente estándar y no tiene nada que ver con las armas nucleares», por lo que el ejército británico lo ha utilizado para sus granadas de penetración de blindajes «durante décadas».
«Rusia lo sabe y deliberadamente trata de desinformar. Las investigaciones independientes por científicos de organizaciones como la Sociedad Real señalan que es más bien bajo el impacto que el uso de municiones de uranio empobrecido produce en el medioambiente y en la salud de las personas», agrega el comunicado.
Pero pese a los intentos de Estados Unidos y Gran Bretaña de quitarle importancia al uso de esta munición, la Secretaría General de Naciones Unidas ha mostrado su preocupación por la posibilidad de que se utilicen en Ucrania esos proyectiles de uranio empobrecido. Según Farhan Haq, uno de los portavoces de ese centro de mando de la ONU, no es la primera denuncia que se hace sobre la utilización de este tipo de armamento y las consecuencias de su uso.
«Yugoslavización» de Ucrania
La portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova, ha señalado que Occidente estaba buscando un escenario «tipo yugoslavo», en referencia a la campaña militar lanzada por la OTAN contra Serbia en 1999 durante el conflicto por la región de Kosovo y en la que se denunció el empleo de este tipo de munición.
En esa crisis, la OTAN reconoció que había arrojado más de 30.000 proyectiles reforzados con uranio empobrecido en Kosovo, otros 2.500 en el resto de Serbia y 300 más en Montenegro.
A principios de los años 2000, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) denunció la contaminación extensa, aunque de bajo nivel, por la presencia de uranio empobrecido de amplias zonas de Serbia y Montenegro que habían sido bombardeadas por la OTAN.
Las bombas habrían liberado esas partículas al estallar y la tierra y las aguas subterráneas quedaron en parte contaminadas. Cualquier persona que hubiera estado cerca de las explosiones habría quedado expuesta a la inhalación de ese polvo, que habría alcanzado los pulmones y otros órganos vitales.
La propia Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) ha indicado que el uranio empobrecido actúa no tanto como un agente radiactivo sino como un elemento tóxico que con «altas concentraciones en los riñones puede causar daños y, en casos extremos, el colapso renal».
Aunque hay muchas dudas al respecto, la inhalación de uranio empobrecido fue considerada como uno de los posibles factores del llamado «Síndrome del Golfo», que causó graves problemas de salud a los veteranos de la guerra lanzada por Estados Unidos contra Irak en 1991.
Preámbulo de la contraofensiva ucraniana
Pero no es el envenenamiento o la radiación que puedan sufrir sus tropas lo que más preocupa a Moscú. Diariamente, sus generales envían a la muerte en lugares del frente como Bakhmut a miles de soldados oleada tras oleada contra las líneas ucranianas, en unos choques brutales donde lo que menos importa es si uno inhala polvo de uranio empobrecido o las cenizas de un compañero pulverizado por un misil estadounidense.
A Moscú le preocupa que el envío de este tipo de munición «destructora de tanques» sea el preámbulo de la contraofensiva ucraniana de la que se lleva hablando meses y de la que podría depender el destino mismo de la guerra.
Ucrania está recibiendo los carros de combate prometidos por los países europeos, como los Challenger 2 o los Leopard 2 de fabricación alemana. También aviones Mig-29 de países de Europa del Este. Y Kiev reclama ya misiles de largo alcance.
Dotados con esta maquinaria de guerra pesada, las unidades ucranianas podrían abrir numerosas brechas en el frente e incluso rebasar la frontera de Rusia y atacar objetivos dentro de su territorio.
Quizá tales golpes de mano no serían decisivos desde el punto de vista táctico, pero sí asestarían un duro revés propagandístico a Rusia, de ahí la necesidad de organizar buenas ofensivas o de defenderse y derrotar de las que a uno le caigan encima.
El anuncio de la llegada de munición capaz de destruir cualquier blindaje ruso, el suministro de armas cada vez más sofisticadas como los Leopard o los Mig-29 y la resistencia ucraniana en torno a determinados puntos vitales en el frente, como esa localidad de Bakhmut, en la región de Donetsk, para desgastar la capacidad ofensiva rusa, apuntan a esa contraofensiva ucraniana inminente.
La contraofensiva, a fines de marzo o principios de abril
Así lo cree Yevgueni Prigozhin, jefe de las milicias paramilitares Wagner. Prigozhin ha escrito una carta abierta al ministro de Defensa Shoigú en la que emplaza esa contraofensiva ucraniana a fines de marzo o principios de abril.
Uno de los objetivos de ese ataque es aislar a estos regimientos paramilitares del resto del ejército ruso en Donetsk.
La contraofensiva ucraniana, según Prigozhin, podría tener otro de sus objetivos en la ciudad rusa de Belgorod, muy cercana a la frontera común. En torno a Belgorod ya ha habido incursiones de comandos y ataques con drones contra instalaciones energéticas y unidades militares, como si se estuviera tanteando el terreno.
Según Prigozhin, la contraofensiva ucraniana pretende llevar la guerra a la propia Federación Rusa y es Belgorod la ciudad que tiene más papeletas. El efecto propagandístico de territorio ruso ocupado por Ucrania sería demoledor y muy útil para Kiev si se dieran las condiciones para unas negociaciones de paz. Y el momento para dar ese paso, con el comienzo de la primavera y la presentación del plan de paz chino, parece haber llegado.
Y como si le diera la razón a Prigozhin, el comandante en jefe de las fuerzas de tierra ucranianas, Oleksandr Syrskyi, se ha pronunciado este jueves en una red social: «Muy pronto, aprovecharemos esta oportunidad, como ya hicimos en el pasado en Kiev, Járkov, Balakliya y Kupiansk», citando algunos de los puntos donde el ejército ucraniano se impuso al ruso.